viernes. 29.03.2024

certificado2La quinta edición de un libro sobre un tema de actualidad, es una señal de haber conectado con los lectores en la búsqueda del sentido común perdido con tantas imposiciones para achicar nuestro Estado de bienestar. Una batalla que se libra pervirtiendo el lenguaje y diciendo una cosa y haciendo lo contrario, es por ello que reflexionar en común y con claridad sobre las políticas económicas y sus consecuencias es el acierto de este trabajo.

Hoy se discute sobre la apertura de las instituciones, sobre las primarias de los partidos y sobre su transparencia. Desde la ciudadanía se vive un deseo de percibir que los privilegios, los derechos y las instituciones, no se perpetúen en manos de los poderosos, o de los que están bajo su dependencia. Hoy se precisa un cambio más urgente que nunca en democracia, porque la falta de libertades y derechos no es posible conciliarla con un Novísimo Estado Social donde hay que debatir un futuro que no permita que se eternicen las desigualdades. ¿Es posible cambiar el desgobierno actual? Sí, es posible desde la emoción de vivir ese cambio. No, si es un proyecto de cambiar a «unos por otros». Lo emocionante en estos momentos es participar con la intención de cambiar.

Se precisa un primer paso de apertura en la sociedad, para dar señales de que el poder no se perpetúa, ni en personas ni en siglas, por la sencilla razón de que el poder cada día está más fragmentado en las relaciones sociales. Por eso queremos listas abiertas, cambiar la ley electoral, más transparencia, rendición de cuentas, elegir a los candidatos por procedimientos abiertos, democratizar la estructura de los partidos políticos y, por supuesto, el Estado ya no es la imagen que teníamos de su organización del siglo pasado: se ha desplazado a unas relaciones sociales dinámicas y la estructura de poder se ha quedado anquilosada.

Hay que ganar espacio político, hay que superar la «religión neoliberal»,que nos ha atado con una falsa ilusión, e impulsar un cambio de las organizaciones para ser instrumentos de palanca de los ciudadanos y, nunca más, una estructura de poder que restrinja la democracia. La disidencia frente al desgobierno actual es para buscar respuestas con otra lógica, porque es evidente que no deseamos apoyar reproducciones de más de lo mismo. Con los resultados obtenidos, no parece que necesitemos de mayor justificación.

Ciudadano y Gasto Público