sábado. 20.04.2024

 [La Filosofía ha sido expulsada de la Enseñanza obligatoria en España. El gobierno de coalición, contra toda lógica y contra sus votantes, ha aprobado una ley educativa que atenta contra la propia Democracia. Es una amputación cultural, civilizatoria.]


Siglos. Se mueren. Son siglos y eran fuertes. Perduraban. No eran ágrafos, eran y se sustentaban sobre la cultura del libro. Siglos que respiraban en la transmisión del saber que vincula saberes. Siglos de Filosofía. Se mueren. Y la Filosofía es el vehículo esencial del Humanismo. El dardo en el corazón del problema es: quién sino la Filosofía va a poder evidenciar la vulnerabilidad de lo humano, que es justamente el antídoto de la omnipotencia, de la completud, de la negación sobre la que avanza el capitalismo.

Es ella la encargada de la reflexión sobre lo humano desde Grecia, sobre nada de lo humano me es ajeno. Es la que puede poner el límite, desde la repugnancia y la vergüenza como extremos morales (una culpa responsable y no la culpa neurótica inútil…). Este gobierno ha decidido dejar la Enseñanza obligatoria española sin siglos de pensamiento.

Una asignatura queda en los departamentos didácticos de Filosofía, en Madrid de una hora semanal y en segundo de la ESO, donde se ofrecen rudimentos mínimos para comprender la complejidad de los problemas sociales contemporáneos, una asignatura con cierto halo reflexivo que cualquier ciudadano consciente puede impartir, pero no Filosofía; una suerte de pretendido equilibrio psicosocial… Nunca, jamás, había sucedido.

Siglos de enseñanza de Filosofía han sido borrados del ámbito pedagógico. Los jóvenes españoles no sabrán, no pensarán con el baluarte de la historia del pensar, serán ciudadanos al margen de la cultura intertextual del conocimiento, vetados para ser continuadores de las páginas escritas, limitados en el arbóreo semántico y simbólico del devenir civilizatorio, nunca más serán pueblo ni atenderán a las condiciones de su opresión.

De un solo golpe, este gobierno, y no otro posible, imaginario, o surgido del deseo impotente ante los acontecimientos del avance de un nuevo fascismo por Europa, de forma incomprensible, ha robado a nuestros jóvenes uno de los principios fundamentales de la Democracia de Solón: no habrá parresiastas; nadie volverá a articular conceptualmente la necesidad del coraje de decir, de decir lo que se piensa, de la libertad de pensamiento, tan necesaria a la libertad de expresión (vacía sin pensar, porque qué decir sin pensar…).

Tampoco, en estas circunstancias, será posible la isegoría, la igualdad en el uso de la palabra. La Democracia, que nació con la Filosofía, muere con ella. Y no es en las manos de un gobierno de autócratas y tiranos, no es la mente de un sátrapa la que ha imaginado jóvenes arrojados a la inanidad del ser, al vacío de lo real y de las palabras, a un nihilismo que lo es por incomprensible.

Es un gobierno socialista y de Podemos (ellos, que han hecho de la Universidad, del pensamiento y del argumentario filosófico su bandera) que cohabita cómodamente con la derecha nacionalista que ha olvidado el liberalismo y se ha entregado en los brazos del fantasma identitario que recorre Europa. Estos políticos sin ideología reconocible, advenidos como leviatanes del interés privado, personal, a la tergiversación y negación del bien común, estos, digo, sin ética reconocible, corsarios del individualismo que asaltan la solidaridad para descapitalizar una libertad responsable, estos, digo, enfermos narcisistas tan lejanos de la empatía social como cercanos son al simulacro del buenismo amoral de la perpetuación del poder, perros del amo, replicadores del capitalismo depredador, del que creen zafarse como siervos fieles, estos, han sacado la Filosofía de la Enseñanza necesaria por democrática.

Un buen servicio a los amos antidemocráticos que glosan el mundo entre guerras. El mantenimiento de la desigualdad y el dominio requiere una formación vaciada de contenido hermenéutico, de valor epistemológico. La política ya no es un instrumento de emancipación, la han convertido en el brazo armado de la explotación. Y todo esto mientras viene hacia nosotros el cambio climático, la pérdida de derechos fundamentales y la gestión de los residuos energéticos del consumo; todo esto mientras la depresión avanza como una pandemia incontrolada.

