viernes. 26.04.2024

El día 19 de febrero es domingo, para casi todos es un día de descanso, de estar con la familia, los amigos, o con uno mismo. Un día en que nadie manda en nuestro tiempo. Un día en el cual todas las horas son nuestras. Un día en el que ningún empresario controla nuestro tiempo, ni vigila nuestra actividad, ni condiciona nuestro empleo. Un día donde somos total y absolutamente libres, aunque estemos condicionados por múltiples obligaciones personales y familiares. Somos dueños de nuestro tiempo.

El domingo 19 de febrero los sindicatos de este país nos han convocado para decir no a una reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía, e inútil para crear empleo. Ese día estamos convocados para tomar la calle. No valen excusas, ni colegios, ni horarios, ni amenazas, ni miedo, ni resignación. El domingo somos trabajadores y ciudadanos libres.

El Partido Popular, avalado por unas recientes elecciones generales, siente el aliento de los mercados, de Europa, ¿de sus votantes?, para imponer una reforma laboral que no resuelve problemas, sino que recorta derechos, empobrece a los trabajadores, crea inseguridades, suprime derechos, pero no solo plantea recortes, sino que éstos son de tal calado, que se debe entender un golpe de estado a los derechos laborales, a esos derechos que también nacieron con la democracia a través del Estatuto de los Trabajadores en 1980.

Los sindicatos han respondido con contundencia y con inteligencia. Esta es una lucha larga y desigual. Han decidido actuar con pedagogía, explicando las medidas, utilizando la palabra, esperando el acompañamiento de los ciudadanos, esperando que la resignación social de paso a la dignidad y a la lucha. A esta pedagogía estamos obligados todos, la palabra debe usarse como arma, la sociedad tienen que conocer lo que supone esta reforma.

El pueblo tiene la palabra, y su voz debe transformarse en un clamor contra esta reforma y un ensayo de lucha contra otras que vendrán. El mercado, los mercados, son insaciables y detrás de esta reforma vendrán otras y tendremos que salir a la calle, el 19, el 29 y los días que sean necesarios hasta parar estas medidas. Para decirle a este gobierno que estamos dispuestos a defender derechos y conquistas que han costado años de lucha, de dolor y de sufrimientos, para que recuerden, gobierno y mercados, que no vamos a dar un paso atrás y para que los sindicatos sientan que no están solos, que somos muchas las personas que vamos a tomar la calle el domingo y los días que hagan falta hasta conseguir una red de solidaridad, de complicidad capaz de transformarse en un muro de contención, una fortaleza donde se estrellen las reformas, los recortes y las miserias que nos amenazan.

El 19 no es un domingo cualquiera