jueves. 25.04.2024

El único reproche que la historia puede hacer a Marco Aurelio, al que los cronistas e historiadores veneran como un emperador digno, sensato y de demostrada grandeza moral, es haber dejado el destino del imperio en manos de un muchacho de tan solo diecinueve años, su hijo Cómodo.

Era un joven ambicioso, aspirante a gladiador, y al que la historia ha juzgado de incapaz y falto de carácter, además de responsable del declive de una de las mejores dinastías que gobernó Roma, la de los Antoninos.

El historiador Edward Gibbon, nos dice “sacrificó la felicidad de millones de personas por el entusiasmo que sentía hacia un muchacho indigno al escoger un sucesor de su familia, en lugar de buscarlo en la república”. Para el historiador, el error fue tal que incluso “los monstruosos vicios del hijo han ensombrecido la pureza de las virtudes del padre”.

Cómodo nace el treinta y uno de agosto del año 161 d. C. Hijo del emperador Marco Aurelio y Faustina la Menor, nació en Lanuvium. Fue el último emperador de la dinastía Antonina. Gobernó con el nombre de emperador César Marco Aurelio Cómodo Antonino Augusto desde el diecisiete de marzo del año 180 d. C. hasta su muerte,  aunque había sido asociado al trono ya en el año 177 al recibir el título de Augusto.

Su gobierno puede dividirse en dos fases:

  • Entre los años 177 y 180, tuvo un reinado conjunto con su padre, Marco Aurelio. En esta etapa las acciones de Cómodo se pueden definir como moderadas. Entre otras cosas, Cómodo luchó con los ejércitos romanos del río Danubio.
  • Entre los años 180 y 192, gobernó de forma solitaria. El modo de reinar del joven fue degenerando en una paranoia incontrolable, que llevó al imperio romano a una de sus mayores crisis desde los gobiernos de Calígula, Nerón o Domiciano.

A su muerte, el Imperio se sumió en una época de guerras civiles conocida como el año de los cinco emperadores. Al término de este conflicto asumió el trono Septimio Severo, quien instauró la dinastía Severa.

LOS INICIOS DE SU VIDA

El doce de octubre del año 166 d. C. se le otorgó el título de César junto a su hermano Marco Annio Vero, que murió tres años después al no lograr recuperarse de una operación. La muerte de Vero dejó a Cómodo como el único hijo biológico superviviente de Marco Aurelio.

Busto de Cómodo en el Kunsthistorisches Museum de Viena
Busto de Cómodo en el Kunsthistorisches Museum de Viena

Marco Aurelio, preocupado por los fallecimientos de todos sus hijos mayores, encomendó a Cómodo a los cuidados de su médico, el célebre Galeno, que lo trató de diversas enfermedades.

Desde su infancia había sido instruido por los mejores maestros y sabios, a los que Marco Aurelio hizo venir desde todos los rincones con la confianza de que, a través de una buena educación, forjaría la mente y el espíritu del hombre que un día habría de gobernar Roma. Su naturaleza y la influencia de las malas compañías, acabó imponiéndose a la formación.

Se sabe, que en el año 172, Cómodo formó parte del estado mayor de su padre en Carnuntum, base militar de Marco Aurelio durante las guerras del Danubio. Fue probablemente allí donde, el quince de octubre del año 172 d, C., Cómodo recibió en presencia del ejército el título de Germanicus tras la victoria de su padre sobre los pueblos germanos.

Esto se debe a que Cómodo estuvo presente durante las batallas finales del conflicto desempeñando un papel importante en ellas. El veinte de enero del año 175, Cómodo ingresó en el Colegio de los Pontífices, punto de partida de su carrera pública.

Áureo de Cómodo
Áureo de Cómodo

En abril del año 175 d. C., el gobernador de la provincia de Siria, Avidio Casio, se declaró a sí mismo emperador tras la llegada a Oriente de rumores que proclamaban la muerte de Aurelio.

