martes. 23.04.2024

Vespasiano nació en Falacrinae, en el territorio de los sabinos, cerca de Riate, el diecisiete de noviembre del año 23 d. C. Su padre era un miembro del ordo equester que había alcanzado el rango senatorial durante los reinados de los emperadores de la dinastía Julia – Claudia.

Él y sus hijos, Tito y Domiciano, formaron lo que sería conocida como la Dinastía Flavia.

Emperador romano Vespasiano, Palazzo Massimo
Emperador romano Vespasiano, Palazzo Massimo

Su padre se enriqueció como recaudador de impuestos en la provincia romana de Asia y como prestamista en Helvecia, donde Vespasiano vivió durante algún tiempo. Su madre, Vespasia Polla, era la hermana de un senador. Por parte de su madre, su abuelo era Vespasio Pollión, un tribuno militar.

El historiador Suetonio en su “Vida de los Doce Césares”, describió a Vespasiano “de hombros cuadrados, con miembros fuertes y bien formados, pero siempre con una expresión tensa en el rostro... Disfrutó de perfecta salud y no tomó precauciones médicas para preservarla”.

Su abuelo Tito Flavius Petro era un centurión, había luchado en el bando de Pompeyo. Su padre no estaba integrado en el ejército como era costumbre en el mundo romano. Simplemente era un recaudador de impuestos en Asia. Este hombre tuvo dos hijos. Su hermano mayor, Sabino, era prefecto de Roma. Sin embargo, Vespasiano, fue emperador.

Vespasiano fue criado por su abuela paterna, Tertulla, en su finca de Cosa. Cuando era joven, fue a la región de Tracia como un tribuno de los soldados. Posteriormente, fue enviado a Creta y Cirenaica que era una provincia de Libia como recaudador de impuestos.

A petición de su madre, Vespasiano siguió la carrera política de su hermano Tito Flavio Sabino. Sirvió en el ejército como tribuno militar en Tracia, en el año 36 d. C. Al año siguiente, fue elegido cuestor y sirvió en Creta y en Cirene.

Vespasiano se casó con Flavia Domitila y fruto de dicho matrimonio fueron tres hijos: Domiciano, Tito y Domitila, ésta última murió en la infancia. Cuando Flavia Domitila muere se unió a una ex concubina llamada Cenis que era su amante. Nunca se casó con Cenis debido a su posición social como esclava.

Fue entonces cuando Flavia falleció. El hijo de Vespasiano, Domiciano se casó con Domicia Longina, sobrina de la cuarta esposa del emperador Calígula, Milonia Cesonia.

Cuando Claudio fue nombrado emperador en el año 41 d. C., Vespasiano fue designado legatus de la Legio II Augusta, estacionada entonces en Germania. Este nombramiento se debió a la influencia de liberto imperial, Tiberio Claudio Narciso.

Vespasiano y la Legio II Augusta participaron en la invasión romana de Britania del año 43 d. C. El futuro emperador se distinguió en esta campaña bajo el mando de Aulo Plaucio.

Tras haber participado en las importantes batallas de Medway y Támesis, Plaucio lo envió hacia el sudoeste, y le ordenó penetrar en territorio hostil a través de las tierras que hoy son los modernos condados de Hampshire, Wiltshire, Dorset, Somerset, Devon y Cornualles.

El general romano quería con este movimiento asegurar los puertos de la costa sur y los puertos con minas de estaño de Cornualles y las minas de plata de Somerset.

Vespasiano marchó sobre Noviomagus Reginorum a fin de subyugar a las tribus de durotriges y dumnonios. Capturó veinte fortificaciones ubicadas en lo alto de colinas, sometió a dos poderosas naciones y redujo Vectis.

Además, estableció una fortaleza y una colonia de legionarios veteranos en Isca Domnoniorum. A su vuelta a la ciudad Roma fue recompensado con elegías triunfales.

