nuevatribuna.es
5 de marzo de 2010, 3:54
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 5.3.2010
No obstante, el balance de 279 víctimas mortales no es definitivo, porque aún falta sumarle un número indeterminado de desaparecidos a causa de los tsunamis que arrasaron decenas de ciudades y poblados costeros en las regiones siniestradas.
La información fue entregada por el viceministro del Interior, Patricio Rosende, portavoz de la emergencia tras la decisión del Gobierno de sacar del escenario de a la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), la cual se ha visto envuelta en una serie de polémicas a causa de su actuación durante los días posteriores al seísmo.
Rosende informó además de que la presidenta Michelle Bachelet decretó tres días de duelo nacional por las víctimas, a quienes los chilenos podrán homenajear izando la bandera nacional en sus casas, excepcionalmente, ya que, por ley, esta es una medida sólo autorizada para las Fiestas Patrias de septiembre.
Según el viceministro de Interior, el izamiento de la bandera será "un testimonio de solidaridad" del país para promover la reconstrucción. Otra medida fue la postergación de la entrada en vigencia del horario de invierno (austral), que estaba planificada para el segundo sábado de marzo, por lo cual los relojes deberán retrasarse en una hora el próximo 3 de abril.
A estas alturas, lo que parece confirmado es que el Gobierno chileno no evaluó correctamente la dimensión del terremoto y tardó en reaccionar. Sin embargo, la presidenta Michelle Bachelet no lo reconoce y ayer defendió la actuación de su Ejecutivo.
Visiblemente abrumada, la mandataria compareció este jueves ante la prensa para responder a las crítica sobre el tardío despliegue del ejército, (lo que ha impoedido contener los saqueos), el abandono en el que se encuentran muchos damnificados que aún no han recibido alimentos y la total ausencia de equipos de rescate en muchas zonas del país, donde se dice que hay víctimas que quizás habrían podido sobrevivir si los equipos de rescate hubieran llegado antes. Es en este contexto en el que el Gobierno chileno rebaja ahora la cifra oficial de víctimas mortales.
La presidenta negó que Chile hubiera rehusado la ayuda internacional y criticó a los medios extranjeros que lo han publicado. No obstante, indicó que a todos los líderes internacionales que la llamaron tras el seísmo ofreciendo equipos y víveres les respondió que antes se debía realizar una evaluación. Bachelet trasladó esa responsabilidad a los bomberos -que en Chile son voluntarios e incluso deben pagarse el traje de su bolsillo- y explicó que se llegó a la conclusión de que "no se necesitaban más rescatistas". Sin embargo, en las zonas devastadas sus residentes denuncian que en sitios donde se supone que hay víctimas sepultadas, nunca nadie llegó a buscarlas.
Pese a todo, Bachelet volvió a insistir en que "en todos lados se está haciendo rescate". Lo cierto es que no se ha hallado ningún superviviente, más allá de las personas rescatadas en las primeras horas tras el seísmo. Muchos murieron sin que nadie los buscara.
De todas formas, Bachelet dejó entrever que la crisis no se ha gestionado bien y se escudó en la dificultad para transmitir información. "Fallaron las comunicaciones del país", dijo. "Llegará el momento en que habrá que hacer un análisis muy profundo, en qué se acertó, en qué se falló", añadió la mandataria. Por otra parte, el ministro del Interior chileno, Edmundo Pérez Yoma, intentó descargar anteayer las culpas del Gobierno en las fuerzas armadas, a las que responsabilizó de la respuesta tardía y los problemas logísticos. La Armada ya reconoció su error al no alertar del tsunami tras el terremoto y que causó el mayor número de víctimas.
No obstante, el balance de 279 víctimas mortales no es definitivo, porque aún falta sumarle un número indeterminado de desaparecidos a causa de los tsunamis que arrasaron decenas de ciudades y poblados costeros en las regiones siniestradas.
La información fue entregada por el viceministro del Interior, Patricio Rosende, portavoz de la emergencia tras la decisión del Gobierno de sacar del escenario de a la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), la cual se ha visto envuelta en una serie de polémicas a causa de su actuación durante los días posteriores al seísmo.
Rosende informó además de que la presidenta Michelle Bachelet decretó tres días de duelo nacional por las víctimas, a quienes los chilenos podrán homenajear izando la bandera nacional en sus casas, excepcionalmente, ya que, por ley, esta es una medida sólo autorizada para las Fiestas Patrias de septiembre.
Según el viceministro de Interior, el izamiento de la bandera será "un testimonio de solidaridad" del país para promover la reconstrucción. Otra medida fue la postergación de la entrada en vigencia del horario de invierno (austral), que estaba planificada para el segundo sábado de marzo, por lo cual los relojes deberán retrasarse en una hora el próximo 3 de abril.
A estas alturas, lo que parece confirmado es que el Gobierno chileno no evaluó correctamente la dimensión del terremoto y tardó en reaccionar. Sin embargo, la presidenta Michelle Bachelet no lo reconoce y ayer defendió la actuación de su Ejecutivo.
Visiblemente abrumada, la mandataria compareció este jueves ante la prensa para responder a las crítica sobre el tardío despliegue del ejército, (lo que ha impoedido contener los saqueos), el abandono en el que se encuentran muchos damnificados que aún no han recibido alimentos y la total ausencia de equipos de rescate en muchas zonas del país, donde se dice que hay víctimas que quizás habrían podido sobrevivir si los equipos de rescate hubieran llegado antes. Es en este contexto en el que el Gobierno chileno rebaja ahora la cifra oficial de víctimas mortales.
La presidenta negó que Chile hubiera rehusado la ayuda internacional y criticó a los medios extranjeros que lo han publicado. No obstante, indicó que a todos los líderes internacionales que la llamaron tras el seísmo ofreciendo equipos y víveres les respondió que antes se debía realizar una evaluación. Bachelet trasladó esa responsabilidad a los bomberos -que en Chile son voluntarios e incluso deben pagarse el traje de su bolsillo- y explicó que se llegó a la conclusión de que "no se necesitaban más rescatistas". Sin embargo, en las zonas devastadas sus residentes denuncian que en sitios donde se supone que hay víctimas sepultadas, nunca nadie llegó a buscarlas.
Pese a todo, Bachelet volvió a insistir en que "en todos lados se está haciendo rescate". Lo cierto es que no se ha hallado ningún superviviente, más allá de las personas rescatadas en las primeras horas tras el seísmo. Muchos murieron sin que nadie los buscara.
De todas formas, Bachelet dejó entrever que la crisis no se ha gestionado bien y se escudó en la dificultad para transmitir información. "Fallaron las comunicaciones del país", dijo. "Llegará el momento en que habrá que hacer un análisis muy profundo, en qué se acertó, en qué se falló", añadió la mandataria. Por otra parte, el ministro del Interior chileno, Edmundo Pérez Yoma, intentó descargar anteayer las culpas del Gobierno en las fuerzas armadas, a las que responsabilizó de la respuesta tardía y los problemas logísticos. La Armada ya reconoció su error al no alertar del tsunami tras el terremoto y que causó el mayor número de víctimas.