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NUEVATRIBUNA.ES / L.M.- 03.03.2010

La economía griega es ya una economía de guerra. Con un nuevo catálogo de recortes al gasto público, que se une a la subida general de los impuestos indirectos, el país heleno confía convencer a los inversores y a los socios europeos de que conseguirá rebajar en 4 puntos el abultado déficit público de un 12,7 por ciento previsto para este año. Si no, si no convence a Europa y los socios mantienen su actual displicencia hacia los griegos, el Gobierno de Papandreu amenaza con acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y buscar ayuda para hacer el ajuste. Una humillación que Europa no parece dispuesta a aceptar.

Grecia aprobó hoy un nuevo plan de ajuste –el tercero en pocas semanas- que convierte su situación en algo parecido a una economía de guerra, según dijo ayer el primer ministro griego, George Papandreu. El recorte se resume en una subida de dos puntos en el IVA hasta el 21 por ciento; un recorte del 30 por ciento en las pagas de vacaciones de los empleados públicos; la congelación de las pensiones; y una subida del 20 por ciento en el alcohol y el tabaco, así como del 8 por ciento en la gasolina.

Tras anunciar el nuevo ajuste, Papandreu advirtió a la UE que su país no tendrá reparos en recurrir a la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) en caso de que el nuevo ‘tijeretazo’ no logre convencer a los socios europeos para que presten su apoyo.

Horas más tarde, Bruselas dio su beneplácito al programa de ajuste. “El ambicioso programa de Grecia para corregir sus desequilibrios fiscales está ahora en la buena vía”, resaltó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Según el mandatario europeo, los recortes beneficiarán “a los ciudadanos griegos, gracias a una finanzas públicas más sólidas, mejores perspectivas de crecimiento y más oportunidades de empleo”.

La economía griega atraviesa grandes dificultades para refinanciar su deuda sobre todo a largo plazo. La falta de compradores para el bono griego a 10 años se ha repetido desde que se revelara, hace unas semanas, que Grecia falseó sus cuentas en el intento de ocultar el volumen real de su ingente deuda, que sobrepasa el 110% del PIB.

LA ÉTICA DE GOLDMAN SACHS

Parte de la estrategia seguida por Grecia para ocultar su deuda tuvo que contar con la colaboración del banco estadounidense Goldman Sachs. Según algunas fuentes, el banco habría ayudado a convertir en opaca una parte de la deuda del país heleno a través de distintos productos de inversión. Con la utilización de estos derivados, Grecia habría conseguido hacer desaparecer 2.000 millones de euros de sus cuentas en el año 2001, justo en el umbral del plazo dado para que el Euro comenzara a circular.

Según estas fuentes, se desconoce el precio que Grecia tuvo que pagar a Goldman Sachs por refinanciar 7.142 millones de su deuda denominada en dólares. Desde 2008, Eurostat obliga a contabilizar como deuda este tipo de operaciones. Sin embargo, en 2001, cuando Goldman Sachs supuestamente ayudó a Grecia a modificar su balance, esta operación que provocó “un retraso en la carga financiera”, añaden en estas fuentes, la operación fue legal.

Grecia agita el fantasma del recurso al FMI tras anunciar un nuevo plan de ajuste