jueves. 28.03.2024

No podemos analizar de urgencia lo que hace tiempo se sabía y era que la extrema derecha trumpista ganaría las elecciones italianas. Encima se sabía por qué y cuáles eran las causas del ascenso del neofascismo, el trumpismo y la xenofobia. Pero no solo nadie hizo nada por remediarlo, sino que la prensa, los medios “informativos”, se dedicaron a blanquear a la señora Meloni y a Berlusconi por otro lado propietario de grandes cadenas privadas de televisión. Sobre todo, a Meloni y su partido Fratelli d’Italia al igual que hace RTVE o la Sexta con VOX dándole más difusión que a las “izquierdas” pro-gubernamentales incluso. 

El segundo problema es que las izquierdas italianas han renunciado a ser izquierdas, a hacer programas de izquierdas y/o a despistar, en el caso del PD, al igual que por estos lares el PSOE, transformándose en un partido de centro, de clase media ilustrada, muy atento a los intereses de las patronales, la banca o la burocracia neoliberal de Bruselas y en el caso de los 5 Estrellas cambiándose, disfrazándose, despistando tal y como se hace ahora por aquí; que si Podemos, que si Sumar… Vamos jugar para no hacer, e ir de gira para no dar ningún paso firme.

En Italia las “izquierdas” se han autodestruido y liquidado, han otorgado el poder en la política económica a conocidos neoliberales y se han autoimpuesto sus propios hombres de negro sacados de la eurocracia neoliberal criados en el extranjero, vamos como por estos lares con la jefa real de gobierno, Nadia Calviño.

El 15% de la población mundial vive el miedo al diferente que se le ha inculcado y eso le arroja en brazos de la extrema derecha

El estado de los partisanos, la cuna de Mateotti, Pertini, Gramsci o el PCI con millones de votos, a la basura. La obediencia ciega a Bruselas ha relegado la izquierda a la inutilidad primero y a la irrelevancia después. De los pequeños partidos estalinistas mejor no hablar.

Lo cierto es que el pueblo italiano no es fascista, no es la clase trabajadora de derechas, es que pura y simplemente no han ido a votar. En las zonas y barrios más populares ha vencido la abstención y lo ha hecho porque las clases populares están hartas de que les tomen el pelo y porque se han quedado sin partido. Si todos son iguales qué más da votar o no.

La eurocracia de Bruselas es la que está haciendo subir a la extrema derecha. Las medidas de la UE son el caladero perfecto de votos para las derechas más reaccionarias en sus diferentes versiones europeas: Polonia, Hungría, también Suecia y ahora Italia.

El desprecio de las clases medias que dominan los partidos socialdemócratas, verdes o populistas por la clase obrera y por trabajadoras y trabajadores autónomos, pequeños agricultores, las mujeres de los barrios o el medio rural hacen subir como la espuma a quienes atacan al sistema de boquilla. El problema será cuando el pueblo trabajador descubra que estos fachas, derechistas y ultra conservadores son igual de atlantistas, igual de obedientes al final a la eurocracia de Bruselas que conservadores, socialdemócratas, verdes y populistas. Claro manejan los fondos europeos de recuperación.

Veremos ahora si Bruselas se atreve con Italia igual que hizo contra Grecia, ahogando a la izquierda. No lo harán porque la UE es de derechas y neoliberal y en el fondo Meloni es de los suyos.

La UE comete error tras error, se ha convertido en una sucursal de la OTAN, ha impuesto sanciones a Rusia que en realidad las pagan los pueblos europeos que no se consideran en guerra, no es su guerra, sino la de Biden, y de sus gobiernos y no quieren seguir siendo cada vez más pobres, no llegando a fin de mes, no pudiendo tomar una caña en un bar o encender la calefacción.

Las llamadas izquierdas europeas en realidad aplican el ideal de Soros, del globalismo, el apoyo al capitalismo globalista y temen a un mundo que está despertando y cambiando, porque el mundo no es la “anglosfera”. El 15% de la población mundial vive el miedo al diferente que se le ha inculcado y eso le arroja en brazos de la extrema derecha.

Por una fuerza política clara y nítida del Trabajo, de la solidaridad internacional, que combata la pobreza y busque la paz.

Análisis nada urgente sobre las elecciones italianas. Lecciones a debatir