viernes. 29.03.2024

"El judaísmo es una religión, no tiene nada que ver con Israel como estado"

AGNESE MARRA
Así lo plantea el periodista Mayed Dibsi. Sin embargo, para Benjamin Netanyahu reconocer el estado de Israel como estado de los judíos es condición sine qua non para mantener las negociaciones con Palestina. Este diario analiza la trascendencia de una petición que no convence a algunos israelíes, y que preocupa por sus tintes racistas.
NUEVATRIBUNA.ES - 03.09.2010

Hasta dentro de quince días el presidente de Israel Benjamin Netanyahu , y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, no se volverán a reunir. Estados Unidos saca su mejor sonrisa y proclama que las negociaciones están en marcha y que “cada vez se está más cerca del proceso de paz”.

Hace tiempo que nadie confía en estos encuentros. Después de tres décadas de negociaciones fracasadas y de los constantes incumplimientos por parte de Israel de cada una de las resoluciones que ha dado Naciones Unidas, el escepticismo es la religión que se impone en estas reuniones.

Estos encuentros parecieran estar gafados desde el primer momento, no sólo porque no se quieran hacer concesiones, sino porque el fondo del problema está mal enfocado desde su origen. Estados Unidos no puede plantear una negociación como si se tratarse de dos estados en igualdad de condiciones que simplemente tienen que repartirse un territorio. El problema de fondo es cómo negociar entre un estado invasor frente a otro ocupado.

Las reivindicaciones de ambos apenas han variado –salvo que cada vez se anexionan más territorios- y los puntos de conflicto son muchos, pero hay dos especialmente relevantes. El primero de ellos es el de los asentamientos israelíes. El colonialismo de Israel, sus ansias de extensión y ocupación son imparables. Abbas ayer volvió a recordar que se mantuviera la moratoria –duraba once meses que se acaban el 26 de septiembre- sobre la ampliación de asentamientos judíos en el territorio ocupado tras la guerra de 1967, como requisito para continuar las negociaciones.

RELIGIÓN O COLONIALISMO

El segundo punto de conflicto es una vieja reivindicación de los israelíes: el reconocimiento del Estado de Israel como Estado de los judíos. Esta petición no se queda en un reconocimiento sino que se convierte en una suerte de colonialismo religioso con tintes racistas algo preocupantes.

“El judaísmo es una religión, no tienen nada que ver con Israel, que es un proyecto colonial que se instala en Palestina”, matiza para nuevatribuna.es el periodista palestino afincado en España, Mayed Dibsi. “La judaización significa crear una legitimación histórica para Israel, por no hablar de los términos racistas que implica, y que obliga los palestinos con ciudadanía israelí a irse o bien a convertirse en ciudadanos de tercera”, explica Dibsi.

El periodista insiste en como la religión pasa a ser la herramienta colonial “que tiene como ambición no dejar libre a territorios ocupados como Cisjordania”, una zona que bajo justificaciones mesiánicas no dejan reconocérsela a los palestinos. Mayed Dibsi no se muestra escéptico ante las negociaciones, más bien está en contra: “Israel pretende perder tiempo negociando para que los palestinos se agoten y terminen renunciando a sus territorios y a sus derechos”. Según Dibsi la única opción que plantea Israel es la de: “Territorios a cambio de perdonaros la vida, de dejaros sobrevivir”.

La periodista y activista de izquierdas israelí, Shulamit Aloni, insiste en que el enfoque del conflicto está mal planteado: “Es un error pensar que el conflicto emprendido en esta tierra desde el principio de la empresa sionista radica en la autodeterminación nacional de dos pueblos - el pueblo judío y el pueblo palestino -, donde ambos consideran a la Tierra de Israel como su patria, hay que reconocer el afán colonizador de Israel, señalaba en su artículo Israel. ¿Todavía una democracia?.

Aloni también critica se opone al reconocimiento del Estado de Israel como estado de los judíos: “Los judíos son, en efecto, tanto una religión como un pueblo, pero no una nación. La definición de una nación sólo esta determinada por la nacionalidad de una persona y no tiene en cuenta su religión, origen o afiliación tribal. El estado de Israel, como una democracia, es un estado de todos sus ciudadanos, y el gobierno de Israel representa a todos los israelíes y sólo a los israelíes”, explicaba en un artículo que escribió en 2002.

Sin embargo, la israelí ha reconocido en numerosas ocasiones que los palestinos residentes en Israel no viven ni mucho menos en igualdad de condiciones. Teniendo en cuenta que les expropiaron sus casas, que viven marginados en guetos en barrios que en ocasiones están en estado de demolición, completamente olvidados por el Estado. Ni siquiera sus hijos tienen derecho a una educación digna ya que Israel no invierte en educación en las zonas de mayoría árabe.

La ONG israelí Ir Amim reconocía hace apenas un mes que en las escuelas con mayoría de alumnos árabes tienen una carencia de 1.000 aulas, no disponen de librerías, ni laboratorios, y apenas los patios y los lavabos de esos colegios tienen las mínimas condiciones de salubridad.

El resultado es que el abandono escolar palestino en Jerusalén Este – zona de mayoría palestina- ronda el 50% en contraste con el 11.8% de los estudiantes judíos de la ciudad. Este dato es sólo un ejemplo de una realidad social, que parece resumirse en que no hace falta que se reconozca el Estado de Israel como Estado de los judíos para ver como los palestinos ya son ciudadanos de tercera, y de cuarta. Si ese reconocimiento se llevara a cabo ¿Qué les espera a los palestinos?

"El judaísmo es una religión, no tiene nada que ver con Israel como estado"