viernes. 29.03.2024

Análisis del crecimiento económico en el tercer trimestre

Por Miguel Puente Ajovin | España se enmarca en un contexto que difícilmente se puede obviar cuando hablamos del crecimiento económico. El conjunto Europeo, máxime cuando tomamos en cuenta que es el principal destino de nuestras exportaciones, incide en nuestro ciclo económico, y la comparación internacional nos permite saber cómo de bien lo está haciendo España.

@caoticaeconomia | Tras la publicación por parte del Instituto Nacional de Estadistica de los datos referentes al crecimiento económico de nuestra economía en el tercer trimestre, realizamos en este artículo un análisis gráfico de la Contabilidad Nacional Trimestral. Para ello, utilizaremos los datos de crecimiento interanual a precios constantes y corregidos de efecto estacional, excepto en aquellos casos en los que se indique lo contrario.

Contexto internacional

España se enmarca en un contexto que difícilmente se puede obviar cuando hablamos del crecimiento económico. El conjunto Europeo, máxime cuando tomamos en cuenta que es el principal destino de nuestras exportaciones, incide en nuestro ciclo económico, y la comparación internacional nos permite saber cómo de bien lo está haciendo España con respecto al resto de países.

Lo que obtenemos es un fuerte crecimiento de los países occidentales como Japón, Estados Unidos y Reino Unido a los que deberíamos envidiar (no sin cierto recelo) y que destacan la fuerza con la que esta crisis ha afectado a las economías del Euro. La UE de los 28 países crece tan solo un 0,1% de forma interanual, si bien es cierto que aun tímido, implica un crecimiento que deja atrás los datos negativos de una recesión que ha durado (y dura) mucho más de lo esperado. El siguiente problema, tal y como lo veíamos hace un par de años en la “falsa recuperación” de 2010, es el de las dos velocidades. El sur de Europa, Portugal, España e Italia (no saco Grecia por no disponer todavía de datos) con caídas superiores al 1% de sus economías, mientras Francia y Alemania al menos se mantienen con crecimientos positivos.

Es cierto que atendiendo a los crecimientos intertrimestrales la cosa es aun peor. Francia caía un 0,1% y tanto Alemania como la UE disminuía su crecimiento. Esta ralentización se veía casi confirmada cuando el BCE decidió bajar los tipos de interés (con la confirmación de una inflación a la baja, es una operación de manual, aunque fuera bastante inesperada), con una clara intención de no dejar caer a las economías europeas de nuevo en un periodo de estancamiento (si bien el posible efecto de esta bajada de tipos en la economía es más que discutible).

En resumen, nos encontramos con una Europa que está recuperándose (creciendo, de hecho), pero de una forma muy leve y lenta. Los países del sur siguen reduciendo sus tasas de caída, y se espera que en 2014 puedan registrar ya cifras interanuales positivas, pero la diferencia con respecto al resto de países occidentales es patente.

A continuación, pasamos a analizar las causas de esta mejora de la economía española (una caída del 1,1% interanual en el tercer trimestre sobre una caída del 1,6% del 2º trimestre).

Un pequeño apunte: Prefiero hacer el análisis sobre las tasas de crecimiento interanual por la mejor visualización del ciclo económico, si bien es cierto que no sin cierto retardo. Sobre estos datos, es general que una reducción en la caída interanual sea un dato positivo, en tanto en cuanto implica que la recesión afecta con menor intensidad que en el trimestre anterior, lo cual puede también verse con el tímido crecimiento trimestral. Lo importante no es tanto el dato (un 0,1% de crecimiento trimestral puede ser negativo si tenemos en cuenta un pequeño error estadístico) si no la tendencia (que es claramente positiva).

Evolución del PIB

A simple vista podemos ver la tendencia positiva en la evolución del PIB. Desde comienzos de 2013 se ha ido frenando la caída y aunque el nivel de producción sigue estando un 1,1% por debajo del 3º trimestre del año pasado, hemos podido ver un ligero repunte del PIB del 0,1% sobre el trimestre anterior.

Sin embargo, como ahora veremos, el peso de esta recuperación parece estar cambiando de causa, de unas exportaciones que parecen languidecerse a una demanda interna que parece haber tocado fondo por fin.

Contribución al crecimiento

La desagregación que realiza el INE entre demanda nacional y externa la he criticado varias veces (pueden ir aquí para una explicación detallada), por eso incluiré la mía.

En la desagregación del INE podemos ver la evolución de la demanda nacional (lo que demanda los españoles) y la demanda externa neta (exportaciones menos importaciones).

Así vemos como la demanda de los españoles sigue cayendo a tasas importantes (un 2,5% interanual en el 3º trimestre) si bien estas caídas son cada vez menores. Por otro lado, las exportaciones netas presentan el comportamiento contrario, aumentan (en el tercer trimestre un 1,4%), pero viendo la tendencia vemos que lo hacen cada vez menos.

