jueves. 25.04.2024
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Amparo Poch
 

“No es carrera propia de mujer”

“La mujer nueva no puede llenar con el amor su existencia. Necesita buscarse y encontrarse a sí misma en variadas actividades, en la profesión elegida, en el estudio a que se ha consagrado, en el taller, en la fábrica y en la Universidad”

(Amparo Poch y Gascón, La vida sexual de la mujer).


Amparo Poch Gascón

María del Pilar Amparo Poch Gascón (1902-1968) nació en Zaragoza. Era la hija mayor del matrimonio compuesto por José Poch Segura y de Simona Gascón Cuartero. Tuvo cuatro hermanos más José María (1904-1931), Fernando (1906), Josefina (1912-1988) y Pilar (1912-1997).

El padre, valenciano, era militar del cuerpo de Pontoneros. Ingresó en el ejército como soldado raso y se retiró en 1930 como capitán de ingenieros. Tras el golpe de estado, se presentó ante la autoridad militar como afecto incondicionalmente al glorioso Movimiento Nacional de F.E.T. y de las J.O.N.S. Durante la guerra civil prestó sus servicios en la Central de Telégrafos. Falleció en Zaragoza el 8 de diciembre de 1950. Su esposa Simona Gascón Cuartero falleció el 12 de marzo de 1959.

Esta breve referencia biográfica a su padre sería irrelevante si no constituyera un dato importante en la construcción de la personalidad de Amparo Poch. Desde chica, quiso estudiar medicina, pero su padre se opuso radicalmente: “No es carrera propia de mujer”, fue la sentencia del padre. No mentía

Visto el panorama, estudió Magisterio.

magisterio 1º

Mientras lo hacía, colaboró tempranamente en el periódico La Provincia de Teruel. La autora no había cumplido aún 20 años. Leyendo lo que escribe no lo parece propio de una joven, solo la delata el uso exagerado de adjetivos, pero no su contenido que reflejan ya una madurez política y social increíbles. En el periódico La Provincia de Teruel se pueden leer algunos de estos artículos. En especial, citaría los titulados “¡Abajo las armas!”, una original utilización de la sinécdoque para condenar el belicismo y “Rey”, donde describe la calle Alfonso de Zaragoza como metáfora de la diversidad de las clases sociales de la ciudad (La Provincia, 7 y 21.1.1922).

abajo las armasCon el título de maestra se matriculó en Medicina. Sus inquietudes sociales y políticas, además de culturales, le llevaron al año siguiente a participar en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, celebrado en la facultad de Medicina de Zaragoza, enero de 1923. La Asamblea, dada la preponderancia de estudiantes católicos (sic), comenzó con un día de retiro. Asistieron alrededor de 70 asociaciones. El congreso recibió el saludo de Alfonso XIII, una carta del nuncio Tedeschini y el apoyo de Maura… Su presidencia y apertura correspondió al rector de la Universidad, Royo Villanova, que describió la Universidad como “una madre amorosa”. Empezábamos bien.

Ya en junio de 1922, el periódico Diario de la Marina “contaba que los estudiantes de Zaragoza se habían adherido a la iniciativa de la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos para celebrar el primer congreso de estudiantes en Zaragoza. Se constituyó un Comité Organizador, formado por el cardenal Soldevilla -asesinado el 4 de junio de 1923-, y el rector de la Universidad, Royo Villanova, entre otros. Una Comisión de Festejos y una Comisión de Propaganda, entre la que se encontraba doña Amparo Poch y Victoriano Martínez, de la facultad de Medicina (26.6.1922).

El Debate anunció el evento con este titular “Empieza en Zaragoza la Asamblea de estudiantes católicos” (El Debate, 22.1.1923). Sin embargo, entre los estudiantes hubo serios enfrentamientos fruto de sus diferencias ideológicas; unos eran partidarios de la confesionalidad de la Confederación frente a los que defendían lo contrario. La Tierra, por su parte, contaba que, “después de la sesión de apertura, los estudiantes con las banderas de las distintas Facultades se han dirigido al templo del Pilar, orando breves momentos ante la Virgen” (25.1.1923), sin especificar que fueran todos.

el debate

Terminado el congreso, en el Teatro Parisiana se celebró la Fiesta Homenaje a la Mujer Estudiante. Paradójicamente, el acto lo presidió el gobernador civil. Amparo Poch, “estudiante de medicina de Zaragoza, leyó una sentida poesía” (Diario de la Marina, 26.1.1923). Según La Correspondencia de España, “leyó una inspirada poesía titulada “la Mujer letrada, hacendosa, estudiante”, que fue acogida con grandes aplausos” (25.1.1923). La Provincia dijo que “leyó su poesía “Tríptico” premiada en el Certamen habido al efecto (25.1.1923)”. La Tierra, por su parte, comentó que “Amparo Poch leyó una poesía, de la que es autora” (Ídem).

