domingo. 28.04.2024
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Entrevista con el escritor y periodista Eduardo Bravo

Hablamos con el escritor y periodista Eduardo Bravo, como estudioso del peronismo, a raíz de las curiosas coincidencias que nos brinda la actualidad política internacional con lo relatado en su último libro "AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón" (editado por Autsaider): el ascenso de la ultraderecha, las conexiones con la política española y la compartida "afición" por lo sobrenatural de Juan Domingo Perón y Javier Milei.


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Eduardo Bravo

Óscar Vegas | ¿Se veía venir el ascenso de la ultraderecha, también, en Argentina?

Eduardo Bravo | Tiendo a ser optimista por naturaleza. Por eso, hasta el último momento pensé que el pueblo argentino entraría en razón y no votaría a Milei. Por otra parte, es un hecho que a escala global, la ultraderecha más burda y esperpéntica se está imponiendo gracias al apoyo que está recibiendo de los mercados internacionales, las empresas multinacionales y los medios de comunicación. Todos estos poderes, que antes acostumbraban a desestabilizar países provocando desabastecimiento, alza de los precios, especulación y, cuando era necesario, daban un golpe de estado, se han sofisticado y han entendido que es mejor llegar al poder –porque son ellos los que efectivamente llegan, no los candidatos, que no dejan de ser hombres de paja a su servicio- a través de un proceso electoral. Incluso cuando los resultados les son adversos, ya no sacan los tanques a la calle sino que denuncian un supuesto fraude electoral o «mandan» a gente vestida con cabeza de búfalo a asaltar el Congreso, que resulta menos impactante que decenas de militares armados y siempre se puede decir que es una reacción popular espontánea y no una acción militar planificada. Por tanto, si había pasado en Estados Unidos con Trump, en Brasil con Bolsonaro, en Italia con Meloni o en Países Bajos con Geert Wilders, no es raro que sucediera en Argentina. De hecho, lo que resulta realmente admirable es que en España hayamos esquivado esa bala y que la ultraderecha del PP y Vox, que se veían ya ganadora, no haya llegado al gobierno. Es comprensible que estén rabiando y se dediquen a explotar su faceta más reaccionaria y bochornosa, yendo a rezar el rosario en Ferraz, insultando a la policía empleando insultos homófobos y sacando a pasear a sus muñecas hinchables.

¿Milei ha derrotado al Peronismo o a qué ideología o teorías se ha impuesto exactamente?

Lo que ha hecho Milei es autoproclamarse salvador de la Argentina aprovechando una innegable situación económica y social desastrosa

Aunque es cierto que ha perdido el peronismo, o al menos un peronismo muy edulcorado del que Alberto Fernández era su cara visible como presidente de la República que era, más que derrotar a una opción política, en realidad lo que ha hecho Milei es autoproclamarse salvador de la Argentina aprovechando una innegable situación económica y social desastrosa. A eso se ha sumado el odio muy enraizado en parte de la sociedad contra Cristina Fernández de Kirchner, antigua presidenta y en este último gobierno, vicepresidenta, y unas internas en Juntos por el cambio, el partido de Macri, que debilitaron a sus candidatos y fortalecieron la opción de Milei. En todo caso, es importante aclarar que Millei no tiene programa ni ideario. Aunque Milei se autocalifica como liberal hasta el punto de proponer en campaña una serie de medidas absurdas, como dinamitar el Banco Central o dolarizar la economía, lo cierto es que no ha tenido problema en desdecirse y cambiar sus delirantes planteamientos cuando ha sido necesario. Tanto es así que, aunque se ha impuesto al oficialismo justicialista, nada impide que, en las próximas semanas, implemente medidas justicialistas si eso le conviniera, porque en realidad Milei no es un político, es un oportunista, un iluminado y un jeta que carece de pudor y sentido del ridículo que hará lo que sea para su propio beneficio y el de sus amigos. Sin ir más lejos, después de pasarse toda la campaña criticando al peronismo por, supuestamente, contratar a amigos y a ñoquis (esas personas que solo van a fin de mes por el centro de trabajo a retirar la nómina), su primera medida como presidente fue derogar un decreto que impedía contratar a familiares directos para que su hermana pudiera acceder a un importante cargo en el nuevo gobierno.

¿Qué tiene que ver el 'peronismo' de las dos últimas décadas en Argentina con el que nos muestra en el libro "AAA. Del Peronismo mágico al caso Almirón"?

