viernes. 29.03.2024
pichetto macri

@jgonzalezok / En solo unos días y en pleno proceso electoral, el mapa político argentino dio un vuelco inesperado. Y lo hizo a través de las nuevas alianzas cara a las elecciones generales de octubre. Después de que la expresidente, Cristina Fernández de Kirchner, decidiese presentarse como candidata a vicepresidente de su exjefe de Gabinete, Alberto Fernández, el presidente Mauricio Macri decidió llevar como compañero de fórmula a Miguel Ángel Pichetto, un peronista que fue durante los 12 años del gobierno anterior el guardián del kirchnerismo en el parlamento.

Todos los analistas coinciden en señalar que Macri llevó a cabo una jugada audaz, en momentos de extremada debilidad política, como consecuencia de una situación económica y social sumamente deteriorada y que se arrastra desde hace más de un año. Incorporar un peronista a la fórmula ensancha su base política y puede darle el aire necesario para tener posibilidades de reelección en octubre.

Desde el cambio de gobierno, en diciembre de 2015, ha sido notable la evolución de Miguel Ángel Pichetto, que se despegó del kirchnerismo recalcitrante e hizo una oposición a Macri fuerte, pero leal. Elisa Carrió, una importante dirigente de Cambiemos, la coalición oficialista, lo expresó muy gráficamente: “Nunca fue golpista”, en referencia a los kirchneristas que estos años trabajaron por el fracaso de Macri y la solución del helicóptero, es decir, su dimisión y huida al estilo del expresidente Fernando De la Rúa (1999-2001).

Incorporar un peronista a la fórmula ensancha la base política de Macri y puede darle el aire necesario para tener posibilidades de reelección en octubre

La primera medida de Pichetto fue renunciar a la jefatura del grupo parlamentario peronista en el Senado, donde estuvo enfrentado con los senadores kirchneristas, que hicieron un grupo aparte, en torno a Cristina Fernández. Y el primer mensaje del presidente Macri después de anunciar su decisión fue para decir: “Los argentinos nos enfrentamos a una oportunidad histórica para consolidar nuestra democracia. En las próximas elecciones decidiremos si queremos vivir en una democracia o volver a un autoritarismo populista”.

El diario Clarín reconstruyó una reciente conversación privada de Macri en la Casa Rosada, en la que el presidente habría dicho: “Con cien dirigentes como Pichetto construyo una nueva Argentina”. A lo que su interlocutor le planteó que por qué no le ofrecía ser su candidato a vicepresidente. El mismo Pichetto reconoció que había aceptado inmediatamente la oferta de Macri y prometió aportar a las filas del oficialismo más peronistas moderados.

"JUNTOS POR EL CAMBIO", NUEVO NOMBRE DE LA COALICIÓN ELECTORAL

Con la incorporación de Pichetto y la eventual de otros nombres procedentes del peronismo racional, cambiará la denominación de la actual coalición electoral, Cambiemos, que hasta ahora integraban el PRO (el partido de Macri), la centenaria Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica (una escisión de la anterior). El nuevo nombre que se adoptará es el de Juntos por el Cambio.

La integración de Pichetto en la fórmula oficialista tuvo una inmediata repercusión en la bolsa y en la cotización de los bonos argentinos. Y lo hizo en sentido inverso a lo que ocurrió cuando se conoció que Cristina Fernández iría de candidata a la vicepresidencia. En esta ocasión hubo euforia en el mercado que, a pesar del fracaso económico de Macri, teme el regreso del kirchnerismo imprevisible y no cree en esa nueva Cristina Kirchner moderada.  

Con Cristina Fernández como candidata a vicepresidente y Pichetto como segundo de Macri, la figura del vicepresidente adquiere un significado político relevante en Argentina

Con Cristina Fernández como candidata a vicepresidente y Pichetto como segundo de Macri, la figura del vicepresidente adquiere un significado político relevante en Argentina, donde solo puede aspirar a sustituir al presidente cuando está de viaje o enfermo, y a presidir las sesiones del Senado.

Con estas dos fórmulas definidas, pierde relevancia una posible tercera opción. El exjefe de Gabinete Sergio Massa, que había abandonado el kirchnerismo en 2013, vuelve al redil y lo hace devaluado, después de haber sido un presidenciable importante: en 2015 logró un 21,39% de los votos. Massa fue quien acabó con la idea de la reelección de Cristina Fernández, al derrotar al oficialismo de entonces en las elecciones legislativas de ese año y durante mucho tiempo fue su más ácido opositor.

Ahora, se espera el anuncio de que participará en las elecciones primarias de agosto, para enfrentar a los Fernández, Alberto y Cristina, sin ninguna posibilidad real. Está negociando su premio por dar este paso, pero cabe la posibilidad de que, el final, el cambio de espacio sea gratis, como aspiraba la exmandataria. También hay que ver cuántos votantes le aportará Massa al kirchnerismo, teniendo en cuenta que hasta ahora mantuvo una posición radicalmente contraria a dicho espacio político.

Por lo tanto, solo queda una tercera opción: el exministro de Economía Roberto Lavagna y el actual gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Ambos peronistas, pero enfrentados a Cristina Fernández. Lavagna fue el ministro que logró que Argentina se recuperase de la hecatombe social del 2001-2002, primero como ministro de Eduardo Duhalde y después de Néstor Kirchner, hasta el 2005. Siendo un hombre muy respetado, no tiene carisma ni estructura para plantear una amenaza para las otras dos candidaturas. No obstante, desde este espacio político aseguran que pretenden construir “una alternativa a la polarización entre Macri y Cristina Kirchner”.

ALBERTO AL GOBIERNO, CRISTINA AL PODER 

Conocidas las principales candidaturas, ahora solo queda saber la lista para diputados y senadores. Lo que despierta mayor expectación es cómo quedarán las mismas en el sector kirchnerista. Todo indica que será el dedo de Cristina Fernández quien definirá la mayoría de los puestos principales. De ser así se confirmará que la expresidente no está dispuesta a permanecer en segundo plano en un eventual gobierno encabezado por Alberto Fernández.

Cabe la posibilidad de que su hijo, Máximo, encabece la lista de candidatos en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país. Y que, incluso, llegue a presidir la cámara baja. Con lo que se daría el hecho insólito de que una madre y un hijo presidan las dos cámaras del Parlamento. Ahí sí que no sería descabellado la consigna inspirada en los 70: entonces fue “Cámpora al gobierno, Perón al poder”; ahora sería Alberto al gobierno, Cristina al poder.

maximo-kirchnerEn cualquier caso, todavía queda mucho tiempo, porque en Argentina todo puede suceder en cuestión de días: el largo plazo, aquí, son semanas. Macri y su equipo rezan para que la levísima recuperación económica, que incluso se empieza a reflejar ya en las encuestas, no se vea desbaratada por algún vendaval cambiario y/o inflacionario.

Los kirchneristas, por su parte, esperan que el peronismo centrista que no arrastre Pichetto se vaya a sus filas. Su gran aspiración es lograr una victoria en primera vuelta, es decir, un 40 % de los votos o una diferencia de más de 10 puntos respecto a la segunda candidatura. Las posibilidades de victoria en segunda vuelta disminuyen, dado que la figura de Cristina Fernández tiene un techo muy bajo: tiene un número importante de incondicionales, pero también cuenta con un rechazo importante, gente que en ninguna circunstancia la votaría.

Un peronista para Macri, la gran sorpresa