jueves. 25.04.2024

Boris Cyrulnik elabora el concepto de la “psicoecología”, con el fin de demostrar cómo el entorno de una persona puede tener un impacto profundo, en la construcción del cerebro, los estados del alma o espíritu, la condición humana y cómo se forman nuestras sociedades. Boris Cyrulnik es un reputado neurólogo y psiquiatra francés de 85 años.

Es mundialmente conocido por haber desarrollado el concepto de “resiliencia” y por sus estudios sobre superación de las adversidades. A finales de 2021 en su libro “Psicoecología: el entorno y las estaciones del alma”, Boris nos habla de las consecuencias del estrés materno, de la importancia de una buena educación, de la necesidad de estímulos saludables en los primeros años de vida y del apego seguro (ver artículo en Nueva Tribuna: “La psicoecología o el impacto emocional del entorno”).

El cambio climático es una realidad y amenaza el futuro de la Tierra. La crisis climática está llevando al planeta al borde de múltiples puntos de inflexión o de no retorno climáticos que están resultando "desastrosos" para sus ecosistemas, puesto que marcan esa frontera en la que la degradación se hace irreversible: no tiene vuelta atrás. Un nuevo estudio científico señala que cinco de los 16 puntos de inflexión que han sido identificados pueden haber empezado a ser sobrepasados debido a un calentamiento mundial por encima de 1,1 ºC que ha sufrido ya la humanidad.

Cualquier miedo de masas tiene el poder de paralizar o descontrolar a quienes sufren frustración, dolor e ira

En este grupo de los cinco puntos de no retorno que se habrían iniciado de manera irreversible (al rebasarse el umbral de los 1,1ºC, según este trabajo) están los deshielos de las capas heladas de Groenlandia y del oeste de la Antártida (que contribuyen a las subidas del nivel del mar); la muerte de los corales tropicales; el derretimiento abrupto del permafrost (suelo helado) en las tierras polares, rico en carbono, y el colapso de la corriente marina del Mar de Labrador. Incluso, podría haberse iniciado ese proceso de alteración irreversible en la corriente de Atlántico (aunque la mejor estimación apunta que su activación se daría en el momento en que se den aumentos de 4 ºC). El sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, cuya última parte se hizo pública el pasado mes de abril, alertaba de un riesgo "alto"  de que se dieran puntos de no retorno a partir de los 2 ºC de aumento de temperatura, y del "muy alto" una vez superados los 2,5 ºC.

La ecoansiedad es el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental. Aunque se trate de un neologismo, el término ecoansiedad se ha hecho ya un sitio en la nomenclatura de psicólogos de todo el mundo y, desde luego, en el día a día de algunas personas. La ecoansiedad no está considerada como una enfermedad, pero la preocupación elevada que se puede sentir por la emergencia climática que vivimos sí puede derivar en distintos trastornos psicológicos. Desde la Asociación Americana de Psicología (APA) se describe la ecoansiedad como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático, así como la preocupación por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.

Un eco que se repite en tres de cada cuatro jóvenes de todo el mundo, según un reciente estudio de la Universidad de Bath (Inglaterra). Ansiedad que lleva incluso a descartar tener hijos por ser un acto egoísta con el planeta, según dicho estudio y que me inquieta. La ecoansiedad se manifiesta en varios perfiles: los culpables que sienten que lo hacen todo mal y que podrían hacer más para minimizar su impacto medioambiental; los puristas que no usan nada que contenga plástico, no comen carne por motivos climáticos y no se suben a un coche pase lo que pase, para ser más papistas que el papa; los ecoansiosos que sienten que cargan con el peso de salvar el planeta y lo que hace nunca es suficiente.

Ante tanta angustia y miedo visualizo una herramienta de control generacional. Una manipulación de quienes cuentan el mensaje para enardecerse como ídolos o para controlar a las masas sabiendo cómo mostrar sin responsabilidad el aluvión de malas noticias y cifras de, por ejemplo, inundaciones, incendios y olas de calor en las que fallecen personas y desaparece fauna. Cualquier miedo de masas tiene el poder de paralizar o descontrolar a quienes sufren frustración, dolor e ira.

Los ecoídolos aparecen en todos los países. Jóvenes con mensajes necesarios como Greta Thunberg, la adolescente nacida en 2003, que comenzó en solitario una huelga escolar en 2018, poco antes de las elecciones de su país, Suecia. Se manifestaba todos los días sentándose frente al Parlamento con la pancarta 'En huelga por el clima'. Con el paso del tiempo, continuó manifestándose cada viernes, lo que ha inspirado a 'Fridays for Future', un movimiento global de miles de jóvenes que siguen su ejemplo y se manifiestan cada viernes contra del cambio climático. O Wangari Maathai, la activista y bióloga keniata que promovió el famoso 'Movimiento Cinturón Verde', un proyecto gracias al cual se plantaron miles de árboles en el país, de ahí que la apodasen 'Mujer Árbol'. Su incesante labor en torno a la defensa del desarrollo sostenible y el respeto le hizo ganar el Premio Nobel de la Paz en 2004.

El 97% de los jóvenes españoles se muestra preocupado por la emergencia climática y es consciente de que su impacto ya está teniendo su repercusión en el presente y que no solo va a afectar a las generaciones futuras. En consecuencia, el 82,1% de ellos reconoce haber sufrido ecoansiedad alguna vez, y uno de cada cuatro la sufre frecuentemente.    Esta es una de las conclusiones del informe: 'El Futuro es Clima', presentado en el Congreso de los Diputados en 2022.

Como muchas afecciones, la ecoansiedad no afecta a todos por igual. Las variables individuales, el grado de concienciación y conexión con el medioambiente determinarán la forma en la que los distintos síntomas puedan manifestarse:

Síntomas de ecoansiedad:

  • Trastornos de ansiedad
  • Estrés
  • Alteraciones del sueño
  • Nerviosismo
  • Preocupación
  • Culpa
  • Tristeza
  • Sensación de pérdida
  • Tensión en las relaciones sociales

Así mismo, resaltar que se ha demostrado que existe, además de otros factores, una relación directa entre la tasa de suicidios y la temperatura: a mayor calor, mayores tasas de suicidio (debido a todo lo que conlleva el aumento de la temperatura global). Por esta razón, los expertos prevén que la emergencia climática podría tener un gran impacto negativo en los trastornos mentales tales como la depresión, la ansiedad, la demencia, y en muchos otros desórdenes.

Tamma Carleton, economista ambiental, estima que el aumento de temperatura de los últimos 30 años ha sido el responsable de alrededor de 59.000 suicidios en India (6,8% de la tendencia alcista total). La autora observa cómo las altas temperaturas repercuten en las tasas de suicidio, siendo éstas superiores durante las temporadas de cultivo al verse gravemente deterioradas por las temperaturas extremas (cada vez hay menor rendimiento agrícola). Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población activa se dedica a la agricultura y un tercio de las personas se encuentran en situación de pobreza, el estrés económico que provoca la emergencia climática y su impacto sobre el rendimiento de los cultivos es una de las causas que puede motivar el aumento de conductas suicidas.

Por último, compartir esta reflexión de Norman Mailer: “El papel natural del hombre del siglo XX es la ansiedad”.

José María Manzano Callejo

Psicoecología: la ecoansiedad