miércoles. 24.04.2024
Silvio Fernández Melgarejo (1945-2001)

En mi estúpida intención de controlarlo todo, me había propuesto la soberana tontería de esperar a enamorarme con la llegada de la primavera.

Lo cierto es que ando muy preocupado. No en balde, muchas cosas que ya parecían cosas del pasado están volviendo a ser realidad. El fascismo pop con el que nos ha sorprendido el acto de Vox, demuestra un alto grado de desprecio por las más básicas normas de la convivencia humana.

Por lo visto, ya sea por unos, o ya sea por otros, es imposible creer en la paz universal

Por si esto fuese poco, musicalmente me pareció un atentado contra mis oídos. Dicen que la mejor crítica de algo es sencillamente otra cosa mejor. Eso me hizo pensar en una canción, un clásico de la música negra: Stand by me. Como dice la canción: "no tendré miedo mientras te quedes conmigo". O como decía el más clásico de todos los bares de Sevilla, el gran Silvio Melgarejo. Rezaré, ante ti, porque eres madre universal. Yo ti amo, yo ti amo tanto, esperanza del amor, Macarena deTriana, eres tú, eres tú.

Ambas canciones, la original y la versión forma ya parte del acervo cultural de nuestras vidas. Y son un claro mensaje para derribar las barreras mentales contra el prójimo. Todavía existe el amor y esa es la mejor de las fórmulas para la felicidad y la convivencia civilizada. Mientras tanto, España ha empezado a fabricar pastillas de iodo. Síntoma inequívoco de que la amenaza nuclear de Putin va cada vez más en serio.Si al final Putin se atreve a usar el arma nuclear y llevar al mundo al borde del abismo, demostrará que carece de la inteligencia de Stalin y por supuesto, de la humanidad de Gorvachov.

Dicen que Stalin quería el arma nuclear no por su uso bélico, sino para establecer un equilibrio del terror. Por otra parte, Occidente desaprovechó la oportunidad para desmantelar de forma ordenada ese equilibrio del terror,al traicionar al inventor de la Perestroika, cuandolo intentó de verdad.

 

Por lo visto, ya sea por unos, o ya sea por otros, es imposible creer en la paz universal. Es triste reconocerlo, pero para entender la necesidad de la paz, el hombre necesita comprender primero la realidad sucia de la guerra. ¿Por qué no creer que con la primavera llegará el amor universal?

En la conocida novela de John Fante, en los años treinta, los albañiles de ascendencia italiana no tienen trabajo. Algunos se refugian en el alcohol y tienen que esperar a la primavera, porque la nieve, como una blanca adormidera, paraliza el sector de la construcción y de las obras, hasta la llegada de la primavera. Sin embargo, las esposas y los hijos tienen que comer todos los días, y las cuentas en tiendas de comestibles de los pequeños barrios crecen sin parar.

Mientras tanto, una acaudalada viuda contrata al albañil para reparar una chimenea y  descubre las virtudes secretas de un padre desesperado por llevar algo de dinero a un humilde hogar, ahogado por la pobreza.Al final de la novela, un niño precoz aprende a mentir a su propia madre y a decir la verdad a la rica amante de su padre. La dorada navidad que podía haber llegado de manos del dinero de la nueva amiga de su padre, se esfuma, pero al menos  la familia vuelve a su digna y habitual pobreza cotidiana. No obstante, siempre hay que vivir el momento, porque como dijo John Lennon: la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes.

Espera a la Primavera, Bandini