Tras ser aceptado como emperador por las provincias de Siria, Palestina y Egipto, Casio continuó con su rebelión a pesar de que los rumores de la muerte del emperador eran falsos. Durante los preparativos de la campaña contra Casio, Cómodo asumió la toga virilis en el frente del Danubio, el siete de julio del año 175, entrando de manera oficial en la edad adulta.

Sin embargo, la campaña contra Casio nunca se llevó a cabo debido a que el general rebelde fue asesinado por uno de sus centuriones antes de que los ejércitos imperiales pudieran iniciar la marcha.

Posteriormente, Cómodo acompañó a su padre en su largo viaje por las provincias orientales, durante el cual visitó la bella ciudad de Antioquía. El emperador y su hijo también viajaron a Atenas, donde fueron iniciados en los misterios eleusinos [1]. La gira por las provincias rebeldes fue un éxito y el emperador regresó a su capital en otoño de 177.

Reinado conjunto con Marco Aurelio

Marco Aurelio fue el primer emperador desde el reinado de Vespasiano que nombró como heredero a su propio hijo. La primera característica identitaria de la dinastía Antonina fue la elección de un sucesor por parte del emperador.

Como la mala suerte no le proporcionó herederos a Nerva, Trajano, Adriano ni Antonino Pío, el trono pasó en cada caso no en sucesión hereditaria sino a un hombre considerado por el emperador como el mejor para el puesto.

Se puede dar explicación al hecho de la elección arbitraria del sucesor admitiendo que no fue norma por defecto sino que, hecho excepcional, cuatro emperadores carecían de descendencia masculina en el momento de su muerte, lo que se ve confirmado por el acceso al trono de Cómodo.

El veintisiete de noviembre del año 176, Marco Aurelio concedió a su hijo el título de Emperador y en el año 177, el emperador otorgó a Cómodo el título de Augusto como ya hemos visto, concediéndole prácticamente sus mismos poderes.

La igualdad total de competencias imperiales tuvo lugar, el veintitrés de diciembre de 177, cuando Cómodo fue recompensado con unos poderes muy inusuales entre los herederos: la tribunicia potestas. El uno de enero del año 177, Cómodo se convirtió a la edad de quince años en el cónsul más joven de toda la historia del Imperio hasta ese momento. 

Antes de marchar de nuevo con su padre al frente de Danubio en el año 178, Cómodo contrajo matrimonio con Brutia Crispina. Tras dos años al frente de las operaciones militares del conflictivo, Marco Aurelio murió el diecisiete de marzo del año 180, dejando a su hijo como único emperador.

EL REINADO DE CÓMODO

Considerando que el reinado de Marco Aurelio se caracterizó por una guerra casi continua, el gobierno de Cómodo se puede considerar relativamente pacífico en términos militares aunque terriblemente inestable y turbulento en la política del Imperio.

El reinado de Cómodo no estuvo sujeto a las necesidades de sus súbditos y sus territorios sino a los caprichos del propio emperador. Dion Casio decía: “El reinado de Cómodo marcó la transición de un reino de oro y plata a uno de óxido y hierro”.

A pesar de su notoriedad, y considerando la importancia de su reinado, los años de reinado de Cómodo no están bien documentados. Las principales fuentes historiográficas supervivientes son Dion Casio, contemporáneo y en ocasiones observador de primera mano de los hechos, pero sus escritos de este reinado nos han llegado a través de fragmentos y abreviaturas, “Herodiano” y “La Historia Augusta”, pero son poco fiables debido a su naturaleza de obra literaria en vez de obra histórica, con elementos de ficción presentes dentro de ellos.

Cómodo permaneció con los ejércitos del Danubio poco tiempo antes de iniciar las negociaciones de paz con las tribus germánicas, que no dudaron en aceptarla debido a su agotamiento. Tras el éxito en las negociaciones, Cómodo regresó a Roma, donde celebró el triunfo el veintidós de octubre del año 180 d, C.

Contra todo pronóstico, pese a que había prometido al ejército continuar con la política expansionista de su padre, una de sus primeras decisiones fue poner fin a la guerra, lo que para muchos significó, literalmente, claudicar.

