lunes. 29.04.2024

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 
Escudo de la Casa Guzmán
Escudo de la Casa Guzmán

Fue una noble castellana nacida en el año 1310, posiblemente en Sevilla y que murió en el año 1351 en Talavera de la Reina en la provincia de Toledo. Fue la amante del rey Alfonso XI de Castilla durante la mayor parte de su vida. Esta unión nunca fue realizada por matrimonio y de esta unión nació Enrique de Trastámara, que será el futuro Enrique II de Castilla y que introduce la dinastía de los Trastámaras en el reino de Castilla.

Era hija de Pedro Núñez de Guzmán y de Juana Ponce de León, nieta por parte paterna de Álvar Pérez de Guzmán, hermano del famoso Guzmán el Bueno y su esposa, María González Girón y por el lado materno de Fernán Pérez Ponce de León, señor de la Puebla de Asturias y Adelantado mayor de la frontera de Andalucía, y su esposa, Urraca Gutiérrez de Meneses. 

Fue la amante del rey Alfonso XI de Castilla durante la mayor parte de su vida. Esta unión nunca fue realizada por matrimonio y de esta unión nació Enrique de Trastámara

Pertenecía al poderoso linaje de los Guzmanes, que dominaba Andalucía junto a los Ponces de León con los que estaban emparentados. Era tataranieta del rey Alfonso IX de León por línea materna, por ser bisnieta de Aldonza Alfonso de León, hija ilegítima que dicho rey tuvo con Aldonza Martínez de Silva.

Sus hermanos fueron:

  • Alfonso Meléndes de Guzmán, que fue Maestre de la Orden se Santiago.
  • Juana de Guzmán, que contrajo matrimonio con Enrique Enriquez el Mozo, que era señor de Villalba de los Barros y Adelantado mayor de la frontera de Andalucía

Leonor habría sido criada por su abuela, desconociendo si era la materna o la paterna. En cualquier casa ambas señoras representaban dentro de la sociedad andaluza y castellana altos niveles sociales y nobiliarios

Leonor se casó muy joven con Juan de Velasco, que fue el Adelantado de Andalucía en los últimos años del reinado del rey Sancho IV. Juan de Velasco era un rico y poderoso hombre.

Leonor era ya viuda con diecisiete años. Alfonso XI la conoció por primera vez en Sevilla, en las casas de Enrique Enriquez, que era su cuñado, cuando regresaba de la campaña militar de Tebe en la provincia de Málaga. Desde entonces, el rey jamás se apartaría de su favor.

Leonor tenía entonces diecinueve años y el rey contaba con dieciocho pero ya se encontraba casado con su prima, María de Portugal en el año 1328, pese a ello iniciaron una apasionada relación amorosa que duraría toda su vida.

Un matrimonio que nunca gozó de felicidad. María era una mujer de duro carácter, adusta, y, parece ser que poco agraciada. Alfonso se había tenido que casarse con su prima cuando ya conocía el amor de manos de la bella e inteligente Leonor. De hecho, ya tenía con ella varios hijos.

En la Crónica de Alfonso XI de Castilla se describe a Leonor de la siguiente forma:

“Era dueña muy rica y muy fija dalgo y era en fermosura la más apuesta mujer que avia en el Reyno”.

Tras los sufrimientos en su matrimonio de Estado con María de Portugal en el año 1328, por conveniencia política y que le resultaba poco gratificante, como el frustrado intento anterior de matrimonio con Constanza Manuel, que era hija del díscolo don Juan Manuel en el año 1326. 

El matrimonio con María de Portugal de momento no le había dado hijos y además no se tenían simpatías entre ellos. La llegada de Leonor le sacó de la soledad.