SU CARRERA POLÍTICA

Vespasiano fue elegido cónsul suffectus para los dos últimos meses del año 51 d. C., tras lo cual se retiró de la vida pública, a la que regresó en el año 63 d. C., siendo nombrado gobernador de la provincia de África.

Sobre su labor en esta provincia hay opiniones contradictorias, pues según el historiador Tácito, su gobierno allí provocó el descrédito y la antipatía de la gente hacia él, pero según Suetonio, fue de gran integridad y se le tuvo en gran estima.

Vespasiano el emperador que construyó el Coliseo romano
Vespasiano el emperador que construyó el Coliseo romano

La opinión de Suetonio se ajusta más a la realidad ya que, por lo general, los cargos de gobernador eran vistos por los ex-cónsules como perfectas oportunidades para hacer fortuna y recuperar el dinero que habían usado en sus campañas políticas. La corrupción estaba tan difundida que todo gobernador volvía de su provincia con los bolsillos llenos.

Sin embargo, Vespasiano empleó su tiempo en el cargo para hacer amistades en vez de dinero, algo que sería mucho más valioso en los años venideros. Durante su tiempo en África del Norte, se encontró con dificultades financieras y tuvo que liquidar parte de sus propiedades. Para recuperar su fortuna, resucitó el comercio con mulas, lo que le valió el sobrenombre de mulio.

Tras regresar de África, viajó a Grecia integrado en el séquito del emperador Nerón. No obstante, perdió el favor imperial por no mostrar suficiente atención  a los recitales del emperador con la lira. La carrera de Vespasiano entró en un punto muerto por esta época.

El historiador Flavio Josefo en su libro “Guerra de los Judíos”, manifestó que Nerón no pudo encontrar a alguien “a la altura de la tarea para hacer la guerra a los judíos…De modo que Nerón estimó estas circunstancias como presagios favorables, y vio que la edad de Vespasiano le daba una experiencia segura y una gran habilidad, y que tenía a sus hijos como rehenes para su fidelidad a sí mismo, y la edad floreciente en la que estaban los harían instrumentos esenciales bajo la prudencia de su padre”.

Vespasiano fue designado para conducir la guerra contra los rebeldes judíos de Judea en el año 66 d. C., que amenazaba el bienestar de las provincias romanas del Este. Esta rebelión había conducido al asesinato del anterior gobernador y había hecho huir a Cayo Licinio Muciano, gobernador de la provincia de Siria, cuando este trató de restaurar el orden en la zona.

Dos legiones, con ocho alas de caballería y diez cohortes auxiliares, fueron enviadas a la provincia bajo el mando de Vespasiano, además de las tropas que formaban la guarnición.

Su hijo mayor, Tito, sirvió como su ayudante personal. Durante la guerra Vespasiano se hizo amigo de Flavio Josefo, que era un líder de la resistencia judía, que en su trabajo “Guerra judaica” ofrece una visión cercana del futuro emperador y de su heredero Tito durante la guerra.

Durante el conflicto, muchos miles de judíos fueron asesinados y muchas ciudades destruidas por el ejército romano, que restableció satisfactoriamente el control sobre Judea. Sirvió un tiempo como procurador, y los judíos lo recuerdan como un funcionario justo y honorable a pesar de ser su general enemigo.

Flavio Josefo escribió que, tras la toma por la Legio X Fretensis de la ciudad de Jericó, el veintiuno de junio del año 68 d. C., Vespasiano tomó a un grupo de judíos que no podían nadar, los encadenó, y los lanzó al mar Muerto a fin de probar su legendaria fuerza. No obstante, es probable que Vespasiano ordenara que en caso de peligro se dispusieran unos barcos para rescatarlos si era necesario.

Tras la muerte del emperador Nerón en el año 68, Roma fue testigo de una sucesión de efímeros emperadores y guerras civiles. Galba fue asesinado por Otón, que fue derrotado por Vitelio.

