lunes. 17.06.2024
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea

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Con la llegada al fin de la visita anunciada, el señor de la guerraZelenski, anda por todas partes –incluida España, no faltaba más– pidiendo armas y dinero para la guerra de Biden contra Rusia aún no materializada, mientras acaban de sonar en Europa las campanas que anuncian nuevas elecciones al monstruo burocrático de la UE ajeno a los pueblos, pero muy querido por políticos corruptos, conservadores, ultraconservadores, filo fascistas, banqueros, lobbies de multinacionales, espías, burócratas vocacionales, arribistas, funcionarios corruptos y otras especies del jardín europeo. Y como los frutos de ese jardín son peligrosos siempre para la salud de los pueblos, los pueblos no sienten ninguna simpatía por esa superestructura en manos de sus enemigos. Y va a ser difícil que todo eso cambie aunque haya elecciones siempre lejanas, a no ser que se produzca un milagro histórico por salto cuántico de la conciencia europea.

No es relevante hasta el momento el que haya pequeños reductos de políticos honrados –rara especie del jardín– pero su derecho a expresarse si son de la izquierda de verdad, suele contar con abundantes ausencias parlamentarias, notable indiferencia de los presentes y poca o nada efectividad. Un pato en un océano helado puede ser un buen símbolo. 

El caso es que hasta el momento –y ojalá que esto pueda cambiarse por nuestra repulsa– los pueblos europeos sostenemos a todos esos jardineros siervos del gran capital con sus diferentes siglas y sucursales con abundantes sueldos y prebendas por las que recibimos como agradecimiento expresivo de todos ellos, recortes que afectan a nuestro bolsillo y a nuestros derechos.

El señor de la guerra, Zelenski, anda por todas partes -incluida España, no faltaba más- pidiendo armas y dinero para la guerra de Biden contra Rusia

El segundo desembarco de Normandía no va contra los nazis

Europa, confederación de ricos y mercachifles, vive una peligrosa esquizofrenia. Se ha entregado en cuerpo y alma al Tío Sam, convertida en el único caso en toda la historia en que un conjunto de países colonizadores se convierten en colonizados por una de sus antiguas colonias. La invasión yanqui en todos los aspectos de la vida ha americanizado y convertido a este continente en una de las causas del conflicto esquizofrénico en que se desenvuelve cada día entre la renuncia a los valores del aclamado Siglo de las Luces del que tanto presumía, y su empeño en mostrarse ante el mundo, en una operación de cinismo histórico sin parangón, con una desvitalizada cara democrática, humanista, defensora del orden legal, liberal y hasta cristiano en versión tan descafeinada como estas democracias mientras se pliega con singular descaro a los intereses y necesidades de las grandes empresas norteamericanas y del sionismo de Israel, que forman el núcleo duro del nuevo fascismo en expansión secundados por Alemania y Francia entre otros demo-agónicos países, como España, Portugal, Holanda, Polonia o Italia, entre otros europeos y del mundo mundial, que o lo son, o están rodeados y hostigados por sus vecinos si se resisten. 

¿Derechos humanos? Tienen más nuestras mascotas

En la onda expansiva fascista y antihumana del mundo se enmarca la cruel legislación actual europea contra la inmigración, que tiene diversos aspectos a cada cual más digno de asco y rechazo en todo ser humano con un mínimo de conciencia y de ese sentido de la compasión, que permite a un ser desde un perro a un humano, sentirse unido al que sufre de su especie. Ejemplos como los crímenes en la valla de Melilla, expulsiones en caliente, alambradas cortantes, rechazo violento en el mar con cientos de muertos como sucedió en Grecia, forman parte de una crueldad impropia de seres civilizados. El último episodio de esta barbarie según reciente investigación periodística en África, es el envío de dinero europeo –España incluida– a Marruecos, Mauritania y Túnez para que detengan a los migrantes en sus territorios y se deshagan de ellos. Y lo hacen a conciencia, enviándoles al desierto y a la muerte con nuestra involuntaria ayuda vía impuestos. ¿No son crímenes que deberían juzgarse igualmente por la Corte Penal Internacional, aunque nadie ejecute sus sentencias?

Veremos hasta qué punto estamos dispuestos a consentir este juego entre ricos que compiten por el timón del mundo, donde Europa hace el papel cada vez más evidente de tonto útil

Esta actitud de supremacismo exterminador de Europa hacia los desheredados de la Tierra revela su condición real de antidemocrática, deshumanizada, sirvienta fiel del imperio capitalista-militar-sionista, conducidos a la peligrosa deriva –que ya estamos presenciando– hacia un fascismo europeo de segunda generación y a una guerra nuclear no descartable con Rusia, convertida en enemigo de Europa, porque lo ha dicho en Tío Sam y eso va a misa (católica, por supuesto, como Biden) Y si se quiere llegar hasta el final con Rusia, entonces abajo el telón (y de los espectadores por defunción general). Veremos hasta qué punto los pueblos estamos dispuestos a consentir este juego entre ricos que compiten por el timón del mundo, donde Europa hace el papel cada vez más evidente de tonto útil embarcado en una economía de guerra sin tener más enemigo objetivo que el que se dice amigo, que obliga a hacer gastos militares extraordinarios a costa del bienestar de todos; a enemistarse con Rusia que nos daba más barato el gas y el petróleo que el supuesto amigo americano, y a sentirnos obligados a apoyar sin cesar con armas y dinero al pozo sin fondo de un Zelenski y su gobierno corrupto. ¿Qué ganamos con todo eso los pueblos europeos? Ojalá que nuestros votos fueran un voto milagro, y que todos estos de hoy no llegaran al día 10 de Junio. En un día así habría que mandar a repicar las campanas de una Europa al fin liberada de vampiros. Como somos pacifistas no les haremos frente afilando estacas, mejor: afilemos nuestro voto.

Europa esperando milagro