No hubo en toda esta época histórica una mujer que tuviera tal relevancia en la vida privada de Alfonso XI como la tenía Leonor de Guzmán. Reconocida sus relaciones sexuales por todos conocidas, Leonor ejerció un gran influjo en la Corte pero también en la sociedad castellana de su tiempo, además de marcar las directrices políticas tanto en el interior como en el exterior del Reino

Sin embargo, los amores ilícitos de Alfonso XI suscitaban mayoritariamente la desaprobación de la nobleza, que se sentían postergados ante la cada vez mayor influencia de los Guzmanes y estas circunstancias provocaron que se produjeran rebeliones contra Alfonso XI.

Algunas de estas rebeliones de la nobleza castellana habían sido apoyadas por el rey de Portugal, que era el padre de la reina María y se había quejado por la nula atención que su marido, Alfonso XI tenía hacia ella.

La residencia habitual de Leonor fue Sevilla. Sin embargo, era costumbre que Leonor acompañara a Alfonso XI en sus traslados incluso cuando se trataban de expediciones militares. Se sabe que Leonor estuvo presente en la conquista de Algeciras.

Se creó alrededor de Leonor una gran corte, integrada sobre todo por sus parientes, los Guzmanes y Ponces de León, y por otros linajes andaluces, como fueron los Enríquez o los Coronel.

Leonor recibía honores de reina y se comportaba como tal. No fue una reina “de derecho” pero si lo fue “de hecho”. A excepción de algunos actos en los que sí que aparecía la reina oficial, Leonor participó en los asuntos públicos y privados del rey con total normalidad.

Leonor dio al rey diez hijos legítimos. Como regalo ante estos nacimientos, el monarca colmaba a su amada de tierras y propiedades hasta el punto de convertirla en una gran señora feudal, que se granjeó el cariño de sus gentes.

Consiguió atraerse a Juan Núñez de Lara que era el jefe del linaje de los Lara, que era el más poderoso del reino y que su hijo Tello se casó con la hija de Juan Núñez.

Leonor supo administrar y gestionar de manera muy eficiente su patrimonio señorial. Compró los valles vascos de Llodio y Orozco que posteriormente vendió con grandes réditos. Recibió del rey los derechos señoriales sobre las villas de Tordesillas donde construyó un palacio, Palenzuela, San Miguel del Pino, Villagarcía, Villaumbrales, Monzón, Beteta, Oropesa, Medina Sidonia, Cabra y Alcalá de Guadaira.

La última despedida, de Antonio Amorós y Botella, 1887. (Museo del Prado, Madrid). La obra representa el momento (1351) en que Fadrique Alfonso se despidió de su madre Leonor de Guzmán en presencia de la reina María de Portugal, madre de su hermanastro el rey Pedro I
La última despedida, de Antonio Amorós y Botella, 1887. (Museo del Prado, Madrid). La obra representa el momento (1351) en que Fadrique Alfonso se despidió de su madre Leonor de Guzmán en presencia de la reina María de Portugal, madre de su hermanastro el rey Pedro I

Estas donaciones del monarca tenían como finalidad recompensarla por el nacimiento de cada uno de sus hijos con distintos señoríos, que como hemos visto le hizo disfrutar de un amplísimo patrimonio.

La ausencia inicial de hijos, hasta alrededor de 1333, en el matrimonio real resultó perjudicial para la Reina, que fue excluida de ocupar un papel más activo y relegada en el monasterio de San Clemente, donde actualmente reposan sus restos. 

Nació el primer hijo con Leonor en el año 1330, que se llamará Pedro, al que Alfonso IX le concedió el señorío de Aguilar de Campoo hasta su muerte. Sin embargo, muere muy joven. Después de Pedro de Aguilar tuvieron otros siete hijos.

Desde su nacimiento, los hijos de Leonor de Guzmán son convertidos en grandes personajes de la Corte, debido a la protección de su padre el rey y al interés de Leonor. El segundo hijo, Enrique fue adoptado por Rodrigo Álvarez de Asturias y que heredó el condado de Trastámara.

Leonor era una mujer muy inteligente y activa y a lo largo de sus muchos años junto a Alfonso XI, lo que le permitió tener una gran experiencia política. Leonor fue convirtiéndose con los años en la principal consejera del rey, por lo que fue una de las mujeres más poderosas de Europa y reina de Castilla sin título. 

