sábado. 27.04.2024
sergio_massa
Sergio Massa

@jgonzalezok |

El actual ministro argentino de Economía, Sergio Massa, será el candidato del peronismo en las próximas elecciones generales del 22 de octubre (2ª vuelta el 19 de noviembre), en una nueva prueba de debilidad política de Cristina Kirchner, actual vicepresidenta y jefa todavía indiscutible del espacio político. La viuda del ex presidente Néstor Kirchner tuvo un dominio absoluto sobre el peronismo en los dos períodos en que fue presidenta (2007-2011 y 2011-2015), lo mantuvo en la oposición contra el gobierno de Macri y fue quien decidió que Alberto Fernández fuera el candidato en el 2019. Ahora, tuvo que ceder y aceptar a Sergio Massa como el candidato de unidad, el hombre que había dicho que la iba a meterla presa cuando se fue temporalmente del peronismo en 2013.

Massa representa lo opuesto a lo que Cristina Kirchner y sus seguidores en el peronismo dicen representar. Con grandes amistades en el mundo político de Washington, defensor de políticas a favor del mercado y relaciones estrechas con funcionarios de organismos internacionales, comparte sin embargo espacio político con quienes quieren romper las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y defienden dictaduras como las de Venezuela y Nicaragua.

Aparte de la extravagancia que supone presentar como candidato a alguien con resultados tan escandalosamente pobres en la economía (114 % de inflación, 40 % de pobreza), la candidatura de Massa se anunció oficialmente menos de 24 después de que el kirchnerismo anunciara que el aspirante apoyado por Cristina sería el ministro del Interior, Eduardo Wado De Pedro. Esta candidatura duró entre las 23.23 del jueves 22 y las 20.49 del viernes 23, momento en que De Pedro, disciplinadamente, se bajó de la carrera presidencial al anunciarse que había una candidatura de unidad, la de Massa y Agustín Rossi como aspirante a la vicepresidencia.

La candidatura de De Pedro fue boicoteada por los gobernadores peronistas, que entendieron que era la forma más segura de perder. A pesar de ser ministro del Interior, tiene un bajo nivel de conocimiento popular y cero carisma. A Cristina Kirchner se le reconoce un liderazgo político sobre un sector fiel, aunque menguante, del peronismo, pero también tiene un histórico de malas elecciones de candidatos: sus dos vicepresidentes fueron un fiasco: Julio Cobos fue marginado casi desde el comienzo de su primer gobierno, acusado de traidor; el segundo vice, Amado Boudou, fue condenado por corrupción. También eligió a Alberto Fernández, el actual presidente, del que reniega casi desde el primer momento. 

El fugaz candidato Eduardo De Pedro es un fiel soldado de Cristina Kirchner. Fue su delegado en la Casa Rosada durante el gobierno de Alberto Fernández y respondió en todo momento a la vicepresidenta, no a su jefe natural, el presidente. Había sido presentado como el representante de la “generación diezmada”, es decir, de los hijos de desaparecidos y asesinados por la dictadura (1976-1983). Era el candidato del kirchnerismo puro, por lo que su efímera postulación dejó descolocados a los militantes que en épocas pasadas cantaban un lema hoy olvidado: “No pasa nada si todos los traidores se van con Massa”.

Sergio Tomás Massa, definido hace unos días por el columnista Joaquín Morales Solá como un arribista de la política -Mauricio Macri lo había bautizado como ventajita, por oportunista-, jugó fuerte en los últimos días para ser el candidato único del peronismo. Entre las versiones que circularon en las últimas horas está la de que amenazó con renunciar al ministerio de Economía, lo que provocaría una turbulencia letal para la situación socioeconómica del país. 

Sergio Massa había roto con el kirchnerismo en 2013, cuando fundó el Frente Renovador y presentó una lista propia por fuera del peronismo en las elecciones parlamentarios de medio término, derrotando al oficialismo en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, siendo su jefe de campaña Alberto Fernández. Estas elecciones significaron el fin del sueño kirchnerista de “Cristina Eterna”, es decir, reelección indefinida de la entonces presidenta, previa reforma de la Constitución.

“Nunca más, para mí es una etapa terminada”, había respondido en esa época cuando le preguntaron si se iba a volver a juntar con los kirchneristas. “Yo no tengo nada que ver con La Cámpora” (la agrupación de Máximo Kirchner), afirmó también. “Yo con el kirchnerismo no voy ni a la esquina, porque lo único que el kirchnerismo tiene que explicar en esta etapa es campos, hoteles, aviones… yo no tengo nada que ver con eso”, señaló en referencia a los casos de corrupción.

El itinerario político de Massa fue sinuoso. Empezó militando en las juventudes de un partido neoliberal -la UCEDE de Álvaro Alsogaray- pero después pasó por todas las modalidades del peronismo: el también neoliberal menemismo, estuvo con Eduardo Duhalde, fue kirchnerista, anti kirchnerista y nuevamente kirchnerista. Durante un año -julio de 2008 a julio de 2009- había sido jefe de gabinete de Cristina Kirchner, sustituyendo al actual presidente, Alberto Fernández.

En 2015, fase de máximo enfrentamiento con el kirchnerismo y con Cristina, encabezó un acto en el que prometió acabar con los ñoquis de la Cámpora, es decir, los militantes de la organización de Máximo Kirchner; lo de ñoquis es un argentinismo para designar a los funcionarios públicos que trabajan de militantes y que solo pasan por su teórico puesto de trabajo para cobrar a fin de mes. En ese mismo acto prometió encarcelar a los corruptos y meter presa a Cristina, que estaba (y está) acusada en numerosas causas de corrupción.

Pero en las elecciones de 2019, Cristina Kirchner no solo repescó a Alberto Fernández, que llevaba años haciendo críticas durísimas a la ex presidenta. También logró atraer a Sergio Massa, que fue durante los tres primeros años del actual gobierno el presidente de la Cámara de Diputados, y desde julio del año pasado, ministro de Economía.

A pesar de la durísima situación que vive el país y de que Massa es el responsable de la economía, los analistas coinciden en que es el candidato que mejores posibilidades ofrece al peronismo

A pesar de la durísima situación que vive el país y de que Massa es el responsable de la economía, los analistas coinciden en que es el candidato que mejores posibilidades ofrece al peronismo. Antes de conocerse las candidaturas, las encuestas venían pronosticando que el peronismo podía quedar en tercer lugar, con lo que no tendría la posibilidad de competir en una segunda vuelta, un resultado que sería catastrófico y que marcaría el peor resultado de su historia. Aun así, nadie se atreve a vaticinar su victoria el próximo 22 de octubre o en la segunda vuelta del 19 de noviembre. Si pierde, a sus 51 años tiene tiempo por delante para disputar nuevamente la presidencia, pero tendrá que convertirse en el referente del peronismo, jubilando a Cristina Kirchner y sus muchachos.

Antes de las elecciones, el 13 de agosto habrá las elecciones primarias (PASO, Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), que en el caso del peronismo ya están resueltas con la candidatura de unidad. Para ser exactos, habrá dos candidaturas, pero el contrincante de Massa es Juan Grabois, un personaje muy conocido pero marginal dentro del peronismo. Pero las primarias tienen la característica de suponer una encuesta a escala real de las preferencias de los votantes, por lo que permitirán adivinar si el peronismo con Massa puede disputar la presidencia en la segunda vuelta.

Sergio Massa, el hombre que iba a meter presa a Cristina Kirchner