jueves. 25.04.2024

Los vínculos afectivos son una necesidad que forma parte del proyecto de desarrollo de un niño recién nacido. Si esta necesidad no es satisfecha, el niño, adolescente, joven o adulto sufrirá con una alta probabilidad problemas emocionales.

El Apego (o vínculo afectivo) es una relación especial que el niño establece con un número reducido de personas. Es un lazo afectivo que se forma entre él mismo y cada una de estas personas, un lazo que le impulsa a buscar la proximidad y el contacto con ellas a lo largo del tiempo. Es, sin duda, un mecanismo innato por el que el niño busca seguridad. Las conductas de apego se hacen más relevantes en aquellas situaciones que el niño percibe como más amenazantes (enfermedades, caídas, separaciones, peleas con otros niños…). El llorar es uno de los principales mecanismos por el que se produce la llamada o reclamo de la figura de apego. Más adelante, cuando el niño adquiere nuevas capacidades verbales y motoras, no necesita recurrir con tanta frecuencia al lloro.

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Una adecuada relación con las figuras de apego conlleva sentimientos de seguridad asociados a su proximidad o contacto y su perdida, real o imaginaria genera angustia.
Los vínculos de apego no sólo van establecerse con los padres o familiares directos sino que pueden producirse con otras personas próximas al niño (educadores, maestros, etc...).

El patrón general de estos resultados sugiere que unas relaciones sólidas entre los adolescentes y sus madres y padres conducen a una mejor salud y bienestar en la adultez temprana

Los vínculos de apego van a seguir su curso durante todo el ciclo evolutivo con las transformaciones y adecuaciones que cada edad requiere. Así, durante la adolescencia las figuras de apego suelen ser, por este orden, la madre (que sigue en primer lugar), padre, hermano, hermana, amigo y pareja sexual. La madre sigue siendo la figura central de apego. A diferencia de épocas anteriores, ahora puede ocurrir que se incorpore como figura de apego, alguna persona ajena a la familia (amigos).

Progresivamente los adolescentes se van distanciando más de las figuras de apego y aparece un cierto rechazo como forma de buscar su propia identidad. El deseo ya no es estar con las figuras de apego, sino que éstas estén disponibles para casos de necesidad. Es un proceso natural, el adolescente ha iniciado ya el camino de las relaciones sociales y los vínculos de amistad que marcan el inicio del camino hacia el encuentro de la etapa adulta.

Investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP) han encontrado que los adolescentes que refieren relaciones sólidas con sus padres tienen mejores resultados de salud a largo plazo. Los hallazgos del estudio, publicados este mes, en JAMA Network Open, sugieren que las acciones para mejorar las relaciones entre padres y adolescentes podrían ayudar a mejorar la salud general, la salud mental y la salud sexual, al tiempo que reducen el uso de sustancias en la edad adulta temprana.

Investigaciones anteriores muestran que las características positivas de las relaciones entre padres y adolescentes se asocian con una mejor salud mental, salud sexual y salud en general, al tiempo que reducen el riesgo de abuso de sustancias y problemas cardiovasculares.

Sin embargo, estos estudios a menudo se han visto limitados por tamaños de la muestra (pequeña), resultados a corto plazo, diferentes medidas para las características de la relación entre padres y adolescentes, diversidad en cuanto a raza y un enfoque basado solo en las relaciones con las madres, en lugar de las relaciones con las madres y los padres.

Para ayudar a abordar estos problemas, este estudio utilizó datos del Estudio Nacional Longitudinal de Salud de Adolescentes a Adultos. Los investigadores compararon si los informes de los adolescentes sobre las características específicas y medibles de sus relaciones con las figuras maternas y paternas con las que viven estaban relacionados con los resultados de salud medidos 14 años después. Los investigadores observaron datos de más de 15,000 adultos que se inscribieron inicialmente en el estudio a mediados de la década de 1990 cuando tenían entre 12 y 17 años.

"Nuestro objetivo era establecer una comprensión más clara de cómo las diferentes características de las relaciones madre-adolescente y padre-adolescente podrían estar asociadas con una amplia gama de resultados favorables en la edad adulta temprana", refiere la autora principal del estudio, Carol A. Ford, MD, jefa de la División Craig-Dalsimer de Medicina Adolescente y de la Cátedra Orton P. Jackson en Medicina Adolescente en CHOP.

En este estudio, los investigadores analizaron características como el calor de los padres, la comunicación, el tiempo juntos y las expectativas académicas evaluadas cuando los participantes tenían entre 12 y 17 años. Cuando esos mismos participantes tenían entre 24 y 32 años, se recogieron los niveles actuales de estrés, depresión, optimismo, dependencia de la nicotina y abuso de sustancias y otras medidas de salud general.

El estudio controló la edad, la raza, el origen étnico, la estructura familiar y otros factores y separó los datos en función de las relaciones con las figuras maternas y paternas que vivían en el hogar. Más de 10.000 participantes fueron analizados en el estudio.

Se encontró que los participantes que informaron de niveles más altos de calidez madre-adolescente y padre-adolescente, comunicación, tiempo juntos, expectativas académicas, satisfacción de relación o comunicación y disciplina adecuada, informaron de niveles significativamente más altos de salud general en la edad adulta temprana. Del mismo modo, informaron de niveles significativamente más altos de optimismo, y niveles más bajos de estrés y de síntomas depresivos comparados con la población de la misma edad.

Los niveles más altos de calidez de los padres, el tiempo juntos y la satisfacción de la relación o la comunicación también se asociaron significativamente con niveles más bajos de dependencia de la nicotina y abuso de sustancias en la edad adulta temprana, así como con menores probabilidades de embarazo no deseado.

"El patrón general de estos resultados sugiere que unas relaciones sólidas entre los adolescentes y sus madres y padres conducen a una mejor salud y bienestar en la adultez temprana", refiere Ford.

Por último, compartir esta reflexión del cínico Oscar Wilde"En estos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores”.

Apego en la adolescencia y salud en la edad adulta