sábado. 27.04.2024
Los Intocables de Carles Cases

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Torres-Remírez | @jostorresremrez

¿Cuántas personas desconocidas han marcado nuestra vida? Muchas más de las que pudiéramos creer. Carles Cases es uno de ellos. Un hombre con una pasión por la música tan grande, que ni un documental ha podido contar su historia completa.

Al estilo de lo hecho por Tornatore para el gran maestro Morricone, Matías Boero nos acerca la figura de Cases desde una perspectiva cercana y familiar.

Un artista no es sólo su obra, sino la vida que le ha llevado a crear dichas obras. Luego, su creación, tiene vida propia y ya no son de él, sino de todos nosotros. Las canciones, los arreglos, los acompañamientos y las bandas sonoras de Carles Cases, son productos de él, pero nos pertenecen a nosotros, los que las escuchamos y las disfrutamos.

Lo más seguro es que si le preguntas a la mayoría de los cinéfilos españoles quién es Carles Cases, muy pocos sabrán quién es (yo entre ellos, antes de ver el documental). Y eso que he acotado la hipótesis sólo a los cinéfilos ¿Se imaginan si preguntásemos directamente a transeúntes de Paseo de Gracia, de la Gran Vía madrileña o en cualquier pueblo como Lodosa, Graus o Alcanadre? La casi totalidad no sabrían responder. Y ahí es donde este documental muestra su utilidad. Su valor. Nos acerca una figura desconocida.  

El documental tiene tres partes bien diferenciadas; cada una de ellas nos muestra una perspectiva del maestro Cases. La primera es quizás la más personal de todas, pues a través de retazos de su infancia, de conversaciones con amigos, alumnos y familiares conocemos la pasión. Esa pasión por la música que debe tener cualquier gran músico. Perdón, cualquier gran profesional. Sin pasión, no puedes llegar a brillar en ninguna faceta vital o laboral. Y Carles tiene esa pasión. Lejos de mostrarse como un amor desbocado, su relación con la música fue creciendo poco a poco hasta convertirse en el pilar fundamental de su vida. Por cierto, aunque en la cinta no aparezca explícitamente, ciertos comentarios, miradas y silencios advierten del coste de esa pasión. Priorizar la música ha tenido que pasar factura a otros aspectos de la vida ¿a cuál de ellos? No nos lo comentan.

Y entonces llegamos a la parte central. A la mejor parte (para un cinéfilo empedernido como soy yo), el momento en que Carles Cases se transformó y llegó a esa faceta de la vida tan única como es el de convertirse en compositor de bandas sonoras.

Antes si quiera de escribir su primera partitura para el cine, el compositor de Sallent de Llobregat, conoció a Ennio Morricone. Parece una premonición de lo que iba a ser su vida.

Sus comienzos, como indica el gran director Antoni Verdaguer, no fueron sencillos “¿Quién es este Cases?” llegaron a decir de él. Pero las puertas sólo se cierran para quienes o no se esfuerzan o no tienen talento. Talento existe. Y el es esfuerzo, se demostró.

En este tercio central y cinéfilo se rememoran nombres del cine español que no son tan desconocidos como Cases, pero que sí han empezado a olvidarse. Directores como Jaume Balagueró, Antoni Verdaguer. Ventura Pons, Antonio del Real o Jaime Chávarri. Mención especial merecen las entrevistas que se le hacen a uno de los directores españoles más infravalorados del último tercio del siglo XX: Gonzalo Suárez. La parsimonia de sus palabras y el cariño puesto al recordar sus años de trabajo codo con codo con Cases hace que el documental, ya de por sí interesante, gane una riqueza inimaginable. Algo que sólo puede pasar entre gente con pasión. Gonzalo Suárez sólo ha tenido una pasión en su vida: el cine. Así que dejarle hablar sobre cine (sobre su cine) y sobre el compositor, es un documento de obligado visionado para los amantes del cine.

La dupla Suárez/Cases tiene la mejor anécdota de todo el documental: conjugar la melodía del mar y la música del compositor.

Los Intocables de Carles Cases portada

Por último, el tercio final, queda diluido entre la resignación y la reivindicación. La academia de cine y el mundo de la música no ha valorado como debía a Cases, es cierto. Pero, y sin ánimo de herir a nadie, el caso de Carles Cases no es único. Ha pasado con otros tantos compositores en este país. La lista de músicos dignificados es enorme. Jesús Gluk, Gregorio García Segura, Pablo Cervantes, Manuel Balboa o Ángel Illarramendi son unos pocos de la larga lista de músicos olvidados que han creado la banda sonora de nuestro cine (y nuestra vida) y la academia no les ha aplaudido jamás. Recordemos que los académicos decidieron nominar a Emilio Arrieta (1821-1894) a mejor banda sonora original en 1986 ¡¡¡92 AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE!!! Los músicos no son queridos.

Por eso también hay un cierto toque de reivindicación. Cases tiene 66 años. Aún puede dar mucho, muchísimo, a la música, tanto general, como de cine. Si este documental sirve para que el maestro no caiga en el olvido y continúe componiendo, bienvenido sea. Si, por el contrario, la industria audiovisual le ha dado la espalda, este documental será un recordatorio del mal que acaece a este país desde siempre: no sabemos valorar a nuestros héroes.

Carles Cases: un músico para recordar