Entre otras concesiones a los bárbaros, Cómodo renunció a las plazas fuertes que su padre había dispuesto en territorio enemigo, puso fin a la expansión fronteriza y estableció subsidios económicos para los pueblos que consintieron firmar la paz.

Cómodo no tuvo jamás interés en las tareas administrativas que conllevaba su puesto y que siguió la tendencia a lo largo de su reinado de impulsar el ascenso de sus favoritos, entre los que se encuentra Saotero, que era un liberto originario de Nicomedia, que llegó a convertirse en su chambelán.

Los senadores, descontentos con esta situación, iniciaron una serie de conspiraciones e intentos de golpes de Estado, que a su vez provocaron que el modo de hacer las cosas de Cómodo se fuera haciendo progresivamente más despótico y tiránico.

El Senado lo odiaba y temía, las evidencias históricas apuntan a que Cómodo mantuvo su popularidad entre el ejército y el pueblo. El amor que le profesaban los ciudadanos del Imperio no sólo se debía a sus abundantes muestras de generosidad, sino también a los espectaculares juegos de gladiadores que se celebraron durante su reinado.

Para pagar la intolerable carga económica que suponía para el Estado la celebración de los juegos, Cómodo impuso un elevado impuesto senatorial que separó todavía más a los dos cuerpos gobernantes del Imperio.

Las relaciones entre el Senado y Cómodo se estancaron definitivamente cuando el emperador invirtió de manera provocativa el orden tradicional de los dos poderes del Estado, el Senado y el pueblo.

Al comienzo de su reinado, Cómodo, heredó de su padre muchos de sus asesores de alto nivel, entre los que destacan, Tiberio Claudio Pompeyano, su suegro Cayo Brutio Presente y Gayo Aufidio Victorino, que fue prefecto de la ciudad de Roma.

Las cinco hermanas supervivientes de Cómodo contrajeron matrimonio con rivales potenciales del emperador. Cuatro de ellas tenían mucha más edad que Cómodo, la mayor de las cuales, Lucila, había alcanzado anteriormente el título de Augusta tras su matrimonio con el ex emperador Lucio Vero.

La primera crisis de su reinado llegó en el año 182, cuando Lucila conspiró para derrocar a su hermano. La motivación de la rebeldía de Lucila fue probablemente la envidia que suscitaba en ella la emperatriz Brutia Crispina.

Una noche del año 183, tan solo tres años después de ser proclamado emperador, Cómodo volvía a palacio cuando sufrió un intento de asesinato que casi acaba con su vida. De la penumbra salió un joven que se abalanzó sobre él blandiendo una daga y gritando “¡Toma, de parte del Senado!”.

La guardia pudo detenerlo a tiempo. Con él caerían buena parte de los implicados en la trama. Entre ellos, la propia hermana del emperador, Lucila, a quien este desterró al exilio e hizo matar en la isla de Capri.

El incidente marcó para siempre el carácter desconfiado de Cómodo, que inició su particular cruzada contra todos aquellos senadores, e incluso sus familias, que pudieran ser sospechosos de deslealtad. Según sus biógrafos, su obsesión era tal que la ejecución de un senador importante iba acompañada de la muerte de todos aquellos que podrían lamentar o vengar su destino.

Así que, consciente del peligro que corría, no sólo justificó esas muertes, sino que también perdió toda capacidad de sentir piedad o remordimientos. La ingenuidad y la necedad de los primeros años se tornaron en crueldad, y, a partir de aquel intento de homicidio, los asesinatos se convirtieron en el arma disuasoria preferida por el Emperador para evitar nuevas conspiraciones.

El marido de Lucila, Pompeyano no participó en la conspiración, pero sí lo hicieron dos hombres que habían sido acusados de ser sus amantes, Marco Ummidio Cuadrato, cónsul en el año 167, quien también era su primo hermano, y Apio Claudio, que intentaron asesinar a Cómodo cuando entró en el teatro.

