domingo. 05.05.2024
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“Hors du temps”, de Olivier Assayas, es una película con claras resonancias proustianas. Nunca se hubiera hecho sin el confinamiento de la pandemia. Ese periodo no tan lejano que nos parece ya de otro siglo. El tiempo estaba detenido. Al cambiar todas las pautas cotidianas, las referencias temporales nos faltaban. Fue una época singular, en que descubríamos lugares desapercibidos muy cercanos y que no frecuentábamos justamente por su cercanía. Había que apañarse con las riendas de proximidad y volvimos a llamarnos por teléfono.

Quienes teníamos un entorno menos urbanizado, pudimos apreciar el maravilloso espectáculo que nos ofrece cada primavera, pero con tiempo para poder apreciar toda su belleza. Reinaba una tranquilidad inhabitual, con muy escaso tráfico rodado, sin transporte y teniendo que gestionar la incertidumbre de lo desconocido. Hemos hecho un ejercicio de amnesia colectiva para olvidar los acontecimientos más horrendos. Las terribles agonías que no podían paliarse. La gente que debía compartir un espacio minúsculo. Los niños y jóvenes que vieron robado un porcentaje proporcionalmente muy significativo de sus biografías. Los ancianos que sintieron terriblemente agudizada su desoladora soledad.

En la película se reflejan las dos posiciones que fueron decantándose hasta devenir antagónicas. La de quienes optaban por no relajar las cautelas y la de que reivindicaron su libertad, como si este pudiera desplegarse irresponsablemente perjudicando a los demás. Los profesionales del sistema sanitario nos abrumaron con su actitud heroica y tampoco se quedaron atrás muchos otros colectivos. En cambio no faltó quienes aprovecharon para sacar tajada ejerciendo de comisionistas.

La ilusión de que podían cambiar las cosas y darse una suerte de nuevo contrato social no duró mucho. Enseguida se restauraron las peores inercias de una mentalidad que todo lo mercantiliza y desprecia cuando no sea productivo. Es una gozada que la película nos recuerde cómo se redescubrieron las bibliotecas personales y afloraron recuerdo a la manera en que apoyar lo hizo con “En busca del tiempo perdido”.

Estrenada hace más tiempo esta película no resultaría tan significativa como lo es ahora. Es interesante cómo nos confronta con esta vivencia colectiva de la que pudimos aprender tanto y solo se ha utilizado para emponzoñar aún más la confrontación política, que rehúye los debates de ideas y propuestas, para dar paso a la descalificación y el culto a las patrañas más inverosímiles. Aprendimos que no deben tolerarse las imposiciones dogmáticas y que no podemos permitir que los foros públicos queden colonizados por la desinformación.

'Hors du temps' recrea el confinamiento a lo Proust