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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 22.6.2009

Reformar la ley electoral, de manera que los grandes partidos tengan más peso y haya mayorías más fuertes en el Parlamento. Es la propuesta sobre la que se pronuncian en referéndum los italianos entre este domingo y este lunes. Eligen, además, a sus representantes en 102 ciudades y 22 provincias en las que ha debido celebrarse una segunda vuelta.

Pero todas las miradas están puestas en la investigación que la procuraduría de Bari lleva a cabo en la persona del empresario Gianpaolo Tarantini, amigo y colaborador de Berlusconi y reclutador de mujeres para sus fiestas. Tras saberse que el primer ministro invitaba a modelos y prostitutas, a las que presuntamente pagaba por asistir. La Iglesia, tradicional aliada de la derecha, ha pedido a Il Cavaliere explicaciones por los escándalos. Está por ver si éstos le pasan factura en las urnas.

El diario La Repubblica, por otra parte, publica este lunes nuevas revelaciones que apuntan a que al menos de cuatro ocasiones Gianpaolo Tarantini reclutó mujeres para llevar a las fiestas del primer ministro. El sábado, el propio Tarantini declaró que no sabía lo que hacía y que “en cada caso, cuando daba dinero a las chicas, era en concepto de reembolso por sus gastos”.

Aunque Berlusconi no es objeto de esta investigación, lo cierto es que cada día que pasa los indicios sobre el carácter dudoso de las fiestas que se celebraban en la residencia del primer ministro son más sólidos. Los investigadores están convencidos de que el número de mujeres involucradas es mucho más amplio de lo que se sospechaba en un principio. La lista de las que tendrán que prestar declaración en los próximos días alcanza ya la treintena.

Otro aspecto que está resultando sumamente inquietante para los investigadores, según relata también La Repubblica, es que el acceso al Palazzo Grazioli y a Villa Certosa era absolutamente introlado. Según han relatado Patricia D’Addario y Lucia Rossini, esta última en declaraciones al diario, para que se abrieran las puertas bastaba con una llamada de teléfono de Gianpaolo. Todas ellas han podido captar imágenes del interior de la casa, asmilable por ley a una residencia de Estado. El fallo de seguridad es enorme, afirma La Repubblica, si se tiene en cuenta que esas mismas habitaciones han sido frecuentadas por dirigentes internacionales.

La guinda de todo esto es el posible tráfico de drogas. De algunas conversaciones grabadas por los investigadores se desprende que había algunos colaboradores de Tarantini que consumían sustancias estupefacientes.

¿Empiezan a calar en los italianos los escándalos de “Il Cavaliere”?