jueves. 28.03.2024

Las grandes empresas de todo el mundo eluden un billón de euros en impuestos a través de los paraísos fiscales. Lo hacen en connivencia con los Gobiernos, que han aflojado la presión para acabar con la existencia de estos territorios sin ley, en buena parte asentados en excolonias británicas. Sin embargo, según el autor de un libro presentado en Madrid, si se redobla la presión ciudadana, el G-20 se verá obligado a retomar en noviembre los trabajos para acabar con los agujeros por donde se escapan las obligaciones fiscales de las grandes empresas.

 

La opacidad de estos territorios no impide que distintos estudios arrojen datos sobre las consecuencias que tiene la existencia de paraísos fiscales. Según José Luis Escario, autor del libro Paraísos fiscales: Los agujeros negros de la economía globalizada, que se presenta en la tarde de este jueves en la Fundación Alternativas de Madrid, los paraísos fiscales son patria de unos 10 billones de dólares, en su mayor parte procedentes de empresas multinacionales, que eluden así el pago de impuestos. “No los utiliza el crimen organizado, ni la corrupción”. “Son las multinacionales”, afirma sin ocultar su sorpresa.

 

Tras la cumbre del G-20 en Londres en 2009, los líderes mundiales han aflojado la presión que les llevó incluso a afirmar que la era del secreto bancario se había terminado. “Se están posponiendo las medidas concretas, que ya se conocen”, afirma. “El impulso inicial se ha desvanecido”.

 

Sin embargo, la cumbre de Cannes que reunirá a los líderes del G-20 -los países más ricos del mundo- el próximo mes de noviembre supone una oportunidad para retomar este asunto. “Dependerá de la voluntad de Sarkozy”, tercia Nicolás Sartorius, presidente de la Fundación Alternativas. El presidente francés encara pronto elecciones. Y también Obama, cuyo impulso se antoja también fundamental. “Con que se pongan de acuerdo los cinco grandes será suficiente”, apoya Manuel de la Rocha Vázques, autor del prólogo de la obra.

 

China y Estados Unidos ya se han puesto de acuerdo para obligar a dotarse de más transparencia a las industrias extractivas, como las petroleras, un sector abonado a la evasión fiscal. “Es una buena señal”, corroboran.

 

Cómo se blanquea una lista negra

 

Un problema será ponerse de acuerdo sobre qué es un paraíso fiscal, más allá del eufemismo actual de “territorios no cooperativos”, dado por el G-20. Se trata de territorios donde la carga impositiva es muy baja o nula, “para los no residentes”, aclara Escario. Donde existe el secreto bancario. Y donde falta cooperación con la Administración de otros países.

 

La crisis actual ofreció la esperanza de acabar con los territorios sin ley, al caer en la cuenta los Estados de que su existencia explica buena parte de la debacle financiera. Organismos internacionales elaboraron entonces unas listas con los nombres de los paraísos fiscales. “Al poco tiempo la lista negra se vació”, relata el autor del libro. Por eso la OCDE ha decidido crear una nueva lista, aunque esperará para hacerla pública hasta 2014.

 

¿Cómo consiguen los Estados offshore -como también se conoce a estos territorios- abandonar la listas negras? Por un defecto en la regulación. La nueva norma previó que bastan 12 convenios bilaterales para borrarse de la lista negra. “Crean acuerdos entre ellos”, apunta Escario.

 

La forma de acabar con los paraísos fiscales no puede ser tan solo la cooperación fiscal. “Los acuerdos bilaterales son una pérdida de tiempo y de dinero”, añade, tras proponer en su lugar que se instituya un mecanismo multilateral y que los países estén obligados a dar información independientemente de quien se la pida.

 

Solo así se evitarán casos como el del banco UBS, en el cual Suiza se vio obligada a suministrar información solo porque EEUU era el que se la solicitaba. “España tiene problemas para conseguir información”, añaden.

 

Además de multilateral, el sistema de provisión de información debería ser automático, añaden. Hoy los territorios offshore siempre endcuentran una excusa para no ofrecer datos. Por otro lado, se debe saber quién está detrás. Para ello ayudaría que las empresas tuvieran que presentar sus cifras país por país, y no por zonas geográficas, como hasta ahora. Así se sabría cuánto gana una compañía en cada país, tal y como ahora funciona la bolsa de Nueva York, que obliga a las empresas a desglosar sus cuentas, país por país, incluso proyecto a proyecto.

 

La oportunidad era hace dos años y se ha avanzado muy poco”, añade De la Rocha Vázquez. “Los paraísos fiscales están en el centro de la crisis”. Es un problema global, en el que, por cierto, España está siendo muy activa, al liderar, junto a Sudáfrica, el grupo del G-20 dedicado a la nueva regulación.

 

Los ricos no quieren pagar impuestos

 

El problema es que los más ricos no quieren pagar impuestos”, sentencia Sartorius. En contra del principio de progresividad, “ahora el que más tiene paga menos”. Eso provoca que “se rinda más cuentas a los mercados que a los ciudadanos”, apoya el autor. Un modelo que concluye en lo que se está pasando en Grecia, tercia Sartorius, donde los mercados, después de exigir los mayores recortes sociales, obligan ahora a vender a precio de saldo las empresas públicas. Esto retroalimenta un modelo “diabólico”, insiste. Cuando se hagan con las 'joyas de la Corona', se convertirán en más fuertes todavía. Y, entonces, esos mercados exigirán cada vez más a los Estados, entonces ya irremediablemente endeudados, pronostica. 

Las empresas evaden 1 billón de dólares en paraísos fiscales