martes. 19.03.2024
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha constatado, en su Informe Mundial sobre Salarios, que las mujeres españolas cobran un 14% menos de media que los hombres, una brecha salarial que persiste y que “no se explica”, dado que las mujeres tienen niveles de formación superiores.

La OIT señala que las mujeres suelen obtener un rendimiento salarial menor de su educación que los hombres, aunque tengan la misma categoría ocupacional. Por ejemplo, entre los asalariados no calificados, las mujeres representan un 58%, pero entre los CEOs solo alcanzan el 22%, a pesar de que las mujeres están mejor calificadas en términos de educación que los hombres en ese decil. Además, dentro de cada escala ocupacional, las mujeres cobran menos por hora trabajada.

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Otra realidad que muestra el informe es que en Europa (incluida España), existe una polarización en términos de género por industria, y se pude demostrar que en aquellas empresas a donde hay más mujeres, el promedio de los salarios es más bajo para todos, lo que implica una brecha salarial del hasta 15% y alrededor de 3.500 euros brutos por año si se compara con trabajadores que ejercitan su trabajo en empresas de similar productividad pero con menos mujeres en su plantilla.

El informe también mide la brecha salarial según la edad de los individuos, siendo esto una aproximación a la brecha salarial por maternidad. En el caso de España, la participación de la mujer comienza a disminuir y se despega de la del hombre, justo en la edad cuando las mujeres comienzan a tener hijos (en torno a 30 años), es decir, la maternidad penaliza la participación y los salarios de las mujeres y no solo en el momento de tener familias, sino que esto se alarga a través del ciclo vital de las mujeres hasta entrada la edad de jubilación.

PÉRDIDA DE PODER ADQUISITIVO DE LOS TRABAJADORES

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En términos generales, los salarios en España decrecieron un 1,8% en 2017, lo que equivale a decir el 96% del valor que estos tenían en el 2008, y que ha redundado en una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores.

Los sueldos en España ya venían de un crecimiento cercano al cero en el 2016, en un momento en el que en el resto de Europa alcanzaba el 1,3% positivo, a lo que se añade que fue además es uno de los países donde más se redujo durante los años de la crisis.

Se constata asimismo una brecha entre la productividad y los salarios en estos últimos años. En el caso de España se ha producido un aumento de productividad, sobre todo desde el año 2005, que no se ha visto reflejado en los salarios que en particular desde 2010 han seguido una senda completamente opuesta a la del crecimiento de productividad. Ello conlleva que haya habido una reducción del porcentaje del PIB correspondiente a la remuneración del trabajo.

Estos datos muestran, a juicio de Rosalía Vázquez, una de las autoras principales del informe, que en España “hay margen para un incremento del salario mínimo real”, lo que además tendría un efecto positivo en el consumo interno y la inversión del país.

Según las estimaciones de la OIT, España tiene un coeficiente de Gini (en salarios) de un 28.5 (donde 0 implica igualdad total y 100 desigualdad total) colocándose marginalmente por encima de la media estimada para países de altos ingresos (esta es de un Gini de 26.1).

La OIT confirma que los salarios a escala mundial registraron en 2017 su crecimiento más bajo desde 2008

El informe utiliza datos de 70 países que cubren a un total del 80 por ciento de la población trabajadora. Como conclusiones generales, la OIT confirma que los salarios a escala mundial registraron en 2017 su crecimiento más bajo desde 2008, situándose muy por detrás de los niveles alcanzados antes de la crisis financiera mundial, lo que refleja un estancamiento.

Excluyendo a China, el crecimiento mundial de los salarios en términos reales cayó del 1,8% en 2016 al 1,1% en 2017. En el caso de los países del G20, el incremento fue de un 2,1 debido en gran parte al incremento en los países emergentes (4,3%) y no tanto de los avanzados (0,4%)

En el caso de Europa, el incremento ha sido débil en países como Francia (0,1%) o Alemania (0,9%), Reino Unido (-0.1%) o Italia (-1.2). Estos últimos países, cuyo peso es considerable en el cómputo para Europa, has lastrado el crecimiento de los salarios en la región.

Los salarios en España decrecieron un 1,8% en 2017, según la OIT