Estos dos senadores fracasaron en su objetivo y fueron capturados por los guardaespaldas del emperador. Cuadrato y Quintiano fueron ejecutados; Lucila fue exiliada a la isla de Capri y más tarde ejecutada. Pompeyano por su parte se retiró de la vida pública.

Uno de los dos prefectos del pretorio, Tarrutenio Paterno, estuvo de hecho implicado en la conspiración, pero a pesar de ello no se le descubrió. Posteriormente, él y su colega Tigidio Perenio organizarían el complot para asesinar a Saotero, el odiado chambelán.

Cómodo se tomó muy mal el asesinato de Saotero y Perenio aprovechó la oportunidad para tratar de implicar a Paterno en una segunda conspiración contra el emperador dirigida por Publio Salvo Juliano, hijo de Salvio Juliano, el famoso jurista.

Salvio y Paterno fueron ejecutados junto con una serie de destacados consulares y senadores. Didio Juliano, el futuro emperador, familiar de Salvio Juliano, fue relevado de su gobierno de la provincia de Germania Inferior.

Perenio tomó las riendas del gobierno y Cómodo favoreció el ascenso de su favorito Cleandro, un liberto originario de la región de Frigia, que se convirtió en el nuevo chambelán. Cleandro contrajo matrimonio con una de las múltiples amantes del emperador, Demostratia, a pesar de que, de hecho fue la mano ejecutora de Saotero.

Tras los atentados contra su vida, Cómodo pasó gran parte de su tiempo fuera de Roma, principalmente en las fincas de su familia en Lanuvium. Aunque se encontraba en buena forma física, su mente se degradaba progresivamente.

En esta época su principal interés era el deporte. Participaba en concursos hípicos, carreras de carros y combates con bestias y hombres. Estos se celebraban normalmente en privado, aunque en ocasiones también en público.

Cómodo se acogió entonces por completo a la protección del jefe de la guardia imperial, Tigidio Perenne. En sus manos no solo dejó su seguridad personal, sino también la gran mayoría de los asuntos de Estado, por los que, con solo 21 años, Cómodo sentía poco o nulo interés. Él prefería retirarse a su villa imperial, disfrutar de la mesa y las mujeres y pasar las horas entrenándose como gladiador en el patio de la casa.

Cómodo inauguró el año 183 nombrando a Aufidio Victorino cónsul junto a él y asumió el título de Pío. Ese año la guerra estalló en la región de Dacia. Los datos del conflicto que han llegado hasta nosotros, son pocos y desestructurados. De ellos, se deduce que en el conflicto se destacaron dos hombres que posteriormente serían dos serios pretendientes al trono, Clodio Albino y Pescenio Níger.

El gobernador de la provincia de Britania, Ulpio Marcelo, había seguido penetrando en territorio enemigo avanzando a través del Muro de Antonino en el año 184. A pesar de ser un buen general, Marcelo fue derrocado por sus soldados debido a su excesiva rigurosidad en el cumplimiento de las normas y aclamaron como emperador a uno de sus legatus, Prisco.

Prisco se negó a aceptar las pretensiones de los soldados pero a pesar de ello fue relevado de su puesto con deshonor por los legionarios de Perenio. El quince de octubre del año 184, durante los Juegos Capitolinos, un filósofo cínico denunció públicamente a Perenio ante Cómodo, sin embargo el emperador ordenó la ejecución del cínico.

Según Dion Casio, aunque despiadado y ambicioso, no fue persona corrupta y, en general, el estado estuvo bien administrado. Sin embargo, al año siguiente, un destacamento de soldados de Britania, que había salido desde Italia para sofocar a los rebeldes, denunció también a Perenio ante el emperador con el argumento de que el antiguo prefecto pretendía colocar a su propio hijo en el poder.

Todas estas intrigas habían sido instigadas por Cleandro, que con ellas pretendía eliminar a su rival. Tras las falsas acusaciones, Cómodo autorizó a los soldados britanos a ejecutarlo, así como a su esposa e hijos.

