viernes. 26.04.2024
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Podríamos estar asistiendo a una de esas etapas que Bertolt Brecht representó tan bien cuando señaló aquello de “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”, aunque lo que acabe por nacer no sea tan conveniente como nos quieren hacer creer

@antroperplejo | En su libro El capitalismo y la moderna teoría social, el sociólogo británico Anthory Giddens describe el desarrollo de la historia social a través de la visión de Karl Marx en el Manifiesto comunista. Así, señala:

“En toda sociedad relativamente estable hay un equilibrio entre el modo de producción, las relaciones sociales que integran este modo de producción, y la ‘superestructura’ a él vinculada por medio del dominio clasista. Cuando ocurren cambios progresivos en el ámbito de la actividad productiva, surge una tirantez entre estas nuevas fuerzas productivas y las relaciones de producción que subsisten. Entonces éstas últimas obstaculizan cada vez más a las nuevas fuerzas de producción que sobresalen. Estas ‘contradicciones’ llegan a expresarse abiertamente como conflictos de clase, terminan en luchas revolucionarias reñidas en el ámbito político, y aparecen a nivel ideológico como choques entre ‘principios’ opuestos. Estas luchas dan como resultado, o bien ‘el hundimiento de las clases beligerantes’, como sucedió en Roma, o bien, ‘la profunda reorganización revolucionaria de la sociedad’, como ocurrió con la retirada del feudalismo ante el capitalismo. La clase que se empeña en una lucha revolucionaria por el poder, combate en nombre de derechos humanos absolutos y presenta sus ideas como ‘las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta’.

Este relato del surgimiento del capitalismo coincide casi palabra por palabra con la versión del modo de producción capitalista neoliberal, también denominado capitalismo de plataforma, que estamos viviendo actualmente. Airbnb, Deliveroo, Glovo, Uber y tantas otras suponen esas nuevas fuerzas productivas que friccionan claramente con los restos de las relaciones de producción todavía existes provenientes del modelo fordista. Las últimas noticias, como la recogida por eldiario.es o Nuevatribuna.es en torno a la consideración por parte de la Inspección de Trabajo de Barcelona de los trabajadores de Deliveroo como “falsos autónomos”, parecen reforzar la postura de resistencia de una clase social depauperada, esto es, unos trabajadores precarios, explotados, externalizado, etc. que ofrecen, en este caso, su beligerancia a la revolución conservadora que supone el capitalismo de plataforma.

Estos nuevos rebeldes cuentan, además, y como no podía ser de otra manera, con sus defensores en la esfera de la superestructura social. En el caso del Estado español, el partido político Ciudadanos ha pedido recientemente adecuar la legislación vigente “a estas nuevas formas de trabajo” y lo hace mediante un discurso plagado de referencias a la racionalidad económica de carácter liberal, por supuesto.

El viejo manifiesto marxista, que precisamente cumple 170 años, parece mantenerse aún vigente. De esta forma, podríamos estar asistiendo a una de esas etapas que Bertolt Brecht representó tan bien cuando señaló aquello de “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”, aunque lo que acabe por nacer no sea tan conveniente como nos quieren hacer creer. 

Airbnb, Deliveroo, Uber: el manifiesto del capitalismo de plataforma