lunes. 06.05.2024

Tragedia griega sin tiempo

L.M.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona redoblan la presión sobre Alemania para que acepte aprobar un mecanismo de rescate para Grecia, en caso de que se agrave su crisis de endeudamiento. La resistencia de Berlín ha frenado de momento la convocatoria de una cumbre extraordinaria del Eurogrupo para formalizar el plan de asistencia, como habían pedido Francia y España.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.03.2010

Los eruditos afirman que comedia no es otra cosa que tragedia más tiempo. Sin embargo, este aserto apenas cuenta para los griegos, cuya ingente deuda amenaza con desestabilizar el conjunto de la Eurozona. De momento, los mercados siguen financiando a Grecia, aunque a un precio muy elevado. Y los costes de devolver una deuda cercana al 100 por cien de su PIB podrían lastrar, no sólo al país heleno –inmerso en un remolino social ante la dureza de los recortes-, sino también a la Unión Europea y en particular a su moneda única, el Euro, que comparten quince de sus países miembros.

El tiempo corre. Pero no lo suficiente para que podamos avistar aún los pormenores de esta tragedia con la distancia suficiente. En el plazo de un mes, Grecia se verá obligada a financiar 16.000 millones de euros. Algunos dudan de que los mercados vuelvan a otorgar de nuevo su confianza al bono heleno. Por supuesto, esta cuestión no es baladí. Mientras, Alemania se resiste a articular un plan de salvamento que podría llegar en forma de préstamos o avales. Para los alemanes, los griegos no han hecho los deberes y deben pagar por ello. Sin embargo, pocos dudan de que Europa cederá finalmente.

Como las máscaras del teatro, la confianza en un rescate incondicional a Grecia confiere dos caras al bono griego. Por un lado, ofrece una rentabilidad del 6,4 por ciento, que dobla la del bono alemán. Por otro lado, esa renta no se corresponde con la solvencia que a Grecia le corresponde por el simple hecho de pertenecer a la Eurozona. Es decir, si rentabilidad y riesgo son valores que se mueven por lo común de forma inversamente proporcional, esta ley básica no se cumple en el caso de Grecia. En definitiva, el bono griego ofrece hoy una rentabilidad demasiado alta, si -como algunos dan por descontado- la UE no va a dejar caer a Grecia.

Frente a esta contradicción, Alemania lucha con racionalidad teutona. Por eso agita el fantasma del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos rescates en los años 90 aún recuerdan por su dureza los países asiáticos. Después de haber asumido graves ajustes, los germanos se resisten a financiar los excesos mediterráneos. En consecuencia Alemania introduce tensión a este argumento y quiere ofrecer luz a unos mercados que aún no han encontrado un correlato válido entre la rentabilidad del bono griego y su nivel de riesgo.

Alemania quiere dejar muy claro que caminar a su lado exige mucho esfuerzo. Con FMI o sin él, Grecia debe enfrentarse a su destino, parecen pensar los germanos. Y el resto de países europeos, en particular los mediterráneos, deben también escuchar –opinan- la voz de un coro que, entre las ruinas de una prosperidad perdida e ilusoria, repite como una letanía: recortes, recortes, recortes. Reformas, reformas, reformas…

Tragedia griega sin tiempo