viernes. 19.04.2024
candidatos-Galicia

Cuatro candidatos con opciones a ofertar alternativas propias, y con opciones serias de tener peso específico propio al día siguiente de la celebración de elecciones.

feijoo

Alberto Núñez Feijóo representa lo de siempre: una opción fuertemente conservadora, a la que el candidato aporta un desenfado propio Y un sesgo un poco peronista, con los que se hace perdonar siete años de Ineficiencia gestora. Aceptó la candidatura tras haber visto impedidas -las circunstancias no aconsejaban un salto a un Génova envenenado-  sus aspiraciones a disputar a corto plazo su secreto deseo de liderar el PP a nivel del Estado. Y después de haber sopesado al mismo nivel de importancia Galicia y la empresa privada: en su alma ambas opciones pesan lo mismo, reflejando que -por mucho que en la campaña intente identificar in extremis Feijóo-Galicia- su candidatura se convierte en una opción oportunista personal.

Arrastra y oculta unas -posiblemente más que personales- unas amistades peligrosas: un contrabandista aprendiz en aquel momento de narcotraficante, un implicado rentista de cursos oscuros de formación con dinero de la Xunta... Y lleva en la mochila unos resultados más que lamentables en materia de sanidad, educación, cultura, y una irresponsable desidia en abordar soluciones a sectores en peligro y que son básicos en Galicia: la producción lechera, los sectores de la acuicultura y la pesca de cerco, y el sector forestal. Sin olvidar que su política de empleo ha sido un fracaso, que ha dado de lado a los dependientes, que a terminado aceptando las demandas de los afectados por la hepatitis C tarde mal y nunca. Por no recordar su nefasta política con las Cajas de ahorro, que terminó vendiendo por la séptima parte de lo que se gastó para reflotarla. O de su demagógica costumbre de anunciar contratos de trabajo para los astilleros precisamente en épocas de campaña electoral, aunque después cualquier parecido con la realidad sea pura fantasía...

Pero las encuestas le favorecen -tal vez por demérito ajeno-, pasando por alto que en la campaña ha hecho todo lo posible por desvincularse de Rajoy, con quien sólo coincide obligadamente en el mitin de cierre, porque es una rémora para todas sus aspiraciones presentes y futuras. Y pasando por alto las encuestas que no se ha podido -él sabrá por qué- desvincular de un Baltar que, digan lo que digan jueces y fiscales, ha reconocido como suya la voz en una grabación de comercio carnal, en la que promete comprar sexo con empleo público que pagamos todos, y presume de manejar a su antojo la Diputación de Ourense...

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La otra esquina es Ana Pontón. En los antípodas de Feijóo, ha realizado una campaña clara y rotunda, directa, dirigida a de manera certera al corazón de mucho problemas reales. Es la que menos tiene que perder, y su enfoque ha sido el de recuperar las posiciones perdidas del BNG. La escisión de Beiras les partió por el eje, y Ana Pontón está desarrollando una táctica de recuperación, ahora que Anova ha renunciado en la práctica (En Marea lo deja muy claro) su opción nacionalista. Sin llegar a una rotunda superación Ana Pontón puede dar la sorpresa de recuperar para el BNG algo del voto perdido.

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Luís Villares se estrena como candidato y como político activo. Arriesga mucho, al dejar su puesto como magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, y al apostar por un partido que -aunque goce de un flujo en ascenso de votantes- no deja de ser una apuesta no suficientemente estructurada. Su ventaja es que cuando mira de frente a los gallegos y les dice que les garantiza un cambio político, todavía es creíble. Su talón de Aquiles: que es el candidato de En Marea, que se autodefine como un partido instrumental. Se supone que es instrumental para conseguir ganar las elecciones, o sumar para provocar un vuelco político en el gobierno gallego. Y queda la duda de que si no sale de segundo más votado, o no puede sumar para el gobierno, no se sabe muy bien la estabilidad y continuidad que aportará

En cuanto a programa de fondo, la verdad es que no hay grandes diferencias entre lo que propone En Marea y lo que plantea el PSdeG.

leiceaga

Por último Xaquín Fernández Leiceaga, como candidato Socialista. Se ha presentado impulsado por una turbulencia dentro de su partido, y enfrentándose a una parte importante de su organización. Aunque tiene la suerte de que el PSdeG está curtido en esos avatares de las disensiones, y que aunque haya desánimos, tiene una parte no desdeñable de un electorado fiel que sabe pasar por encima de algunos rifirrafes. Se juega, no obstante, su futuro a una carta de buen resultado, y él mismo -por falta de templanza y flexibilidad en abordar la gestión interna- ha acumulado su propio lastre. Y si no saca un buen resultado no tendrá más remedio que dimitir.

Su programa, socialdemócrata y galleguista, viene avalado por la solidez que los socialistas han aportado las dos veces que han gobernado. Y en eso le saca ventaja a En Marea, que también coincide en lo fundamental en un planteamiento socialdemócrata y galleguista. Lástima que no hayan sudo capaces de concurrir juntos, porque la suma de sus votos en el cómputo electoral habrían garantizado de antemano la pérdida de la mayoría absoluta de Feijóo.

Ahora, a llenar las urnas, y a recoger su veredicto.

Las cuatro esquinas de las elecciones gallegas