viernes. 19.04.2024

Los salarios, un escudo para Díaz Ferrán, y un palo en la rueda sindical

LUIS MARTÍNEZ
El secretario de estado David Vegara se baja en marcha del tren que amenaza con descarrilar, después de que los empresarios rompan el pacto salarial de los convenios.

¿Cómo se despide en España?
Un informe del Observatorio sociolaboral de la Fundación Sindical de Estudios pone de relieve la contradicción entre el rápido aumento del desempleo en los últimos meses y la idea de un mercado rígido que necesita de medidas flexibilizadoras del despido, tal y como viene manteniendo la patronal.
NUEVATRIBUNA.ES - 12.03.2009

La paz social pende de un hilo tras la ruptura del pacto salarial protagonizada ayer por la patronal que dictó a sus asociados recomendaciones de no subir los salarios más allá del uno por ciento en los nuevos convenios. Así, tras las recomendaciones de la organización presidida por Gerardo Díaz Ferrán, los sindicatos redoblaron hoy sus advertencias a la patronal a fin de retomar cuanto antes la senda del acuerdo.

Sin embargo, una tesis inquietante va cobrando cada vez más fuerza en lo relativo a los verdaderos intereses de la patronal, siempre según los sindicatos. Esta tesis, que ya nadie comenta en voz baja, afirma que, en realidad, a la patronal le importa muy poco el asunto de los salarios recogidos en los acuerdos de negociación colectiva (ANC), hoy rotos. Circula y crece como la espuma la afirmación de que la patronal busca en realidad poner las cosas “cuanto peor, mejor” para lograr en realidad ese oscuro objeto de deseo llamado despido barato, y que la patronal presentó en forma de globo sonda con el nombre de contrato anticrisis, lanzado por la patronal madrileña CEIM que preside por Arturo Fernández.

Con lo cual, de ser cierta esta tesis, nos encontraríamos con una interesante paradoja, resumida en que la patronal tiene todos los apoyos, salvo los sindicales, claro, para lograr aquello que en realidad no quiere. Y, sin embargo, cada vez menos cuando se trata de conseguir su objeto del deseo, del cual hasta el Partido Popular se desmarcó recientemente.

Hoy, el secretario de estado de Economía, David Vegara, saltó en marcha de ese tren, que amenaza con tragarse más de una década de concertación social. Vegara, siempre respetuoso con la autonomía de las partes, recordó ante la prensa una vez más que el Gobierno “no fija los salarios en España”, como siempre que en los últimos meses fue consultado al respecto. Sin embargo, con el conflicto lanzado, Vegara olvidó hoy añadir su coletilla habitual en estos casos. “Sin embargo, en las circunstancias actuales sería buena la moderación salarial”

Del mismo modo actuó la coalición catalana Convergencia i Unió (CiU), la formación a quien hoy todos miran desde que las elecciones en Euskadi abrieran hace una semana un nuevo escenario para el Gobierno socialista, que no cuenta con una mayoría suficiente en la Cámara Baja.

Tras presentar una proposición de ley contra la morosidad, los portavoces de CiU en el Parlamento, Pere Macias y Josep Sánchez Llibre, pasaron también de puntillas sobre la espinosa cuestión de los salarios. Pero finalmente también fijaron su posición del lado de los empresarios, recomendando la moderación de los salarios, tras dejar claro su respeto a las dos partes que han roto las negociaciones en las que están involucrados los salarios de más de cinco millones de trabajadores.

Sin embargo, si los empresarios cuentan con apoyos sólidos para recortar este año los salarios, donde cada vez se encuentran más solos es en la defensa de lo que, según los sindicatos, sería su verdadera pretensión, es decir, abaratar los despidos.

En este sentido, es notoria la deserción del Partido Popular y de alguien tan poco sospechoso de izquierdismo como el economista Juan Velarde, quien el otro día calificó la propuesta de la patronal de “absurda”. En cuanto al principal partido de la oposición, el portavoz de la política económica de los ‘populares’, Cristóbal Montoro, alertó recientemente contra el efecto “catastrófico” que tendría sobre la economía la pretensión de los empresarios de abaratar el despido.

Incluso una voz que en otro tiempo se ha mostrado partidaria de un despido más barato como la del Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, introdujo el otro día mil matizaciones tras sus últimas declaraciones al respecto para evitar que se le encuadre entre quienes defienden esta medida.

Al final, por tanto, tendríamos un curioso conflicto laboral en marcha, donde la patronal podría conseguir aquello que en realidad no desea, mientras que cada vez tiene más lejos lo que pretende con todas sus fuerzas.

Claro está que todo ello cambia cuando consideramos un último factor que termina por distorsionar absolutamente el ya difícil contexto laboral que se viven hoy en el país que acaba de doblar la esquina del llamado "milagro económico español’. Y es que, si atendemos a otra tesis llegada desde la orilla sindical, en realidad ya nada importa. Y lo que se esconde tras la ruptura de negociaciones bipartitas y tripartitas, acuerdos, convenios, diálogos y comisiones ministeriales, no es otra cosa que el último capítulo por el poder en el seno de la patronal española, que afronta la recta final para llegar a su congreso en el que Díaz Ferrán aspira a ser elegido presidente de la confederación empresarial.

No todo va a ser follar, que diría el otro. Aunque, poco más se espera, según los sindicatos, de aquí hasta el próximo 2 de abril, la fecha elegida por la patronal para reunirse y con toda seguridad, investir al dueño de las agencias de viajes Marsans como presidente de la patronal.

Los salarios, un escudo para Díaz Ferrán, y un palo en la rueda sindical