Nos dice Bifo, Franco Berardi, en su artículo “El precipicio” de Lobo suelto: “(…) porque la subjetividad social oscila entre una epidemia depresiva y una psicosis masiva agresiva”. La psicosis ha llegado a la colectividad, y como ya sabemos ello resulta casi imposible de curar. El poder dicta, ellos (estos que se han rendido y ante los cuales resistimos) cumplen las consignas en el cuerpo democrático del pueblo, nosotros sufrimos la ignominia. Y todo será sin Filosofía.

Es una amputación cultural, civilizatoria, y viene de lo peor del neoliberalismo capitalista, de sus huestes secretas, de sus colaboradores más abyectos, son un enemigo invisible, traidor, falaz hasta la extenuación, son el enemigo del pueblo. Y este enemigo ha asesinado antes de la batalla, en la noche cerrada, embozado en el cinismo, a la heroína destinada a encabezar las fuerzas de la resistencia. El poder lanza su violencia indiscriminada contra lo que no ve, no nos ve, y el orden se restaura sobre lo que se ve y se ignora.

Los ignorados no leerán a Chantal Maillard, a Santiago López Petit, no sentirán los espolones de Nietzsche y no podrán preguntarse por qué Shakespeare, ni los hilos de la palabra unirán las emociones del tejido social. Serán inalcanzables los textos de Pascal Quignard, las novelas de Alejandro Gándara perderán el río narrativo, y quién podrá sostener el ejercicio referencial de Enrique VilaMatas, o acercarse en la voz de Pedro Olalla al centro griego de nosotros mismos, quiénes mecerán su palpitar en el rumor de José Ángel Valente, Antonio Gamoneda o Juan Carlos Mestrte.

Nos colonizará la subcultura de la autoayuda y sus productos mediáticos. Iremos sin remedio hacia el primitivismo emocional, a las respuestas básicas que convertirán nuestra subjetividad contemporánea en un simulacro tecnológico, repetitivo, mortal. Y nadie parece, o quiere, darse cuenta de la inoculación de este veneno, de esta muerte incruenta del eros filosófico, del destierro del filósofo, del ostracismo narrativo del intelectual.

En el treinta y seis se sustituyeron maestros por curas; hoy, los resentidos reconvertidos en opinadores de lo acertadamente denominado caverna mediática, suplantan a profesores. En este impasse nos llenarán de entretenimiento cultural, de la nueva mitología entre zombis y superhéroes. Nadie, entre los que serán desahuciados, entenderá la literatura distópica que narra lo que ya es, que nos habla de un mundo sin Filosofía, sin palabra, ¿se emocionarían, como una expresión de la voluntad de potencia, nuestros alumnos, con la novela Horda de Ricardo Menéndez Salmón?

En los campos de batalla de los institutos de secundaria, Campos Cataláunicos para unos y de Farsalia para otros, los profesores se han quedado sin los hoplitas, la línea del frente se ha debilitado y su silencio se propaga, atroz, en el ánimo de los valientes. Es el silencio de los profesores de Filosofía, es el silencio de nuestros filósofos e intelectuales, el silencio de la sociedad civil.


{Alejandro Tarantino Aréchega. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca. Máster en Estética y Teoría de las Artes por la Universidad Autónoma de Madrid. Formado en la Escuela de Letras de Madrid bajo la dirección de Alejandro Gándara, Constantino Bértolo y José María Guelbenzu. Formación en Psicoanálisis en el Instituto Oskar Phister de Madrid, dirigido por Pedro FernándezVillamarzo, asociado a la Universidad Pontificia de Salamanca. Profesor de EEMM en la Comunidad de Madrid. Poeta y ensayista. Ha publicado: Psicoanálisis y Filosofía, Biblioteca Nueva, 2004; Los árboles solitarios, Devenir, 2012; El prestigio de la oscuridad, Devenir, 2012; La terribilitá, Baile del Sol, 2019; Gli ignoti nell’ospedale degli incurabili, Amargord, 2021; La luz, Amargord, (será en junio de 2022)}

La muerte de los siglos