En este proceso de luchas internas, Vespasiano y su hijo Tito permanecieron en Judea, mientras que su otro hijo, Domiciano ya se encontraba en Roma. Como Vespasiano había sido leal al emperador Nerón, hizo que temiera por su futuro, sin embargo el emperador Galba lo consideró de poca importancia e ignoró a Vespasiano.

Éste envió a su hijo Tito a Roma a finales del año 69 para demostrar que no tenía ninguna hostilidad hacia el emperador Galba. Sin embargo, es el momento en que el emperador Galba fue asesinado.

El trono de Roma está en disputa entre Otón que era el gobernador de Lusitania y Vitelio que era gobernador de la Germania Inferior. En ese proceso de lucha, su hijo Tito regresa a Judea donde se encontraba Vespasiano.

Vespasiano decidió esperar hasta que el ganador quedara claro. Dion Casio dijo que Vespasiano “nunca estuvo dispuesto a ser precipitado, y dudaba mucho en involucrarse en asuntos tan problemáticos”.

Vitelio, el emperador actual, tenía las mejores tropas de su lado, las experimentadas legiones de la Galia y Germania. Sin embargo, las legiones de Iliria, Moesía y Panonia proclamaron su lealtad a Vespasiano, haciéndole el amo de la mitad del mundo romano. Esto ocurrió el uno de julio, fecha que sería conmemorada en los siguientes años como el aniversario de su ascenso al trono.

Mientras Vespasiano se dirigió a Egipto para asegurar el suministro de grano, sus tropas entraron en Italia por el noroeste al mando de Marco Antonio Primo. Las tropas de Vespasiano derrotaron a las de Vitelio en Bedriacum y avanzaron hacia Roma. Tras una lucha feroz en la guerra civil, los soldados entraron en la ciudad.

Durante la confusión de la lucha el Capitolio se incendió y el hermano de Vespasiano, que era el prefecto de la ciudad fue asesinado por una muchedumbre de la que a duras penas escapó Domiciano.

Los partidarios de Otón, buscando otro candidato al trono al que apoyar, se decidieron por Vespasiano. El emperador Vitelio fue asesinado y su cuerpo fue torturado y arrojado al río Tíber.

Según Suetonio, una profecía alegó que los futuros emperadores vendrían del este. Vespasiano acabó creyendo que esta profecía se refería a él y una serie de agüeros, oráculos y augurios a los que consultó reforzaron esta creencia.Vespasiano fue finalmente proclamado emperador el veintiséis de diciembre del 69 d. C., mientras se encontraba en la provincia de Egipto.

Cuando recibió las noticias de la derrota y muerte de su adversario Vitelio, expidió un suministro de grano a Roma, con un edicto en el que anulaba las leyes del anterior emperador Nerón, incluyendo las relativas a la traición.

Uno de sus primeros actos fue restaurar la moral del ejército, destituyendo a algunos y castigando a otros. Respecto a la política militar, Vespasiano, un general meticuloso y victorioso, puso todo su empeño en mantener un alto nivel de preparación y disciplina en las diferentes unidades del ejército romano.

A principios de los años 70, Vespasiano estaba todavía en Egipto. Según Tácito, el viaje se retrasó a causa del mal tiempo. Sin embargo, los historiadores modernos sostienen que Vespasiano se quedó a fin de consolidar su poder en la provincia.

De camino a Roma, visitó el Templo de Serapis, en el que experimentó una visión. Durante la visión lo encontraron unos sacerdotes del templo que quedaron convencidos de que podía obrar milagros.

Historias acerca de la divinidad del emperador comenzaron a circular por Egipto. Durante este periodo estallaron protestas en la ciudad de Alejandría motivadas por la nueva política fiscal del emperador, que causaron que los envíos de grano de Egipto a Roma se detuvieran.

