viernes. 03.05.2024

¿Quién ha elegido a Estados Unidos para gobernar en Haití?

AGNESE MARRA
La excusa de “establecer el orden” ya no se sostiene. No sólo controlan el aeropuerto y expulsan a los periodistas y cooperantes. Las tropas norteamericanas se han establecido en todas las comisarías, los centros de comunicaciones, los cuarteles militares y han establecido enclaves en toda la capital. ¿Se puede seguir hablando de ‘colaboración’?
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NUEVATRIBUNA.ES - 21.01.2010

Se cumple una semana desde que las tropas estadounidenses se hicieran con el control total del aeropuerto de Puerto Príncipe. Se desconocen las causas. El Gobierno de Haití no ha hecho ninguna declaración formal delegando el mando en Estados Unidos. En las escasísimas declaraciones del presidente haitiano, René Preval, ha “agradecido” el trabajo de los norteamericanos, pero en ningún momento ha informado que fueran ellos los que a partir de ahora se encargaran del funcionamiento del país.

Los primeros efectos de este ‘control’ ya se han hecho notar. Primero fueron las ONG internacionales las que denunciaron que los soldados estadounidenses primaban la llegada de nuevas tropas antes que la de ayuda humanitaria . Después diversos mandatarios europeos, con Francia a la cabeza, protestaron por el nuevo dominio estadounidense, país que decidió enviar a 10.000 militares sin consultar a Naciones Unidas. Ahora les ha tocado el turno a los periodistas.

Gran parte de los corresponsales internacionales habían hecho su ‘hogar’ en el aeropuerto. Dormían en tiendas de campaña, al lado de los cooperantes internacionales, y se ubicaban en esta zona por las facilidades para acceder a Internet y encontrar la energía necesaria para tener en pie a sus ordenadores. La falta de alojamientos, y el cartel de ‘completo’ en los pocos hoteles que no han sido devastados, no dejaban otras posibilidades para los centenares de periodistas instalados en la capital haitiana.

La noticia llegó el miércoles por la tarde (hora haitiana). Una serie de soldados norteamericanos se acercaron a algunos periodistas españoles y les indicaron que tenían que abandonar el aeropuerto en tres horas. Ante las quejas de la prensa, se pusieron benévolos y extendieron el ultimátum hasta la primera hora de la mañana de este jueves (08.00). “Han decidido expulsarnos sin dar explicaciones de ningún tipo”, informó el enviado especial de Radio Televisión Española, Fran Sevilla, quien explicaba: "Hay enormes problemas de alojamiento en Puerto Príncipe donde los pocos hoteles que funcionan y con precariedad de medios están abarrotados".

La prensa internacional no ha tardado en protestar por una medida de la que se desconoce su objetivo. El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, ha asegurado que está en conversaciones con Estados Unidos para pedir explicaciones por esta expulsión. Por el momento los corresponsales tienen que buscar rápidamente un nuevo alojamiento y los medios necesarios para poder seguir ejerciendo su profesión.

La decisión norteamericana ha pillado a todo el mundo por sorpresa. No se sabe si la prensa incomodaba demasiado dando informaciones y sacando fotos como en las que aparecían los soldados tirando gases lacrimógenos a los haitianos o disparándoles con balas de goma. Quizás prefieran alejar a los medios para que no sigan denunciando el retraso del reparto de la ayuda y su voluntad por extender los tentáculos militares a lo largo del país.

MÁS ALLÁ DEL AEROPUERTO

La expulsión de los medios no ha sido la única muestra de dominio de territorio. En los últimos días las tropas norteamericanas han pasado de una vigilancia discreta a rondas constantes a lo largo del aeropuerto. Las personas llegan al país (cooperantes fundamentalmente) son revisadas minuciosamente en largos controles de documentación que incluyen paso por los detectores de metales, tanto para los ciudadanos como para los coches que pasan por el aeródromo. Mientras, informa el diario mexicano El imparcial, “se intensifica el arribo de aeronaves estadounidenses, vacías de ayuda humanitaria y llenas de marines”.

Los exhaustivos controles se extienden más allá del aeropuerto. Las tropas norteamericanas han ocupado las comisarías, los centros de telecomunicaciones, los cuarteles militares y han establecido enclaves en toda la capital, informan desde el diario Crítica de la Argentina.

Tal y como había prometido Barack Obama, ya hay 12.000 militares estadounidenses “guardando el orden” y 14 buques, entre ellos un portaviones y un portahelicópteros, que controlan el tráfico en las aguas de Puerto Príncipe. No podían faltar dos lanchas artilladas para restringir la salida a cualquier embarcación pequeña tripulada por haitianos, y de este modo cumplir la otra gran misión estadounidense: controlar el flujo migratorio .

CONTINÚAN OBSTACULIZANDO AYUDA

Las tropas estadounidenses siguen haciendo oídos sordos a las protestas internacionales, y la ayuda humanitaria permanece como un objetivo secundario. El último organismo en denunciarlo ha sido el Centro de Investigación Económica y Política europeo quien no ha podido entregar la ayuda a la población haitiana debido a que los militares americanos les niegan el uso de puertos. CEPR ha cuestionado las justificaciones recibidas por Estados Unidos: “Dicen que la violencia que hay en el país les obliga llevar estos controles. No nos creemos que haya tanta violencia”, decía el portavoz del organismo europeo.

Médicos Sin Fronteras fue la primera ONG en dar la voz de alarma. Este miércoles volvió a protestar por la situación: “Uno de nuestros aviones cargado con 12 toneladas de equipo médico y dos máquinas para hacer diálisis, fue rechazado tres veces antes de que se le permitiera aterrizar en Puerto Príncipe”, denunciaba.

La forma americana de distribuir la ayuda tampoco convence. El gobierno haitiano “no está del todo contento” con las maneras de las fuerzas norteamericanas para distribuir el agua y los alimentos de emergencia. Su técnica consiste en tirar desde el aire, casi siempre a unos 3 metros, las cajas de agua y comida, lo que provoca que muchas personas se queden sin acceso a esta ayuda.

"A nosotros no nos gusta eso porque cuando ellos tiran -la ayuda- por la borda, sólo la atrapan los más fuertes. Debían crear áreas de concentración y distribución donde los helicópteros puedan aterrizar", dijo el embajador de Haití en Washington.

EL PELIGRO DE UN GOBIERNO FANTASMA

Nueve días después del brutal terremoto el Gobierno haitiano apenas ha aparecido en los medios. La población se quejaba los primeros días de que el presidente no diera un discurso con algunas palabras de ánimo. A pesar de que este tipo de gestos son cruciales en momentos como este, acciones más importantes como manifestar quién y cómo se está al mando de la situación, no se han producido.

El Gobierno de este país caribeño parece un fantasma más entre los cadáveres que ha dejado el seísmo. El mandatario haitiano, René Preval, ha dejado las declaraciones sólo para agradecer la ayuda internacional y el trabajo de los cooperantes. En ningún momento ha dado una orden política, ha indicado cómo prefería que se distribuyera la ayuda, o ha mostrado que el Estado (con mayúscula) está vivo y no devastado, tal y como parece.

La última comparecencia de Préval ha sido para dar a conocer que el último recuento de víctimas ya alcanzaba las 75.000. También ha querido hablar cuando le han preguntado por la presunta ‘ocupación’ norteamericana: “No tenemos ningún problema ideológico para recibir la ayuda de los que tienen la capacidad y quieren socorrernos. Estados Unidos ya nos invadió en el pasado, ahora no estamos preocupados”.

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