La caída de Perenio trajo consigo una nueva oleada de ejecuciones: Aufidio Victorino se suicidó y Ulpio Marcelo fue reemplazado como gobernador de Britania por Pertinax. A Marcelo se lo llevó a Roma, donde escapó por poco de la muerte.

Entre los años 185 y 190, Cleandro procedió a concentrar el poder en sus propias manos y a enriquecerse al convertirse en responsable de todos los cargos públicos. Vendió y otorgó al mejor postor la entrada al Senado, mandos militares, gobiernos de provincias e incluso consulados suffectus.

Cleandro había sido enviado a Roma como esclavo para trabajar en el palacio imperial, donde supo jugar sus cartas con astucia para granjearse la confianza de su emperador. En Cómodo no despertó recelos ni suspicacias, seguramente por su habilidad innata para satisfacer todos sus deseos. Una razón suficiente que podría explicar que su influencia sobre el césar llegara a ser incluso mayor que la que había alcanzado su predecesor.

Cleandro también acumuló riquezas a fuerza de confiscaciones y otros abusos. Con él se instaló en el Imperio el precepto de que el dinero todo lo puede. Llegados a este punto, según Edward Gibbon, “la ejecución de las leyes era venal y arbitraria. Un criminal rico no solo podía conseguir que se revocara una sentencia por la que se le había condenado justamente, sino llegar incluso a infligir el castigo que quisiera al acusador, los testigos y el juez”.

Un año después, mientras el descontento de unas masas campesinas cada vez más empobrecidas seguía creciendo, un brote de peste hizo mella en el corazón del Imperio. A ello se sumó, además, una carestía generalizada de grano que, a causa de las torpezas de su propio gobierno, Cleandro no sabía cómo solucionar.

La subida de los precios aún avivó más el odio popular, que acabaría estallando en el circo en forma de revuelta. Alertado por las consecuencias para su carrera que este levan­tamiento podía suponer, Cleandro organizó a la caballería para que dispersara a la multitud, pero, contra lo esperado, la guardia pretoriana se sumó a la sedición. El pueblo pedía la cabeza de Cleandro. Cómodo se la dio, literalmente.

El descontento se extendió por todo el Imperio, causando una gran ola de deserciones a lo largo de los ejércitos estacionados en la Galia y Germania. Pescennio Nigro empezó a reunir bajo su mando a todos los desertores de los ejércitos de Galia y se inició una revuelta a lo largo de Gran Bretaña dirigida por los ejércitos britanos.

En el año 187, uno de los líderes de los rebeldes, Materno, viajó desde la Galia hasta la capital imperial con el objetivo de asesinar al emperador en los Festivales de la Gran Diosa, pero fue traicionado y ejecutado.

Ese mismo año. Pertinaz desenmascaró una conspiración dirigida por dos enemigos de Cleandro, por un lado Lucio Antistio Burro que era uno de los cuñados de Cómodo y por el otro Cayo Arrio Antoninio. Como resultado, las apariciones de Cómodo en público se tornaron más inusuales aún, y el emperador prefirió retirarse a sus fincas.

Esta situación recuerda mucho a lo que sucedió cuando el emperador Tiberio se retiró a la isla de Capri, dejando en el poder al prefecto del pretorio Sejano, un ambicioso sin escrúpulos capaz de cometer las peores acciones inimaginables.

A principios del año 188 Cleandro despidió al actual prefecto del pretorio, Atilio Ebuciano, y asumió él mismo el mando supremo de los pretorianos asumiendo el rango de portador de la daga y con dos prefectos subordinados a su poder.

Cleandro se encontraba en esta época en el cenit de su poder, y a pesar de haber reunido ya una gran fortuna, siguió vendiendo cargos públicos a personas privadas. El punto culminante del gobierno opresivo de Cleandro llegó en el año 190, cuando en un año se produjeron 25 consulados suffectus, un récord en toda la historia del consulado.

En la primavera de 190, Roma fue afectada por la escasez de alimentos, durante la cual el praefectus annonae, Papirio Dionisio, oficial al cargo del suministro de grano, logró culpar por la escasez al propio Cleandro.