La verdad es que no tiene que ver demasiado, más allá de la denominación y la inspiración que supone para el movimiento las figuras de Perón, Evita y los avances obtenidos durante gobiernos de la edad de oro (la denominación es mía), entendiendo como tales los de 1945 y 1952. Hay que tener en cuenta que un movimiento político que lleva el nombre de su fundador, pierde mucha fuerza y empieza a erosionarse cuando el creador fallece. Desde 1974, con la muerte de Juan Domingo Perón, el peronismo, que ya era complejo y contradictorio, se fue complicando más, al tiempo que se difuminaban muchos de sus ideales. De hecho, cuesta entender que Carlos Saul Menem, un personaje que implementó políticas neoliberales y propició la privatización de numerosas empresas públicas, fuera peronista. En ese sentido, los que mejor entendieron que el peronismo tenía que evolucionar adaptándose a la nueva realidad pero sin abandonar sus principios de libertad, justicia y soberanía fueron Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, que sentaron las bases de lo que sería el justicialismo del siglo XXI, hasta el punto de bautizarlo con el nombre de Kirchnerismo, lo que no deja de ser un salto conceptual muy importante dentro del movimiento. De hecho, como sucedió con el peronismo clásico surgido el 17 de octubre de 1945, la oligarquía llevó regular las medidas implementadas por el matrimonio Kirchner, como demuestra que, a día de hoy, todavía le dura la rabieta. De hecho, como decíamos antes, ese odio ha sido también una de las razones de la victoria de Milei.

No deja de ser curiosa otra coincidencia, como podemos leer en su libro, que es la conexión de Perón y Milei con lo esotérico y sobrenatural.

Resulta increíble que los próceres y los políticos, personas que tienen un halo de respetabilidad y supuesta sensatez, recurran a la magia o la superstición para tomar sus decisiones

En un mundo hipertecnificado como el que vivimos, nos resulta increíble que los próceres y los políticos, personas que tienen un halo de respetabilidad y supuesta sensatez, recurran a la magia o la superstición para tomar sus decisiones. Sin embargo, no hay que olvidar que, más allá de esas herramientas súper modernas, el ser humano sigue teniendo los mismos miedos que hace siglos. Eso tal vez explique que la magia siempre haya estado vinculada a la política. Los faraones creían en la magia, los emperadores romanos tomaban sus decisiones después de consular oráculos o augures, los papas no son precisamente amigos de las ciencias exactas y, ya en la época contemporánea, ha habido políticos que han recurrido a la magia. Los nazis eran muy aficionados al ocultismo, Reagan tenia una tarotista particular, Jordi Pujol consultaba a la bruja Lola y Bolsonaro tenía un gurú new age. En el caso del peronismo estaba López Rega, que se autoproclamaba mago y, aunque decía utilizar las ciencias ocultas para afianzar el poder de Perón, me da la sensación de que, era tan pesado e insistente, que el General le soportaba solo por no llevarle la contraria. Otra cosa era Isabel Martínez de Perón, la tercera mujer del líder argentino, que sí que creía en el espiritismo y la magia desde que era niña. Ella cayó rendida ante la charlatanería de Rega y contribuyó a afianzar su carrera política. Lo más curioso es que, después de décadas asombrándonos de que un malvado y delirante como López Rega pudiera haber llegado a ser hombre de confianza de Perón, Ministro del gobierno argentino y presidente en la sombra después de la muerte del General, haya asumido como presidente hace apenas unos días Javier Milei, una persona que afirma convencido que se presentó como candidato porque se lo dijo su perro. La cosa, que ya es de por sí esperpéntica, resulta aún más preocupante si pensamos que el perro parlanchín en cuestión llevaba años muerto cuando se produjo dicha conversación. Por otra parte, cuando tenemos en mente estas creencias mágicas y estos delirios cuasi psicóticos de Milei, se entiende mejor su convencimiento en las teorías neoliberales que, no nos engañemos, no dejan de ser pura magia porque nunca se cumplen en la realidad.

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Por las imágenes de la toma de posesión de Milei parece que las conexiones de la ultraderecha argentina y española siguen vigentes ¿es así?

