viernes. 29.03.2024
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En la actualidad el mundo atraviesa un complejo proceso de transición desde el predominio de las economías de base nacional hacia la plena hegemonía de la mundialización económica y social, cuyos principales obstáculos no provienen de la infraestructura técnico-material ni de las relaciones propiamente estructurales (propiedad, división del trabajo, producción, distribución, consumo) sino de la resistencia de los estados “nacionales” a desaparecer.

En las tesis anteriores se intenta mostrar cuál es la tendencia profunda del capitalismo de nuestros días: el proceso de mundialización.

La infraestructura económica, con su correspondiente base tecnológica, existe. Los principales elementos de la estructura de relaciones económicas también, sobre todo en lo referente a la propiedad sobre los medios de producción y la movilidad del capital. Es la superestructura política y jurídica la que muestra un mayor atraso en este proceso y se convierte en obstáculo claro para su evolución.

Pero este proceso ni es irreversible ni culminará plenamente a corto plazo. En su camino ha de vencer muchas resistencias. Por ello, podemos hablar de proceso de transición hacia la mundialización, cuyos rasgos más distintivos son los siguientes:

-Subsistencia de la polarización centro-periferia, marcada por el crecimiento de la desigualdad, el boom demográfico periférico, la presión migratoria sur-norte, los problemas de la miseria y el hambre en el sur, la problemática medioambiental, etcétera.

-Tras el final de la guerra fría y la desaparición de la política de bloques antagónicos, surge una nueva situación en la cual se perfila una rivalidad tripolar,con los tres principales competidores-adversarios: EU, Japón y la CE, que mantienen entre sí una rivalidad comercial, económica, financiera, tecnológica, etcétera, que por el momento no ha adoptado cariz político, pero que puede convertirse en hostilidad, como ya ocurrió en otras ocasiones (dos guerras mundiales). En efecto, a falta de un enemigo común (la URSS), los principales países capitalistas vuelven a encontrarse frente a frente, en tanto que Estados centrales diferenciados y, por tanto, con intereses propios (de Estado) diferentes.

- A un nivel más profundo se manifiesta una contradicción entre la base económica cada vez más mundializada y los Estados "nacionales", que es la manifestación más clara de la oposición entre la tendencia básica del sistema y la autonomía relativa de los Estados, principales obstáculos para la mundialización El capital se internacionaliza, necesita y tiende hacia la formación de un mercado mundial. Pero los Estados "nacionales" se resisten al suicidio y se aferran a la defensa de su soberanía.

Esto da lugar a que exista un conflicto entre nacionalismos de "nación" y nacionalismos de "Estado", en virtud del cual la tendencia a la recuperación plena de la identidad política por parte de las diversas naciones se enfrenta a la intransigencia  de los Estados centrales incluso para reconocer dicha tendencia, que por cierto, no se opone al proceso general de mundialización del capital. La proliferación de nacionalismos de "nación" contribuye a la munidalización. No así la pervivencia de los actuales Estados centrales.

Todo ello lleva hacia una nueva configuración del sistema capitalista mundial. El sistema mantendrá su estructura centro-periferia. Pero esta estructura tiende a no estar configurada por países, por Estados, sino por franjas de población, por sectores de la sociedad, por clases sociales en definitiva, a nivel mundial, es decir, diciéndolo de forma poco rigurosa: van a surgir centros en la periferia y periferias en el centro. Actividades de tipo central se desarrollan en grandes urbes de la periferia: en Sao Paulo, México o Buenos Aires, en Calcuta, El Cairo o Bangkok, se desarrollan actividades económico - financieras del mismo tipo que las que se efectúan en el centro del sistema.

Por el contrario, en los actuales países del centro, además de los inmigrantes del sur, se está consolidando una amplia capa de la población que padece una marginalidad semejante a la de los habitantes de los países de la periferia, en el sentido de que han sido apartados de los circuitos de producción y consumopropiamente capitalistas (pobreza, subsidios estatales, etcétera). Ambas situaciones se dan en la realidad de nuestros días y tienden a acentuarse.

Para llegar a la culminación de la mundialización del sistema, el principal obstáculo es hoy el Estado "nacional". Cuando el capital decida definitivamente prescindir de sus servicios surgirá una nueva era, la era de la economía mundial, en la cual el capital se enseñoreará de todo el mundo y las contradicciones de clase serán mundiales. El capital será mundial y la lucha de clases también.

Los estados nacionales se resisten a desaparecer