lunes. 29.04.2024
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En un intento de lograr el objetivo que se contempla en lo que como enunciado figura en este artículo (independientemente de la multitud de reformas económicas que se detallan en el mismo), se considera la institución de unas asambleas, que en sus diversas formas estarían conformando el modelo de gobierno que realmente hubiera de representarnos. Y digo realmente, porque el simulacro con el que se pretende certificar la validez de unas democracias en las que se prostituye el concepto "demos", se está sustituyendo el poder del pueblo por un poder transferido a unas entidades que no tienen en cuenta lo que este concepto significa. En función de las consideraciones que aquí se exponen, paso a transcribir unos pasajes de la obra ¿Es posible otra economía de mercado? Unos fragmentos en los que se recoge la primera de las asambleas que a mi entender hemos de constituir.

Asambleas Cibernéticas de Base

Uno de los rasgos que habrá de caracterizar a estas Asambleas tendrá que ser el de su desvinculación funcional e ideológica con aquellos grupos étnicos, asociaciones religiosas o conglomerados económicos que les hicieran llegar sus demandas, alegatos o manifestaciones. Será preciso desposeer sus actividades de todas las connotaciones que las relacionen con las fuentes en las que estas demandas, alegatos o manifestaciones se hubieran generado.

Las declaraciones de toda índole que se hayan de hacer, tendrán que ser sin el concurso de la presencia física, visual o auditiva de aquéllos que las estuvieran realizando. Se habrán de atender exclusivamente las razones que las avalaran. Y es que si analizáramos el comportamiento que suele caracterizar a las instituciones que hasta ahora han venido modelando lo que tenemos que pensar y que hacer, la expresión formulada por Azaña de que la política es el estadio más alto de la cultura constituye, si no un pecado interesado, sí al menos una insensatez. A mi entender, y creo que en el de una gran parte de vosotros (como lo demuestra la desconfianza y el hastío con el que la mayoría del pueblo contempla la manera con la que los partidos políticos y en gran medida los sindicados y el resto de las congregaciones que pretenden adscribirse una verdad universal), somos conscientes que con lo que nos están vendiendo como democracia  nos están llevando del ronzal. Ésta es una realidad que si no la afrontamos decididamente, con nuestra pasividad estaremos avalando las decisiones y componendas que sin nuestra colaboración estén elaborando los políticos. En nuestra manera de aceptar unos objetivos que no van más allá de lo que estos escribas programan, con nuestra pasividad estamos asumiendo sus doctrinas tan dogmáticamente como lo hacemos con las religiones. Nos enganchamos a sus prédicas y al hacerlo sin haber analizado y asumido lo que se esconde tras lo que no se ha dicho, a semejanza de lo que ocurre con los incondicionales de un equipo, nos convertimos en sus militantes. Poco importa que el comportamiento y la representatividad de esta militancia pueda atentar contra nuestro raciocinio. En el desconocimiento de que por encima de lo que se nos instila existen unos fines, unas verdades, una manera de interpretar la realidad que nos reducen a ser meros comparsas, al consumar esta militancia no estamos precisamente dando fe de la experiencia cultural y la capacidad de utilizar el intelecto que acostumbramos otorgarnos. Cuando concedemos ingenuamente nuestro voto creemos estar en una democracia, cuando una democracia no puede ser nunca representativa. A este respecto considero procedente sacar a colación el posicionamiento expresado por Rousseau en el capítulo XV de su Libro Tercero, relativo a la representatividad  conferida a nuestros delegados (por otra parte conculcado cuando defiende la representatividad que se le debe otorgar al soberano). Dice lo siguiente:

"ésta <representatividad> procede del gobierno feudal; de ese inicuo y absurdo gobierno en el cual la especie humana se ha degradado y el nombre del hombre se ha deshonrado.” “En el momento en el que un pueblo se da representantes ya no es libre; ya no existe”

"En las Asambleas de Base se habrá de debatir de una forma informática a través de unas discusiones compartidas, en las que se estarían ponderando y sometiendo a consenso aquello que los intervinientes hubieran opinado, denunciado o propuesto. La razón de tener que efectuar estos requerimientos y argumentaciones de manera informática está fundamentada en la reflexión, de que siendo conscientes de lo que representa la actividad no sublimada de las masas, para evitar que las manifestaciones que potencialmente se pudieran producir generaran resultados altamente negativos, las inducciones que hubieran de promover estas argumentaciones y razonamientos deberían ser analizadas excluyendo la posible incidencia de cualquier factor emocional."

Naturalmente, a estas Asambleas de Base les habrían de seguir unas Asambleas de Notables asimismo informáticas, en las que se estarían recogiendo los requerimientos que se hubieran decantado en el conjunto de las Asambleas de Base; para una vez analizadas y depuradas sus demandas en las Asambleas de Notables, transferir las conclusiones que en éstas se hubieran alcanzado a una Asamblea Legislativa en la que se estaría legislando sobre las estructuras que hubieran de conformar tanto la Asamblea Ejecutiva como de la Asamblea Judicial.

Democracias en las que se prostituye el concepto "demos"