A finales de junio, una multitud se manifestó contra Cleandro durante una carrera de caballos en el Circo Máxcimo. El chambelán envió a los pretorianos para que sofocaran los disturbios, pero Pertinax, que era ahora prefecto de Roma, envió a los vigiles para que se les opusieran.

Cleandro huyó buscando la protección de Cómodo, que se encontraba en Laurentium en la casa de la gens Quintilia, pero la multitud siguió pidiendo su cabeza. A instancias de su amante Marcia, Cómodo decapitó a Cleandro y ejecutó a su hijo.

El emperador cambió su nombre por el de Lucius Aelius Aurelius Commodus y a la edad de 29 se hizo cargo de las riendas del poder.

A pesar de todo, su línea de gobierno se moderó un poco por consejo de su amante Marcia. Entre los nuevos nombramientos tras la caída de Cleandro se encontraban el nuevo chambelán Eclecto, y el nuevo prefecto del pretorio, Quinto Emilio Leto.

En esta época se llevó a cabo la liberación de muchos cristianos encarcelados en las prisiones de Sardinia, probablemente debido a que la persona que mayor influencia ejercía sobre Cómodo, Marcia, era cristiana.

Cómodo planteó durante todo su reinado una gran oposición al Senado en sus discursos públicos, poniendo de manifiesto siempre que podía su superioridad ante el arcaico cuerpo legislativo al considerarse un dios, con su misma fuerza, destreza e inteligencia.

Levantó estatuas a lo largo de todo el Imperio que lo retrataban bajo la forma de Hércules, lo que reforzaba su imagen de semidiós, de físico gigantesco y de protector del pueblo romano.

Además, al considerarse la encarnación de Hércules, Cómodo pretendía que se le reconociera como hijo de Júpiter, el dios supremo del panteón romano. Estas percepciones de su propio ser aumentaron las tendencias megalómanas del emperador que, lejos de congratularse de ser hijo del tan añorado emperador Marco Aurelio, hacía hincapié en él mismo, considerándose portador de un nuevo orden y tratando de reconstruir el Imperio en su propia imagen.

En el año 191, estalló un gran incendio en la ciudad de Roma, que acabó con muchos edificios públicos, incluyendo el Templo de Pax, el Templo de Vesta y partes del Palacio Imperial.

Tras el fuego, Cómodo vio en la destrucción de la ciudad una forma de inmortalizar su propio nombre y, a principios del año 192, se proclamó ante el pueblo como el nuevo Rómulo, refundando la ciudad con el nombre de Colonia Lucia Annia Commodiana.

Las dementes acciones del emperador no quedaron ahí, sino que renombró a las legiones con el nombre de Commodianae, a la flota que importaba grano procedente de África con el nombre de Alexandria Commodiana Togata, al Senado con el nombre de Senatus Commodianus Fortunatus, a su palacio y los habitantes de la ciudad de Roma con el nombre de Commodianus y al día en que se promovieron estas reformas con el nombre de Dies Commodianus.

Al renombrar todo esto, Cómodo se presentaba ante el mundo como la fuente de la vida y de la religión del Imperio. Ordenó que se decapitara al Coloso de Nerón y que se pusiera en el lugar su propia cabeza.

A los pies del monumento se colocó un león recreando la representación tradicional de Hércules y a vista de todo el mundo una inscripción que rezaba “el único zurdo que ha conquistado a mil hombres en 12 ocasiones”.

CÓMODO COMO PERSONA

Dión Casio fue testigo de primera mano del reinado de Cómodo e historiador sin ninguna razón para defenderlo, le describe así:

“Cómodo no es de naturaleza malvada pero, por el contrario, es el hombre menos honesto que jamás ha vivido. Su gran simplicidad, unida a su cobardía, le han hecho ser esclavo de sus compañeros.

Las malas influencias le han hecho desviarse del camino del buen hacer y, al principio por su ignorancia y al final por la creación de una segunda naturaleza, han hecho que sus actos crueles y lujuriosos se hayan convertido en un hábito.