No obstante, Vespasiano logró que se restaurara el suministro cuando la población de la capital imperial estaba al borde de desfallecer a causa de inanición.

El levantamiento de Egipto no hizo sino aumentar la crisis que experimentaba el Imperio, crisis motivada por las guerras civiles que azotaban estas tierras. La rebelión de Judea fue finalmente sofocada por su hijo Tito en el año 70, tras la captura de Jerusalén.

La Galia experimentó un levantamiento en enero del año 70, conocido como la rebelión de los bátavos. Los rebeldes eran antiguas fuerzas auxiliares de los romanos y estaban dirigidos comandados por Cayo Julio Civilis y Julio Sabino, que reclamaba su condición de emperador de la Galia en su condición de descendiente vivo de Julio César.

Las fuerzas sublevadas derrotaron y absorbieron a dos legiones romanas antes de ser derrotadas a finales de año por el cuñado de Vespasiano, Quinto Petilio Cerial.

Vespasiano regresó a Roma a mediados del año 70. Era la primera vez que entraba en Roma como emperador. A su llegada, el nuevo líder del Imperio.

Hay que decir que cuando llegó al poder encontró un tesoro vacío, Nerón no había podido mantener un capital de trabajo para garantizar los gastos diarios de funcionamiento.

Vespasiano tuvo que encontrar dinero rápidamente, lo que hizo, por un lado, al reducir significativamente el número de legiones de Germania, en poder de su oponente Vittelius, por otro lado, participando en saqueos o espoliaciones, sobre personas que, a sus ojos, se han enriquecido ilegalmente.

Desde el punto de vista fiscal, la reforma consistió esencialmente en limitar los gastos lo más posible al recuperar el dinero donde podría recuperarlo, independientemente de los medios o la forma en que se adquirió ese dinero. Vespasiano fue un emperador con un gran sentido de la economía. Limitó los gastos de representación del imperio para asegurar el pago de los legionarios.

La administración del Imperio quedó en manos del antiguo gobernador de Siria y aliado de Vespasiano, Cayo Licinio Muciano, auxiliado por el hijo del emperador, Domiciano.

Durante su gobierno, Muciano inició la reforma fiscal que debía restaurar los fondos del Imperio. Tras la llegada a Roma de Vespasiano a finales del año 70, Muciano presionó al emperador a fin de que recogiera tantos impuestos como le fuera posible.

El emperador Vespasiano
El emperador Vespasiano

Vespasiano y Muciano resucitaron viejos impuestos e instituyeron otros nuevos, aumentaron el tributo de las provincias y vigilaron constantemente a los funcionarios del tesoro. El siguiente proverbio latino se creó probablemente durante la introducción del impuesto por la recogida de orina: “Pecunia non olet”.

De hecho, la orina fue el único agente que corrige el color de los tintes. Cuando fue criticado por este asombroso impuesto, hizo una respuesta que está en el origen de nuestra expresión “El dinero no tiene olor”, en referencia a los malos olores liberados de la orina utilizada para esta colección.

Las provincias del Imperio también se ponen a contribución. Para castigar a la rebelión judía, creó un nuevo impuesto, el judaicus fiscus. Varias provincias romanas ahora deben pagar impuestos, mientras que antes solo eran un tributo. El tributo es una suma fija que debe regularse a intervalos regulares.

El impuesto es mucho más complejo porque depende de las leyes vigentes durante este período y permite recuperar mucho más dinero.

Debido a la austeridad de la que Vespasiano hizo gala, cambió el comportamiento de la sociedad romana en diversos sentidos, aunque para algunos este aspecto se veía como franca tacañería, ya que realizó pocos actos de generosidad.

Otra de las acciones que impuso para recaudar dinero fue el de reclamar para el fisco las parcelas de la península Itálica, que no se habían dado en regla a los colonos. La consiguiente disconformidad de las comunidades itálicas se reflejó en el envío de múltiples delegaciones a Vespasiano, lo que concluyó con la cancelación de esta medida.