Alfonso XI tenía en gran estima sus opiniones acerca de los asuntos políticos y favoreció a todos los familiares de Leonor en cuestiones políticas y económicas. Leonor usó su influencia sobre Alfonso XI para aumentar la riqueza y el poder de su familia.

Leonor otorgó privilegios a nobles, mercedes y cartas de poblamientos a villas, administró su patrimonio y el de sus hijos a su voluntad e incluso recibió a algunos embajadores extranjeros como mediadora ante el rey. Uno de sus objetivos era lograr el control sobre las rentas de las Órdenes militares.

Intervino en el nombramiento de su hermano como maestre de la Orden de Santiago, que luego le sustituiría su hijo Fadrique y a la caída del maestre de Alcántara, Gonzalo Martínez de Oviedo.

El infante don Juan Manuel intentó en el año 1330 de convencerla para que solicite al Papado la anulación del matrimonio de Alfonso XI con la reina María de Portugal.

A pesar de no existir hijos del matrimonio regio, Leonor acertó rechazando sutilmente el consejo envenenado del antiguo Regente, de que la reina fuera repudiada y el rey se casara con ella, sabiendo que eso implicaba el descrédito del rey, la guerra con Portugal y la sublevación de una nobleza encabezada por él mismo. 

Muchas otras personalidades intentaron persuadir al monarca de acabar con la relación, entre ellos su suegro, Alfonso IV de Portugal, quien estaba furioso hasta el punto de provocar serias fricciones entre ambos reinos. Finalmente, fueron superadas y Alfonso IV ayudó a su yerno contra los benimerines. 

Alfonso XI mandó construir unos baños mudéjares en el Alcázar de los reyes cristianos de Córdoba que actualmente son conocidos como “Baños de doña Leonor”.

Esta política desarrollada por Leonor le granjeó numerosos enemigos, Con algunas personas muy influyentes de las Corte sus relaciones fueron cambiando conforme evolucionaron las situaciones políticas.

Hubo de convivir con la más asfixiante nobleza, fortalecida con las dos anteriores Regencias. Una nobleza que crecía cada vez más, cuando Castilla iba a menos Su principal detractor fue don Juan Manuel, con quien Leonor se cuidó de mantener la paz. Como consejera ambiciosa de Alfonso, intentó sustituir a esta nobleza por una nueva y más leal, sus hijos.

EL FINAL DE LEONOR

Alfonso XI falleció en el sitio de Gibraltar, a causa de la peste negra, el veintiséis de marzo del año 1350. Tras su muerte, le sucedió en la corona, sin aún haber cumplido los dieciséis años de edad, Pedro I de Castilla, hijo del rey y María de Portugal. 

El nuevo rey Pedro I empezó a gobernar con la influencia total de la reina madre, María de Portugal, que deseaba jugar un papel importante en lo político, que Alfonso XI no le había permitido.

Leonor alegó que no podía acompañar al cortejo fúnebre hacia Sevilla debido a una enfermedad, pero se debía a la desconfianza hacia el nuevo monarca, su madre María de Portugal y su consejero, Juan Alfonso de Alburquerque.

Leonor trató de guardar su privilegiada posición, así como la de su familia. Sin embargo, María de Portugal no estaba dispuesta a consentir que su antigua rival continuara dominando en la Corte. Buena parte de la nobleza apoyo a María de Portugal para así desbancar a los Guzmanes y Ponces de León,

Leonor perdió el favor de todos los que la habían apoyado en un primer momento y sus antiguos partidarios se apresuraron a refugiarse en sus señoríos a la espera de ver cómo evolucionaba la cuestión política, que traería el nuevo reinado de Pedro I.

Leonor busco refugio en Medina Sidonia y esperaba ver cuál iba a ser la respuesta del nuevo rey Pedro I, de la reina María de Portugal y del favorito, Juan Alfonso de Alburquerque.