Las acciones que se han registrado de su reinado muestran un rechazo total a la política de su padre, en especial a los consejos de sus asesores y a su austero modo de vida. Se desconoce si se trata de un rechazo psicológico hacia Marco Aurelio o al resultado de seguir sus propios caprichos.

Lo más probable es que, habiendo sido criado en un ambiente de estoico ascetismo, cuando tuvo oportunidad de liberarse de sus obligaciones filosóficas lo hizo sin vacilar. Tras los repetidos intentos de asesinarle.

Cómodo decidió iniciar una serie de ejecuciones sistemáticas a lo largo de toda la ciudad con el objetivo de sembrar el temor entre el pueblo. Uno de los mayores ejemplos de la demencia del emperador puede observarse cuando ordenó el exterminio de la gens Quintilii. Condiano y Máximo fueron ejecutados bajo el pretexto de que, aunque no se había demostrado su implicación en las conspiraciones en contra de la persona del emperador, la riqueza y el talento de este suscitaban su envidia haciéndolos muy peligrosos”.

Alejado de las inclinaciones filosóficas de su padre y a pesar de haber sido educado en un ambiente intelectual y no militar, Cómodo mostró durante toda su vida un gran orgullo por su físico.

Todas las fuentes antiguas dictaminan que era hombre muy bien parecido y que por ello ordenó que se erigieran estatuas suyas vestidas de Hércules por todo el Imperio. Creía realmente que era la reencarnación del semidiós hijo de Júpiter y por ello trató de emular sus hazañas realizando apariciones en la arena en las que se enfrentó a diversos animales salvajes.

El emperador era zurdo y estaba orgulloso de ello. Dión Casio y los autores de “La Historia Augusta” escriben que era un experto arquero, capaz de abatir a soldados enemigos a galope y sin errar un tiro. En una de sus apariciones en la arena del anfiteatro se enfrentó a una pantera a la que venció en singular combate.

Cómodo tenía pasión por los espectáculos de gladiadores, lo que lo llevó a participar en algunos vistiéndose como los mismos combatientes. Este comportamiento era considerado por el pueblo romano como indigno de un emperador.

Se llegó incluso a rumorear entre el pueblo que Cómodo no era hijo de Marco Aurelio, sino de un gladiador que su madre Faustina había tomado durante unas vacaciones en la costa de Caieta.

Cómodo siempre ganó sus combates en la arena y ningún gladiador fue capaz de derrotarlo en combate, llegando a registrarse más de 700 combates con Cómodo presente, aunque se debe decir que era probable que combatiera con mejores armas que las que usaban los gladiadores o que estos eran drogados antes de entrar a la arena.

Cada aparición del emperador en la arena suponía un gasto de un millón de sestercios para el Estado, lo que arruinó la economía romana que tan sabiamente había sido gestionada durante el reinado de los emperadores de la dinastía Antonina.

 A menudo, el emperador ordenaba que los soldados que habían perdido algunos de sus miembros durante la guerra fueran maniatados y amordazados y se los colocara en el centro del anfiteatro, donde los asesinaba con una espada. Lo mismo ocurría con los ciudadanos de Roma que perdían sus pies debido a accidentes. Todos estos actos contribuirían finalmente a su ejecución.

SU MUERTE

A finales del año 192, un devastador incendio destrozó una gran cantidad de edificios públicos, como el Templo de Pax, el Templo de Vesta y gran parte del palacio imperial.

En noviembre de ese año organizó la celebración de los Juegos Plebeyos, en los que participó disparando diariamente cientos de flechas a los animales y combatiendo contra hombres moribundos. En diciembre anunció para espanto del pueblo romano que iniciaría el año 193 como cónsul y como gladiador.

La noche del treinta y uno de diciembre del año 192, Cómodo comunicó su intención de desfilar al día siguiente, día de año nuevo, no como un emperador, sino semidesnudo y armado como un gladiador.

