sábado. 27.04.2024

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Cada día debería ser El Dia de la Libertad de Expresión y la libre Información; cada día debería celebrarse la fiesta de la verdad. Pero… Si tiene usted, amigo lector, algo claro y fuerte que decir contra alguno de los pilares que conforman lo que venimos llamando “El Sistema” y sin la intención manifiesta de querer derribarlo -valga la ironía-, sino tan sólo de querer informar desde otro punto de vista sobre otras verdades, quedará perplejo cuando vea cómo se le cierran las puertas de los grandes medios de comunicación y de todos aquellos sitios “tomados” por el Sistema, que son alarmante mayoría. Y es que el Sistema reclama la verdad como patrimonio, lo mismo que se adjudica el derecho unilateral a ejercer la violencia. Por esta causa la verdad es convertida en mentira o en bulo, reciclada en asuntos con dividendos y hecha propiedad secuestrada y oculta.

Los lacayos de la información se encargan de divulgar, en los grandes medios, verdades recicladas; y como nunca comprometen a sus señores, reciben premios y diplomas, pero si algunos intentan oponerse a lo que debe decirse son despedidos, arrinconados o puestos en alguna lista negra en el mejor de los casos. En el peor, ya sabemos lo que ocurre ahora mismo con Julián Assange en Inglaterra, con Pablo García en Polonia y con los cientos de periodistas asesinados años tras año en América Latina, China, Rusia, EEU o en Oriente Medio ( el asesinato de Kashogi) y ahora mismo el de las decenas de periodistas asesinados por Israel para quitar de en medio testigos incómodos de su genocidio en Palestina. Así es como entienden el respeto a la verdad y la libertad de expresión los gobiernos cuando alguien osa poner al descubierto sus trapos sucios o sus crímenes.

Entre tanto los gobiernos de los países armados hasta los dientes insisten en celebrar cada 30 de enero el Día de la paz en todo Occidente

Para el Poder, la verdad se encuentra " bajo custodia policial", porque gente desinformada es gente sometida. Así es como la circulación controlada de mentiras, bulos y medias verdades, forman parte de la violencia mediática que se ejerce contra colectividades obligadas a pensar como desea el poder. Y como no hay nada tan peligroso como el pensamiento único, que es alimento principal y soporte de fascismos y de todo fanatismo, incluido el religioso, Los gobiernos lo ponen en el menú diario de las mentes de los gobernados. Esto es violencia informativa.

No a la violencia

Una de las cosas más alarmantes, y que revelan el deterioro moral de la conciencia colectiva es que ni partido político alguno, ni religión institucional, ni siquiera los grupos pacifistas en ninguna parte exijan el cierre de las fábricas de armas, o siquiera se les mencione como obstáculos principales para la paz mundial.

En este orden criminal del mundo, los más poderosos invaden y arruinan países a los que finalmente tutelan, controlan, endeudan y convierten en satélites después de masacrar a cientos de miles de civiles y de destruir familias

¿Es ético y aceptable fabricar y vender armas para matarnos entre nosotros?... ¿Alguna vez oyó usted esta pregunta en los grandes medios de comunicación? Claro que no. ¿La hicieron los profesores a sus alumnos, los curas en sus prédicas dominicales? Claro que no.

¿Por qué se escuchan tan pocas voces en contra de las fábricas de armas?

¿Por qué no se reclama su cierre en cada país? ¿Es la industria de la muerte, acaso, algo que pueda ser normalizado como ya lo está siendo el neofascismo mundial?...Los que organizan las guerras, los máximos representantes del mal llamado sistema democrático, que hablan tanto de derechos humanos, integridad territorial, terrorismo y fanatismo religioso, ay, son los mismos que asolan países, exterminan a sus gentes y roban sus riquezas; los mismos que no cesan de producir y elaborar armamento cada vez más sofisticado y estrategias políticas para vender el más anticuado, evitando así competencias indebidas y para que otros se maten entre sí no importa dónde. Por ello se afanan en provocar, a través de sus servicios de inteligencia, sus espías, diplomáticos y gentes por el estilo, conflictos internos y enfrentamientos armados entre clanes de otros países y siempre en el propio interés de su industria criminal del armamento y afines puesta al servicio del ego de unos pocos sociópatas de ese 1 % de ricos que dominan el mundo.

En este orden criminal del mundo, los más poderosos invaden y arruinan países a los que finalmente tutelan, controlan, endeudan y convierten en satélites después de masacrar a cientos de miles de civiles y de destruir familias, hogares y modos de vida.

¿Estamos hablando de Estados civilizados?.. Para mayor sarcasmo, cuanto más “civilizados” se consideran los países a sí mismos más y más mortíferas resultan sus armas y más a menudo comprueban que funcionan sobre las cabezas de sus víctimas. Y nadie reclama que se cierren las fábricas de armamento. Esto es algo muy llamativo y muy decepcionante que debería estar en la cabeza de los dirigentes políticos progresistas como una meta.

Entre tanto los gobiernos de los países armados hasta los dientes insisten en celebrar cada 30 de enero el Día de la paz en todo Occidente, y los niños, incluidos los hijos de los pilotos que lanzan las bombas sobre ciudades dormidas en Palestina o donde les interese, y los hijos de los trabajadores de la industria de armamento que fabrica las bombas, se concentran junto a sus profesores en los patios de todos los colegios del mundo para escuchar bellos poemas, entonar canciones de paz y soltar globos con bellos deseos de amor universal. De Caín para acá se ha refinado mucho el sistema.

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