Matrículas en todas las asignaturas

En octubre de 1922, se matriculó en la Facultad de Medicina de Zaragoza. Aquí pudo comprobar hasta qué punto la frase de su padre era descripción exacta de la época: tuvo que soportar el ninguneo de sus compañeros de carrera y la indiferencia del profesorado. Un plantel académico entre los que, en el último curso, 1928-1929, figuraron los médicos reconocidos como Recasens -profesor de Obstetricia-, Pi Suñer -de Fisiología general-, y Royo Villanova -de Patología médica, entre otros.

Fue una de las primeras alumnas de la Facultad, junto con su compañera de promoción, Carmen Moraleda Carrascal. La primera licenciada en Medicina y Cirugía de Zaragoza lo había sido Concepción Diego Rosel, en 1926. Poch fue la segunda, con el historial académico más sobresaliente de la facultad de medicina pocas veces, o ninguna, superado. Poch se licenció con 28 matrículas de honor. El hecho no sería noticia. Tan solo estas escuetas palabras en la sección de noticias  el día 4 de octubre 1929:

lavozdearagon.4.10.1929. poch. medica

Por el contrario, Enrique Señoráns Gálvez, hijo del magistrado de la Audiencia Territorial, sería puesto por las nubes “al aprobar quinto curso de Medicina con sobresaliente en todas las asignaturas” (La Voz de Aragón,1.10.1929). Siempre hubo clases.

expediente personal.notas

Al Premio Extraordinario de Licenciatura del curso 1928-1929, según El Noticiero de Zaragoza, se presentaron “doña Amparo Poch Gascón, don Ricardo Lozano Blesa, don Federico García Dihinx, don Vidal García Bragado, don Carlos Terrisse Nadal, don Darío E. Lirón de Robles González” (El Noticiero, 1.10.1929). Lo ganó Amparo Poch. ¿Reconocimiento público o un entrevista? Ninguno. Tampoco extrañaría. Poch conocía el ambiente. En 1923, en la Revista del Ateneo Científico Escolar publicó un artículo titulado “¿Y yo?”, donde denunciaba el trato indiscriminado que recibían las mujeres en la Universidad por parte del estamento estudiantil y la desidia del profesorado. Estaba contando su caso. Lo mismo diría en su artículo El principio, (letras femeninas), reproducido en La Voz de la Región (8.10.23).

expediente. 3

expediente. matricula

Solicitó el título de “Licenciado en Medicina y Cirugía” el 30 de septiembre de 1929, tras hacer los ejercicios de Grado con la calificación de Sobresaliente.

Feminismo sin cortapisas

Desde el principio, Amparo Poch mostró su talante radical feminista, mucho antes de ingresar en el anarquismo libertario. Resulta difícil establecer cuál fue el origen de su postura. Podría pensarse que la respuesta a la actitud patriarcal de su padre y del ambiente machista que le tocó vivir, tanto en la universidad como en el contexto social político de la sociedad zaragozana y de las instituciones políticas en las que se integró a lo largo de su vida, con excepción sobresaliente del grupo Mujeres libres.

Su paso por la Universidad le demostró con creces que los hombres seguían siendo unos descerebrados, instalados en prejuicios y estereotipos tan machistas como imposibles de erradicar. Así lo dibujaba: “Esta afirmación de que, en Zaragoza, casi todas las mujeres estudiantes no tienen de lo segundo mucho más que el nombre, satisface a ese numeroso público que todavía mantiene vivas las decadentes leyendas de las misiones femeninas en la tierra, de su inferioridad intelectual, y de la incompatibilidad de las tales misiones, que nadie niega, con las dignísimas ideas de su humana independencia y de su igualdad, frente a los varones, personalidad a personalidad, poder a poder”.