Emprendió de inmediato una serie de maniobras políticas destinadas a consolidar y legitimar su posición:

  • A fin de prevenir su amotinamiento, ofreció regalos a los ciudadanos y al ejército. 
  • Reestructuró las órdenes senatorial y ecuestre, arrebatando a sus enemigos sus posiciones de poder y reemplazándolos por sus aliados.
  • Abogó la autonomía regional de los griegos.

Otra de las maniobras que realizó Vespasiano a fin de aferrarse a su posición en el poder fue poner en marcha una auténtica campaña propagandística:

  • A través de sus agentes, el emperador se encargó de que las historias acerca de su divinidad, nacidas en Egipto, circularan por todo el Imperio.
  • Las monedas emitidas durante su reinado proclamaban sus victorias militares y la paz que gracias a él experimentaba el Imperio.
  • La palabra Vindex fue retirada de las monedas a fin de que la opinión pública olvidara al general rebelde del mismo nombre.
  • Sus obras y proyectos incluían siempre una inscripción en la que se podía ver cómo Vespasiano alababa o condenaba los emperadores anteriores.
  • Se construyó en el Foro, un templo a la paz.
  • Los escritos publicados durante su reinado debían pasar un filtro con el objetivo que no se publicara nada que pudiera dañar su imagen pública.
  • Se ofrecieron recompensas financieras a los historiadores antiguos. Los historiadores que vivieron durante su reinado, tales como Tácito, Suetonio, Flavio Josefo y Plinio el Viejo, hablan sospechosamente bien del emperador, a la vez que critican a sus predecesores en el trono.

Tácito admite que su posición se vio reforzada gracias a Vespasiano. Josefo lo identifica como salvador y protector. Plinio dedica su obra “Historia Natural” al hijo de Vespasiano, Tito.

Desde el punto de vista legislativo, lo importante es el Regio de Imperio Vespasiani lex. Es el texto que legaliza su acceso a la sede del emperador al conferirle los poderes asociados.

Este texto es interesante en la medida en que, a diferencia de Augusto y sus sucesores, quienes aplicaron el derecho de convertir al Emperador en un hombre excepcional, Vespasiano es reconocido como un magistrado del pueblo romano. Por lo tanto, solo es un administrador de bienes públicos y un ser diferente. Lo acerca al pueblo, lo que se confirma por sus actos como emperador, precisamente.

Si ya resulta esto sorprendente, aun resulta mucho más, cuando se castigó a los que hablaron en contra del emperador. Se acusó a un gran número de filósofos estoicos de corromper la moral romana con falsas enseñanzas y se les expulsó de la capital. Se ejecutó por sus enseñanzas a Helvidio Prisco, que era un filósofo republicano.

SU GOBIERNO DESDE EL 71 AL 79

Los historiadores disponemos de poca información sobre el reinado de Vespasiano. Los historiadores romanos nos dicen que ordenó la construcción de diversos edificios públicos, intentado reconstruir Roma:

  • Construyó el Templo de la Paz y el de Claudio Deificado.
  • Erigió una colosal estatua del dios Apolo, la cual había sido proyectada durante el reinado del emperador Nerón, al que dedicó una parte del Teatro de Marcelo en el año 75.
  • Comenzó la construcción del famoso Coliseo romano.

En las provincias hispanas, procedió a conceder en el año 74, “el ius latii minor” a todos los habitantes de Hispania, lo que permitió la creación de numerosos municipios a lo largo del último cuarto del siglo I, tal y como indica Plinio el Viejo.

Aunque algunos lo consideraban como astuto, Vespasiano demostró ser un emperador eficaz. Era muy querido, incluso demostrando un sentido del humor, y su reinado de diez años fue considerado como un periodo de paz y calma.