Además, no saldría desde palacio escoltado por la guardia imperial, como dictaba la costumbre, sino desde la escuela de gladiadores, y acompañado por un grupo de estos. Su decisión causó tal revuelo que algunas personas de su entorno inmediato se atrevieron, en contra de lo habitual, a intentar disuadirle.

Marcia, su concubina favorita, le suplicó insistentemente que no lo hiciera. En un acto tan solemne, aquello era indigno de un emperador, una burla a las tradiciones romanas. El atrevimiento de Marcia casi le cuesta la vida. Y como hiciera con su hermana o su esposa, Cómodo decidió que, al día siguiente, se desharía de ella y la haría ejecutar junto a dos de sus servidores: Leto y Eclecto.

Sin embargo, enterada por casualidad de sus intenciones, Marcia decidió adelantarse a su amante y asesinarlo. Así que, con la complicidad de los otros dos condenados, vertió veneno en su copa de vino para neutralizarle. Cómodo cayó adormilado. En ese momento, un forzudo atleta llamado Narciso entró en sus aposentos para rematar la faena y estrangularle.

Llegados a este punto, el prefecto Leto decidió organizar una conspiración con Eclecto con el objetivo de eliminar del trono a Cómodo y reemplazarlo por Pertinax. Para ello, los conspiradores se ganaron la confianza de su concubina Marcia.

El treinta y uno de diciembre del año 192, Marcia envenenó la comida del emperador, pero este vomitó el veneno y fue a darse un baño. Los conspiradores, temiendo la venganza de Cómodo si los descubría, enviaron al liberto Narciso a estrangularlo en la bañera.

El liberto cumplió satisfactoriamente su cometido y al día siguiente de su muerte el Senado declaró a Cómodo enemigo público, decretando contra él una damnatio memoriae. La muerte de Cómodo trajo consigo la restauración del nombre de todos los cuerpos públicos a los que el emperador había denigrado.

Todas sus estatuas fueron derribadas y su nombre se eliminó de todos los registros públicos. Su cuerpo fue enterrado en el Mausoleo de Adriano.

Sin embargo, a pesar de la oposición, en el año 195, el emperador Septimio Severo decidió tratar de vincularse ficticiamente con la prestigiosa familia de Marco Aurelio rehabilitando la memoria de Cómodo, al que declaró su hermano, y obligó al Senado a decretar su restitutio memoriae y de nuevo su deificación, por lo que volvió a ser llamado Divus Commodus.

El asesinato de Cómodo arrojó al Imperio a una segunda guerra civil mucho más sangrienta que “el año de los cuatro emperadores”. Este conflicto, conocido con el nombre del “año de los cinco emperadores” costó la vida a cuatro de ellos, entre los que están Cómodo y su sucesor Pertinax. Su fallecimiento marcó el fin de la dinastía Antonina.


BIBLIOGRAFÍA

Dión Casio. “Historia Romana”. 2004. Ed. Gredos.
Guevara, Antonio de. “Una década de Césares (Tomo I)”. Biblioteca Castro.
Steve Pasek, Coniuratio ad principem occidendum faciendumque. Der erfolgreiche Staatsstreich gegen Commodus und die Regentschaft des Helvius Pertinax”. 2013. Beiträge zur Geschichte, AVM, München.
Torres Esbarranch, Juan. “Historia del imperio romano después de Marco Aurelio”. 1985. Ed. Gredos.
Vicens Vives, Jaime. “Obra completa”. 1971. Vicens Vives.


[1] Los misterios eleusinos eran ritos de iniciación anuales al culto a las diosas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis (cerca de Atenas), en la antigua Grecia. De todos los ritos celebrados en la Antigüedad, estos eran considerados los de mayor importancia. Estos mitos y misterios se extendieron posteriormente al Imperio romano. Los ritos, así como las adoraciones y creencias del culto, eran guardados en secreto, y los ritos de iniciación unían al adorador con el dios, incluyendo promesas de poder divino y recompensas en la otra vida.

Lucio Aurelio Cómodo, el gladiador degenerado