viernes. 19.04.2024

@gab2301 | Ocho días después de subir la rampa del Palacio de Planalto para asumir su tercer mandato, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva hizo en la noche del lunes el camino inverso en un acto simbólico en defensa de la democracia. Lula descendió la rampa del palacio y caminó hasta la sede del Supremo Tribunal Federal al lado de representantes del Congreso, del Poder Judicial y de los 27 gobernadores del país, que se trasladaron a Brasilia atendiendo a una convocatoria del presidente. Fue una demostración de unión y fuerza política de los tres poderes constitucionales, un día después de que los golpistas apoyadores del ex presidente Jair Bolsonaro invadieran la sede de los poderes en Brasilia, dejando un rastro de destrucción. 

“Lo que ellos quieren es el golpe, y no va a haber golpe. Tienen que aprender que la democracia es la cosa más complicada de hacer, porque exige soportar a los otros, exige convivir con quien no te gusta”, dijo Lula en reunión con los gobernadores. El presidente prometió no dar tregua hasta identificar quién financió los actos terroristas. En el encuentro, cinco gobernadores que representaban cada una de las regiones del país, hablaron en solidaridad con los jefes de los tres poderes y reafirmaron el compromiso con la democracia. Entre ellos estaban opositores al nuevo gobierno, como el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, aliado de Bolsonaro. 

Lula prometió no dar tregua hasta identificar quién financió los actos terroristas

Horas después de que Brasilia fuera invadida por vándalos de extrema derecha, las instituciones respondieron con medidas para asegurar el orden democrático. Por determinación del Supremo Tribunal Federal, las fuerzas de seguridad desmantelaron los campamentos de golpistas y seguidores de Bolsaron que estaban desde hace dos meses frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia y que sirvieron de plataforma para el asalto del domingo. El ministro de Justicia de Lula, Flavio Dino, ya había advertido que estos campamentos eran incubadoreas de terroristas e inexplicablemente seguían con la complacencia del Ejército en la capital y en otras ciudadades del país. 

Hasta la noche del lunes, más de 1.500 personas ya habían sido detenidas, la mayoría de ellas extremistas que estaban acampados pidiendo un golpe de Estado. La noche del domingo, la Justicia determinó el alejamiento del gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, acusado de connivencia con los golpistas, después que las fuerzas de seguridad bajo su mando no contuvieran a los invadores, que entraron con facilidad en las sedes del Congreso, del Poder Judicial y el Palacio de Planalto, destruyendo el patrimonio nacional. El gobernador apartado es un aliado de Bolsonaro. A petición del gobierno de Lula, varios estados enviaron fuerzas policiales para ayudar en la seguridad del Distrito Federal. 

Lula comenzó el día con una reunión con los presidentes de las dos casas legislativas y del Poder Judicial. El encuentro ocurrió simbólicamente en el gabinete del Presidente de la República, única sala no destruida del Palacio Presidencial, por tener puerta blindada. Por la tarde se encontró con el ministro de Defensa, José Múcio, y con los comandantes militares del Ejército, l,a Marina y la Aeronáutica. Múcio está siendo criticado por haber sido blando y tolerante con los actos antidemocráticos que precedieron a la acción del domingo. 

Lula hizo críticas al Ejercito, que permitió que los militantes bolsonaristas ocupasen áreas bajo la jurisdicción militar, pidiendo un golpe de Estado

En la reunión con los gobernadores, Lula hizo críticas al Ejercito, que permitió que los militantes bolsonaristas ocupasen áreas bajo la jurisdicción militar, pidiendo un golpe de Estado. Dijo que durante la dictadura militar las personas eran presas y torturadas por pedir la caída del régimen. “Ahora las personas están libremente reivindicando el golpe frente a los cuarteles y nada se hizo en ningún cuartel, ningún general se movió para decir que eso no puede suceder, que está prohibido pedir eso”, afirmó, antes de caminar con los gobernadores, congresistas y miembros del Poder Judicial hasta la sede destruida del Supremo Tribunal Federal. 

En un día repleto de actos de desagravio a la democracia, Lula siguió recibiendo una amplia solidaridad internacional. En conversación telefónica con el presidente de los EE.UU., Joe Biden repudió los actos terroristas e invitó a Lula a un encuentro bilateral en febrero. 

“No va a haber golpe”