La ultraderecha nunca ha dejado de estar conectada, de hecho, la globalización y la proliferación de medios de comunicación no ha hecho más que facilitar ese tipo de contactos aunque también los ha hecho más sutiles. Diría incluso que, cuando veo las fotos de Milei, Bolsonaro, Abascal y otros líderes de la internacional fascista, me recuerdan mucho a los jefes de los escuadrones de acción directa de los años 30 en Italia o de los 70 en España. Aunque ya no van por ahí dando palizas, es un hecho que ellos no son más que instrumentos de esa oligarquía que les ha puesto ahí y que va a ser la que realmente se beneficie de sus decisiones. De hecho, ni Abascal, ni Milei, ni Bolsonaro, ni Guaidó son líderes carismáticos como podían serlo los líderes de la ultraderecha del siglo XX. Son exaltados, extremistas, histriónicos, pero sin un apoyo popular demasiado grande, lo que les hace fácilmente reemplazables.

¿Pero cree que siempre fue tan evidente o tan público ese apoyo?

A pesar de que tiene unos principios que rozan la sociopatía y el discurso de odio, la ideología ultraderechista no es delito

A pesar de que tiene unos principios que rozan la sociopatía y el discurso de odio, la ideología ultraderechista no es delito. Sin embargo, hasta hace poco, solo los más exaltados reivindicaban abiertamente su adscripción ultraderechista porque lo vivían con cierta vergüenza debido a la censura social a ese tipo de planteamientos tan claramente antisociales. No obstante, de un tiempo a esta parte, el pensamiento ultraderechista se ha normalizado hasta el punto de asumir como aceptable que determinados colectivos, minorías o sectores sociales, desde mujeres a gais o extranjeros, pierdan derechos en beneficio de esos grupos que abusan de ellos y los oprimen. A todo eso se suma que buena parte de los medios de comunicación y la judicatura también comparte su ideario, por lo que las mismas actitudes realizadas por una persona de izquierdas y una de ultraderecha no son valoradas de la misma manera por la prensa ni juzgada igual por los tribunales. Ejemplo de ello son las últimas declaraciones de Abascal durante su estancia en Argentina sobre colgar de los talones a Sánchez, que ni siquiera ha hecho que la Fiscalía actúe de oficio, sino que ha tenido que ser el propio PSOE el que ponga una denuncia por incitación al odio. De todas formas, esta impunidad no es nueva. En AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón se explica claramente cómo Manuel Fraga, conocedor de que Rodolfo Eduardo Almirón, su guardaespaldas de confianza había sido miembro de la Triple A argentina y se le imputaban varias muertes, no solo propició que se le otorgase un permiso de armas de manera irregular, sino que se negó a reemplazarlo cuando la prensa publicó el prontuario de su escolta porque, acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo durante la dictadura franquista, el líder de Alianza Popular y fundador del Partido Popular consideraba que no tenía que dar explicaciones ni avergonzarse de nada. Ni siquiera de contratar a una persona que no era precisamente un ejemplo de comportamiento y con el que, todo sea dicho, compartía su ideario ultraderechista. 

Otra relación directa con su libro es el reciente fallecimiento de Kissinger. ¿En qué medida su sombra llega hasta nuestros días?

Creo que lo que mejor ejemplifica la influencia de Kissinger a día de hoy han sido justamente los titulares de los periódicos que han dado la noticia de su fallecimiento. Salvo honrosas excepciones que han destacado su responsabilidad en la muerte de miles de personas en, por ejemplo, la guerra de Vietnam o en la Operación Cóndor y las dictaduras de Argentina y Chile, la mayoría de las cabeceras de todo el mundo destacaban su inteligencia, su talento para la estrategia y su dedicación para hacer de Estados Unidos una superpotencia. Personalmente, creo que si se te permite bombardear aldeas con civiles, secuestrar, desaparecer y asesinar a opositores con total impunidad, no eres precisamente un estratega. Estratega sería el que consigue todos esos objetivos de manera inteligente e ingeniosa y sin derramar una gota de sangre. Si lo haces al estilo Kissinger, lo que eres es un criminal. Dicho lo cual, si después de años retirado de la política activa y con todas las pruebas que se tienen de sus atrocidades se le trata de esa manera tan tibia, es que Kissinger no era precisamente un abuelito centenario y desvalido, sino una persona con influencia y poder real cuyos servicios reportaron grandes beneficios a muchos de los que aún hoy lo alaban.

"Milei no es un político, es un oportunista, un iluminado y un jeta que carece de pudor...