El hijo de Leonor, el futuro Enrique II, tuvo que viajar a Sevilla para asegurarse de que Pedro I no atacaría a su familia y, una vez asegurada su protección, decidió trasladarse a la misma. 

Sin embargo, el monarca faltó a su palabra y apenas entró Leonor a Sevilla en abril del año 1350, la apresó en el Real Alcázar. A pesar de estar encarcelada, Leonor consiguió fomentar una liga contra Pedro I, encabezada por su hijo Enrique, incluso logró casarlo el veintisiete de junio del año 1350 con Juana Manuel de Villena, heredera del señorío de Vizcaya, que era hija de su enemigo Juan Manuel, muerto dos años antes. 

El matrimonio entre el hijo mayor de Leonor y Juana Manuel constituía una amenaza seria para el rey Pedro I y sus partidarios, pues daría mucha más fuerza a los derechos dinásticos de aquel y a su descendencia.

Leonor aceleró ese matrimonio todo lo que pudo a pesar de no contar con la aprobación real. Enrique y Juana consumaron la unión en su propia cámara, lo que dio origen a un gran escándalo en la Corte.

Ante este matrimonio, el favorito Juan Alfonso de Alburquerque convenció a Pedro I de encerrar a Leonor y fue trasladada prisionera al castillo de Carmona.

María de Portugal deseaba vengarse de Leonor y se llegó a plantear la posibilidad de asesinarla con el objetivo de debilitar al partido nobiliario y así cumplir su sed de venganza. Se pensaba que sería posible matar a Leonor y reconciliar después a Pedro I y a sus hermanastros bastardos con amplias concesiones

Pedro I y su madre marcharon a Valladolid a celebrar Cortes y se llevaron a Leonor como trofeo de guerra en la primavera del año 1351. Se encontró con su hijo Fadrique, que era maestre de la Orden de Santiago en Llerena, quien se vio obligado a jurar lealtad al nuevo rey. 

Una vez en Cortes, María de Portugal la señaló como causa de los males del reino, acusándola de instigar a los nobles a rebelarse contra el rey, haciendo de ello una cuestión personal. 

Leonor es trasladada hasta Talavera de la Reina, villa propiedad de María de Portugal, quien llevó su sufrimiento al extremo en el Alcázar de Talavera, hasta que finalmente pidió permiso al monarca para acabar con su vida, siendo ejecutada el verano del año 1351.

A pesar de la crueldad con la que Leonor de Guzmán tuvo que terminar sus días, su hijo Enrique consiguió la victoria tras la primera guerra civil castellana, después de dieciocho años tras la muerte de su madre, en la que Pedro I pierde la vida y Enrique pasa a instaurar la dinastía de los Trastámara. Por lo tanto, Leonor logró que uno de sus hijos alcanzara el rango de rey de Castilla. 

Dieciocho años después de la muerte de Leonor, en el año 1369, su hijo Enrique de Trastámara asesinaba a su hermanastro Pedro I en el conocido como crimen de Montiel.


Bibliografía

De Mena, José María. “Tradiciones y Leyendas Sevillanas”. 1987. Plaza&Janes Editores. 
Flores de Setién y Huidobro, Enrique. “Memorias de las reynas catholicas, historia genealógica de la casa real de Castilla y León”. 
Fuente, María Jesús. “Reinas medievales en los reinos hispánicos”
González Crespo, Esther. “El afianzamiento económico y social de los hijos de Leonor de Guzmán”. 1988. Anuario de estudios medievales. Madrid.
González Crespo, Esther. “El patrimonio dominical de Leonor de Guzmán”.
Merino, Ignacio. “Amor es Rey tan Grande. Leonor de Guzmán”. 2000. Maeva Ediciones.
Moxó, S. “La sociedad política castellana en la época de Alfonso XI”. 1975. Cuadernos de Historia.
Suárez Fernández, Luis. “España cristiana. Crisis de la Reconquista. Luchas civiles”. 1966. Espasa-Calpe. Madrid.

Leonor de Guzmán, la amante del rey