nuevatribuna.es
30 de septiembre de 2010, 10:59
NUEVATRIBUNA.ES / LUIS MARTÍNEZ 29.09.2010
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Si el desorden es a veces signo de vida, un auténtico torrente tomó hoy las calles de Madrid en demanda de una rectificación por parte del Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero. Una multitud abigarrada, donde no faltaron los jóvenes, que arrancó sin esperar a los líderes sindicales y marchó en manifestación hasta Sol, desde las inmediaciones de Cibeles, tras la jornada marcada por la huelga general.
La multitud impaciente no dudó en iniciar la marcha sobre las siete de la tarde, sin esperar a los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, que marcharon por detrás empuñando una pancarta con el lema: “¡Rectificación ya¡”. En la muchedumbre, compuesta por trabajadores de distintos sectores y multitud de ciudadanos con pequeñas pancartas, uno de los manifestantes resumía el sentir general en uno de esos pequeños carteles, que decía: “Luché contra el PP, me estafó ZP”.
Las previsiones quedaron desbordadas y una marea humana enfiló, sin orden ni concierto, por la calle Alcalá, con los jóvenes como protagonistas de una reunión en contra de la política laboral y de recortes del Gobierno. En esa cabecera improvisada, lejos de la oficial, no se escuchaban los oficiales tambores 'brasileros' de otras ocasiones, sino el sordo rumor de las vuvuzzelas contra el paro, los pitidos de una multitud insatisfecha con el giro que ha dado por el Gobierno tras la 'crisis de las deudas' desatada en mayo.
Bajo el edificio Metrópolis, en la confluencia con Gran Vía, los fotógrafos se apiñan sobre una peana que sostiene la maqueta de la centenaria calle madrileña. Tratan de obtener un buen plano de las decenas de miles de manifestantes que enfilan por la calle en dirección a Sol. Entre ellos destacan los trabajadores de Telemadrid, la cadena pública de la Comunidad gobernada por Esperanza Aguirre, que hoy se ha ido de nuevo 'a negro', mientras que, tras la pancarta, uno de sus trabajadores concita toda la atención de la marcha con unas coplillas sobre la lucha obrera, que los asistentes rematan con una salva de aplausos.
Junto a ellos, también destacan las habituales camisetas del Ché, otras oficiales de la huelga y hay quien se atreve incluso con un gorro de miliciana -incluido el pañuelo republicano al cuello-. Todo sea por expresar el rechazo a la reforma laboral aprobada en el Congreso, la congelación de las pensiones y la previsible reforma de la negociación colectiva.
Así, bomberos, trabajadores públicos, un batallón de ciegos, y jóvenes, muchos jóvenes, rejuvenecieron hoy la sangre sindical con gritos a favor de la huelga general y otras pancartas con mensajes como: “Tu botín, mi crisis”, “No basta lamentarse, hay que luchar más”, y, sobre todo, “Zapatero, chaquetero”, “ZP vendido”, “Mas talento y menos talante”, o “ZP adiós, torpe traidor”. Una manifestación que ha supuesto el broche final a la jornada de huelga, que las centrales han vivido a su vez como un éxito, aunque existen dificultades para medir de forma objetiva el seguimiento en los distintos sectores.
Si el desorden es a veces signo de vida, un auténtico torrente tomó hoy las calles de Madrid en demanda de una rectificación por parte del Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero. Una multitud abigarrada, donde no faltaron los jóvenes, que arrancó sin esperar a los líderes sindicales y marchó en manifestación hasta Sol, desde las inmediaciones de Cibeles, tras la jornada marcada por la huelga general.La multitud impaciente no dudó en iniciar la marcha sobre las siete de la tarde, sin esperar a los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, que marcharon por detrás empuñando una pancarta con el lema: “¡Rectificación ya¡”. En la muchedumbre, compuesta por trabajadores de distintos sectores y multitud de ciudadanos con pequeñas pancartas, uno de los manifestantes resumía el sentir general en uno de esos pequeños carteles, que decía: “Luché contra el PP, me estafó ZP”.
Las previsiones quedaron desbordadas y una marea humana enfiló, sin orden ni concierto, por la calle Alcalá, con los jóvenes como protagonistas de una reunión en contra de la política laboral y de recortes del Gobierno. En esa cabecera improvisada, lejos de la oficial, no se escuchaban los oficiales tambores 'brasileros' de otras ocasiones, sino el sordo rumor de las vuvuzzelas contra el paro, los pitidos de una multitud insatisfecha con el giro que ha dado por el Gobierno tras la 'crisis de las deudas' desatada en mayo.
Bajo el edificio Metrópolis, en la confluencia con Gran Vía, los fotógrafos se apiñan sobre una peana que sostiene la maqueta de la centenaria calle madrileña. Tratan de obtener un buen plano de las decenas de miles de manifestantes que enfilan por la calle en dirección a Sol. Entre ellos destacan los trabajadores de Telemadrid, la cadena pública de la Comunidad gobernada por Esperanza Aguirre, que hoy se ha ido de nuevo 'a negro', mientras que, tras la pancarta, uno de sus trabajadores concita toda la atención de la marcha con unas coplillas sobre la lucha obrera, que los asistentes rematan con una salva de aplausos.
Junto a ellos, también destacan las habituales camisetas del Ché, otras oficiales de la huelga y hay quien se atreve incluso con un gorro de miliciana -incluido el pañuelo republicano al cuello-. Todo sea por expresar el rechazo a la reforma laboral aprobada en el Congreso, la congelación de las pensiones y la previsible reforma de la negociación colectiva.
Así, bomberos, trabajadores públicos, un batallón de ciegos, y jóvenes, muchos jóvenes, rejuvenecieron hoy la sangre sindical con gritos a favor de la huelga general y otras pancartas con mensajes como: “Tu botín, mi crisis”, “No basta lamentarse, hay que luchar más”, y, sobre todo, “Zapatero, chaquetero”, “ZP vendido”, “Mas talento y menos talante”, o “ZP adiós, torpe traidor”. Una manifestación que ha supuesto el broche final a la jornada de huelga, que las centrales han vivido a su vez como un éxito, aunque existen dificultades para medir de forma objetiva el seguimiento en los distintos sectores.
