martes. 23.04.2024
Chávez junto a sus hijas Rosa Inés (d) y Rosa Virginia (i)

Existían dudas de si Chávez iría finalmente a inscribirse como candidato, dada la gravedad de su dolencia

Cuando se cumplía exactamente un año de la primera de las tres intervenciones quirúrgicas a las que se sometió Hugo Chávez, el presidente venezolano volvió por sus fueros con un larguísimo discurso que desmintió en parte los rumores sobre sus malas condiciones físicas para enfrentar la campaña electoral. Después de presentar personalmente su candidatura para las elecciones del próximo 7 de octubre, protagonizó uno de sus habituales alocuciones, casi tres horas que recordaron los clásicos Aló Presidente, sin mostrar signos de cansancio.

Con el rostro todavía muy abotargado, pero ya con pelo, Chávez convirtió un simple hecho burocrático, como era presentar la documentación de su candidatura, en el puntapié de la campaña electoral, aunque ésta no comenzará oficialmente hasta el próximo 1 de julio. Esta comparecencia fue cuidadosamente preparada. Ninguna información previa confirmaba que el presidente venezolano hablaría, lo que alimentó rumores diversos.

Estuvo acompañado de sus dos hijas, su hermano Adán (gobernador del estado Barinas), el vicepresidente Elias Jauá y otros dirigentes políticos como Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional). Chávez hizo un recorrido en camión descubierto entre el palacio presidencial de Miraflores y la céntrica Plaza Caracas, donde tiene su sede el Consejo Nacional Electoral, donde un grupo de partidarios lo recibió lanzando pétalos de rosas.

Después vino el discurso, en el que era el primer acto masivo que protagonizaba desde el 13 de abril, antes de su último viaje a Cuba, donde se sometió a sesiones de radioterapia. El sábado pasado aseguró que los últimos exámenes fueron positivos, sin dar mayores detalles.

Existían dudas de si Chávez iría, finalmente, a inscribirse como candidato, dada la gravedad de su dolencia. Pareció aguantar la prueba con este largo discurso, aunque le queda por delante una campaña que puede ser agotadora. Según el Consejo Nacional Electoral se pueden sustituir candidatos hasta 10 días antes de las elecciones y en caso de no poder sustituirse las papeletas, los votos irían al candidato sustituto.

En su reaparición, Chávez estuvo vestido con la tradicional camiseta y boina de color rojo y una cazadora con el diseño de la bandera venezolana. Escenificó su habitual discurso con incontables historias de Bolívar, canciones a capella e invocaciones a la Patria. Cuando entró en contenidos, descalificaciones a la oposición (majunches, cipayos, burgueses, vendepatrias y anuncios de que es imposible la victoria opositora.

“Vamos a vencer por nocaut”, aseguró, aunque prometió que sería el primero en reconocer el resultado de las elecciones. Advirtió a la oposición de que si se repitieran actos desestabilizadores contra su gobierno, la respuesta sería profundizar la “revolución socialista”.

Chávez explicó que su plan para el próximo período de gobierno (2013-2019) se centra en cinco objetivos: mantener la independencia nacional, profundizar el socialismo, convertir a Venezuela en una potencia, acabar con la unipolaridad del Imperio y contribuir a la salvación del planeta.

La retransmisión del canal oficial de televisión no contó con las habituales imágenes aéreas, lo que hace sospechar que la asistencia no fue tan masiva como se pretendía, aunque es evidente el poder movilizador del chavismo, que cuenta además con todo el aparato del Estado a su disposición. La oposición denunció que el gobierno había dado día libre a los funcionarios y que muchos habían sido obligados a asistir al acto.

Las encuestas siguen dando clara ventaja a Chávez, pero la oposición cuenta en estas elecciones con las mejores posibilidades de las últimas consultas

La inscripción de la candidatura de Chávez fue precedida en 24 horas por la de su rival, Henrique Capriles, candidato único de la oposición. También aprovechó para hacer una demostración de fuerza, movilizando una multitud en Caracas, en la que fue la mayor manifestación que pudo hacer el antichavismo en los últimos 10 años.

El 7 de octubre será la cuarta elección de Chávez que, si vence y su salud lo acompaña, completaría 20 años en el poder. Pero su adversario es también un candidato que hasta ahora no conoce la derrota. Es más, en las últimas elecciones le ganó la gobernación del Estado Miranda a uno de los hombres fuertes del chavismo, Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional, que ha sido considerado como uno de los posibles sucesores de Chávez.

La figura de Capriles ganó peso a fines de 2010 cuando se produjeron importantes inundaciones en todo el país. Su rápida reacción, poniéndose al frente de los trabajos de rescate, sumergiéndose incluso en el agua, le valió un reconocimiento general. Fue exactamente lo que hizo en su momento el canciller alemán, Gerhard Schröeder, que le valió ganar las eleciones del 2002, que daba por perdidas.

Las encuestas siguen dando clara ventaja a Chávez, pero la oposición cuenta en estas elecciones con las mejores posibilidades de las últimas consultas. No solo porque se presenta unida, con un candidato que venció claramente en las elecciones internas. También porque la situación en el país no se corresponde con el cuadro que pinta el gobierno de Chávez. A pesar de las inmensas rentas del petróleo, Venezuela tiene importantes problemas sociales, pobreza y marginalidad, desabastecimiento de productos básicos, una inflación del 26% que golpea a toda la población, y altísimas tasas de inseguridad ciudadana.

Acto masivo de Chávez al presentar su candidatura