Este empeoramiento se debe completamente al empeoramiento de nuestras exportaciones, que pasan de crecer un 9% a un 4,7%. Siguen creciendo, pero al crecer menos tiran con menos fuerza del crecimiento económico.

Pero como digo, esta forma no me gusta para ver las tendencia de fondo, por ello, prefiero obtener la evolución de la demanda interna privada (lo que los españoles demandan producido en España), demanda pública (el consumo del sector público) y la demanda externa (lo que el exterior demanda de España). Utilizo datos a precios corrientes para poder comparar entre las diferentes rúbricas de demanda:

La fotografía es muy parecida pero si nos fijamos en el detalle no lo es tanto. La demanda interna ha estado aumentando el ritmo de caída desde comienzos de 2012, si bien parece reducirlo con fuerza en este último trimestre, y las exportaciones, lejos de seguir mejorando a tasas similares a las de 2010, han crecido menos que en el trimestre anterior.

Lo único que ha mejorado de forma consistente desde finales de 2012 es la demanda por parte del sector público. De hecho, si dividiéramos el aumento del PIB entre demanda pública y privada (sumando interna y externa), veríamos como es la pública la que aumenta, mientras la privada sigue aumentando el ritmo de caída interanual (cae en 2000 millones frente a los 637 millones del trimestre anterior).

En resumen, las exportaciones siguen mejorando y potenciando nuestro crecimiento económico, pero la desaceleración en el crecimiento europeo parece haberles afectado, reduciendo su crecimiento. Por otro lado la demanda de los españoles parece estar mejorando, si bien es la demanda del sector público la que más ha facilitado que la tendencia actual sea positiva, pues la reducción en la fuerza de los planes de austeridad (en comparación con la catástrofe que fue el año 2012) ha incidido positivamente en la economía española.

Ahora veremos con mejor detalle la evolución de la demanda de los españoles en Consumo e Inversión:

Consumo

De nuevo, el consumo vemos que sigue cayendo (es un 1,5% inferior al consumo del 3º trimestre de 2012), si bien el ritmo de caída se va reduciendo, dejándonos entrever que para 2014 podría estar ya en tasas positivas. De nuevo, vemos como es sobre todo el consumo público el que mayor evolución positiva presenta, creciendo incluso un 0,3%. No es mucho, pero contrasta mucho con las caídas a las que estamos acostumbrados desde casi el comienzo de la crisis.

A las familias aun les queda algo de espera, pues su consumo sigue cayendo a una tasa de 2,2%.

Esta menor caída se debe en primer lugar a una reducción similar en el ritmo de caída de la ocupación (que pasa de cae un 3,9% en el segundo trimestre a un 3,2% en el tercero), que incide en la renta que los asalariados reciben (que pasa de caer un 5,2% a un 3,6% en el tercer trimestre).

Sí, es cierto. Estamos hablando siempre de mejoras en el ritmo de caída, que en un nivel macroeconómico indican una cierta tendencia positiva, pero no deja de ser desalentador el hecho de estar hablando de una cierta “recuperación” en un momento en que la ocupación y la renta de las familias sigue cayendo a tasas muy importantes, caídas que, si bien son cada vez menores, son “sobre mojado”, empeorando la crisis social e incidiendo en las desigualdades derivadas de la distribución de la renta.

Si la economía cae “solo” un 1,1%, y las rentas de los asalariados cae mucho más, un 3,6%, se debe a que la otra porción del pastel, el excedente bruto de explotación (asociado a los beneficios), aumenta un 1,8%, más incluso que el trimestre pasado (que creció un 1%). Otro claro ejemplo de que la devaluación salarial ha servido únicamente para aumentar beneficios empresariales de forma que las empresas puedan, sobre todo, pagar una enorme deuda privada que siguen manteniendo a sus espaldas.

Inversión

La inversión presenta un comportamiento no muy bueno. A nivel agregado mantiene una caída del 6,3% interanual, con un sector de la construcción que sigue cayendo a una tasa del 10% aproximadamente (un ritmo de caída al que nos tiene ya acostumbrados, sin embargo aun le queda un largo recorrido para dejar de reducir la burbuja en la que nos metió. Y es que si bien ha estado bajando, el peso de la construcción es aun el 56% de toda la inversión que se realiza en España.

Los bienes de Equipo (aquella inversión asociada al aumento de la capacidad de producción) sí que han aumentado, si bien ligeramente menos que el trimestre anterior (un 0,2% frente al aumento del 1% del segundo trimestre).