A diferencia de muchos de los que gobernaron antes que él, no guardó rencor a quien se le oponía y no ejecutó a ninguno de sus enemigos. Suetonio y Tácito comentaron que su único defecto era la avaricia. Tácito escribió, “Vespasiano se mostró dueño de la situación. Restauró el prestigio romano y recuperó sus destrozadas finanzas. Era difícil llamarlo 'avaro' por sus dolores”.

Para traer más dinero a la Hacienda tesoro romana, duplicó los tributos de las provincias, cobró honorarios a candidatos de cargos públicos, y vendió indultos. Sin embargo, no era completamente codicioso; pagó sueldos a quienes enseñaban latín y griego, y otorgó premios a poetas y artistas.

En este período, de acuerdo con la información aportada por Suetonio, Vespasiano fue víctima de constantes conspiraciones en su contra para derrocarlo a las que consiguió sobrevivir, aunque sólo se conoce información concreta de la encabezada entre los años 78 - 79 por Aulio Cecina Alieno y Eprio Marcelo, ambos hombres de confianza del emperador.

La primera tarea que tuvo que emprender fue la de reponer las pérdidas provocadas por la guerra civil de 69, por la revuelta bátava y por la guerra judía, incrementando el número de efectivos y garantizándose la fidelidad de los soldados.

En este sentido, no dudó en disolver las legiones I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia y XVI Gallica, cuyos soldados habían jurado lealtad a Civilis y su Imperio Galo.

A cambio, reclutó dos nuevas unidades, la Legio IV Flavia Felix, y la Legio XVI Flavia Firma, regularizó la Legio II Adiutrix y reforzó la Legio VII Galbiana, mermada por los combates en Italia, transformándola en la Legio VII Gemina.

Desde un punto de vista militar, Vespasiano reforzó las legiones situadas en las fronteras. Creó dos nuevas legiones para alcanzar en veintinueve el número de legiones existentes en ese momento.

Limpió a la nobleza romana eliminando del poder a aquellos que le parecían amorales, defendiendo a los miembros más débiles de la nobleza pero en sus buenos derechos en comparación con los miembros superiores, por ejemplo, los senadores, si estaban corrompidos.

Respecto a las tropas auxiliares, también mermadas y de lealtad dudosa, procedió a reclutar nuevas unidades, y, dado que la base de reclutamiento tradicional de las legiones en Italia y provincias muy romanizadas estaba en declive, en un número mayor a las desaparecidas durante la guerra civil de 69.

De esta forma se conseguía disponer de más soldados en las fronteras, incrementaba el proceso de romanización de esas provincias y conseguía que en el futuro existiese una amplia cantera de ciudadanos romanos de origen militar capaces de alistarse en las legiones.

En la guarnición de Roma, redujo el número de las cohortes pretorianas al número y tamaño establecido por Augusto, con nueve cohortes quincuagenarias, reservando su reclutamiento a ciudadanos romanos de Italia y de algunas provincias muy romanizadas, como Hispania, la Galia Narbonenese o Macedonia.

En las fronteras, inició el proceso de regularización de los campamentos militares, convirtiéndolos progresivamente en permanentes e iniciando su monumentalización.

A finales del reinado de Vespasiano, en el año 78, el general romano Cneo Julio Agrícola fue enviado a la provincia de Britannia. Allí Agrícola consolidó el poder romano y conquistó Caledonia que se corresponde con la actual Escocia.

Vespasiano acostumbraba a pasar los calores del verano en una villa cerca de las termas de Cotilia en la región de Campania, cerca de Tiete y allí el veintitrés de junio del año 79 falleció con 69 años, víctima de una inflamación intestinal que le produjo una diarrea aguda. Según Suetonio, durante el primer ataque de su enfermedad dijo: “Vae, puto deus fio!”.

Fue divinizado inmediatamente por su hijo y sucesor, el emperador Tito.


BIBLIOGRAFÍA

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Tito Flavio Vespasiano, el emperador paciente