Ante una economía con un crecimiento todavía por ver, la inversión se mantiene a la espera, y no podemos olvidar que las dificultades para acceder a un crédito que por lo pronto sigue estando muy caro o inaccesible (por un sistema financiero que todavía se está justando y que, dada la tasa de morosidad, sigue reticente en confiar crédito a los niveles pre-crisis).

En resumen: Las exportaciones siguen creciendo pero menos que el trimestre anterior, el consumo parece ir recuperándose, aunque las continuas caídas en el nivel de empleo y las rentas de los trabajadores (con el efecto extra de la devaluación salarial) hacen que casi toda mejora esté relegada al consumo y demanda pública, que es la que más fortalece la mejora en la economía, ante una inversión que parece estar estancada y a la espera de un crecimiento más sostenido en el tiempo.

Evolución por ramas productivas

Habiendo visto la evolución de la demanda, vamos a ver ahora el crecimiento de las ramas productivas.

El sector más volátil es el sector agrario, que representa únicamente el 2% de la economía, y cae un 2,1% este trimestre.

Más interés ofrece el resto de sectores. La construcción sigue reduciendo un 6,2% su actividad económica del país, con una caída del 11,6% de los trabajadores en dicho sector.

La industria y los servicios, que caen un 1% y un 0,5% respectivamente, presentan el grueso de la mejora. De nuevo, siguen cayendo, pero el ritmo de caída se ha reducido claramente.

La industria ha reducido sus trabajadores en un 6%, y los servicios en un 2,1%.

El único sector que parece tener una tasa positiva de crecimiento es el de las actividades artísticas, que crece un 1,3%. El comercio y la hostelería (el milagro que nos venden como salvación en algunos casos), se ha estancado y crece un 0,03% (nada, vamos). Y no debemos olvidar que este sector representa casi un 25% de toda la actividad productiva de nuestro país. (El 2º sector es el público, con sanidad, educación y administraciones públicas representando el 17% del PIB).

Entonces… ¿Cómo estamos?

Llegamos al final. Estos datos representan para muchos el inicio de una recuperación necesaria. El tímido crecimiento del 0,1% trimestral queda reforzado por la mejora en la tendencia positiva del crecimiento interanual, que a pesar de seguir en negativo muestra una clara mejora con respecto al trimestre anterior.

Esta mejora se debe, en primer lugar, a nuestras exportaciones, que crecen muy por encima del resto de vías de demanda. Aun así, estas se han visto reducir su crecimiento por un estancamiento en la zona euro y por la apreciación del euro (movido, en parte, por los continuos superávits de Alemania).

Tanto el consumo como la inversión presentan un comportamiento de cierta mejoría lenta, y es el consumo público el que presenta una notable mejoría en su forma agregada. Veremos sí para 2014 se nos exigen nuevos sacrificios como en 2012 (si es así veremos un empeoramiento seguramente) o si como en 2013, parece que el uso de déficit como arma política se ha acabado (ahora prefieren tocar otros temas más estructurales como el tipo de fiscalidad, hacia el consumo y no hacia el trabajo o el mercado de trabajo, de nuevo).

Por otro lado, y como ya se apuntaba en un apartado anterior, si bien estas cifras indican un cierto optimismo “macroeconómico”, no debemos olvidarnos de dos elementos importantes.

En primer lugar, que la recuperación económica necesita de ciertos componentes que puedan sostener de forma estable el crecimiento. En 2010 y 2011 ya entrevimos una mejoría de la economía (aunque el señor Guindos parece haberse olvidado), pero los cimientos no estaban puestos. En este tercer trimestre hemos visto reducirse el coste del petróleo (si seguía aumentando al ritmo de trimestres pasados habríamos entrado en otro tipo de problemas) pero otros elementos como la tasa de morosidad, que sigue en tasas record, o la caída del crédito (que cae con fuerza), la escasa inversión, y el contexto europeo parecen poner unas cuantas pegas a esta mejora.

Para los siguientes trimestres deberíamos esperar un ritmo similar, con otro dato de crecimiento trimestral positivo y una caída muy pequeña en el dato interanual. Lo que deberemos intentar una vez entremos en la fase de crecimiento es que este sea lo suficientemente potente como para poder eliminar los desequilibrios que hemos ido acumulando en estos años de desfase (con respecto a otros países), siendo el empleo y el paro la mejor representación de el largo camino que nos queda por recorrer.

En segundo lugar, que los desequilibrios y las desigualdades son algo con lo que hay que luchar incluso al margen de la evolución macroeconómica. Las altas tasas de pobreza, las condiciones sociales y económicas que nos vemos obligados a admitir no son sino un empeoramiento claro de nuestro nivel de vida. Y es que no podremos hablar del final de una crisis socioeconómica hasta que las condiciones sociales y económicas de los españoles estén mejor de los que estaban antes de la crisis. Y para eso queda mucho, por desgracia.

Análisis del crecimiento económico en el tercer trimestre