A continuación, recordaba lo que ella había sufrido en carne propia y seguía sufriendo: “Pocas mujeres hay que respondan a ese ideal, más de mañana que de hoy; quizás por temor al calvario a que se condena a quien se desliga audazmente de las costumbres y prejuicios de las gentes; calvario que se multiplica para las mujeres haciéndose lluvia de groseros calificativos y pensamientos malos, para combatirlas con ellos hasta hacerles claudicar, o, cuando tal no sucede, envolverlas en la nube de la hostilidad y burla con que el vulgo, acoge a la 'mujer sabia' y la vapulea en chistes, caricaturas y carcajadas, como si la mujer sabia, cuando lo es verdaderamente, no tuviese su dignidad elevadísima, su personalidad respetable, y su recio caudal de sentimientos que la llevan a llorar, quizás, las manifestaciones brutales de cuantos, tal vez, no saben tenerlas de otro modo” (La Voz de Aragón. “Del momento. Mujeres y Universidad”, 6.3.1927).

Pero no solo eran los hombres quienes la sacaban de quicio. En ese mismo mes de marzo y año, respondería a una intervención de Blanca Rolla de Meléndez que sostenía que las mujeres de Zaragoza necesitaban un buen toque feminista, para lo que proponía la creación de “un liceo feminista” para educarse. (La Voz de Aragón, Iniciativa plausible Un centro de cultura femenino”, 16.3.1927).

En su columna, Letras femeninas, bajo el titulo de “¡Un club femenino zaragozano!”, rechazaría esta segregación artificial de sexos -lo haría también en la educación. Ambos sexos necesitaban naturalidad para relacionarse: “Por eso creemos —que, únicamente la creación de un Centro donde entrasen juntos los hombres y las mujeres, sería el único y el verdadero termómetro, donde el progreso y la cultura señalarían su hermosísimo ascenso” (La Voz de Aragón, 29.3.1927).

Para Amparo Poch, la causa fundamental de aquella situación la tenía la “moral masculina” dominante que “acusa a la mujer de frívola impura, entre tantos dedos que la señalan como contagiada de todas las degeneraciones...” (Idem).

lavozdearabgon 28.11.1928. poch. feminismoEn otro artículo, como respuesta al publicado por Cano Jarque, titulado “La mujer en las aulas”, quien en tono paternalista y moralizante admitía que “la mujer estudiara, pero con la salvedad de que no perdiera su “adorable feminidad”, ni desatendiera sus obligaciones de esposa y madre”, Amparo respondió:

“Cuantos reducen el papel femenino a las funciones de esposa y madre, encierran a la mujer en el grosero marco de la vida sexual, del que solamente le permiten salir para ir a la cocina o al cuarto de costura. Esto que así́ opinan se esfuerzan en hacer una cosa divina de la maternidad, hecho puramente animal, y cuya idealización no se consigue sino después, cuando se acumulan sacrificios y deberes para criar al niño, por cuyo motivo muchas mujeres, aun no teniendo hijos, han sabido ser madres perfectas.

La maternidad no puede ser pretexto para cercenar derechos y aspiraciones a la mujer, pues pasada la época más dura de la gestación queda en completa capacidad para unos y otras; decir que la mujer por ser madre, no puede ser más, es tan absurdo como si al hombre, por ser padre, se le establecen límites y restricciones a su intelectualidad y a sus privilegios...” (La Voz de Aragón, “Sobre feminismo. Más ideas acerca de las mujeres” 28.11.1928).

Una suscriptora intervino en el debate con un artículo titulado “la evolución del amor” (29.11.1928). Reproduzco el comienzo de su discurso:

suscriptoraA. Poch contestaría que con las teorías del sr. Cano “vamos a dar tal retroceso que volveríamos al tiempo en que todo el papel y toda la personalidad femeninas eran vinculados en uno de los aparatos orgánicos de la mujer. Esto es repugnante, pues lleva a pensar que en nosotras no hay más que carne, lo que está en contradicción rotunda con todas las manifestaciones de la vida psíquica, que tienen un carácter tan específico y que por su inmaterialidad y pureza, nos diferencias de todos los animales.”

Estilo y fondo de una mujer con una claridad mental feminista increíble y que tanto recordaba a la malograda Hildegart Rodríguez.

Las palabras de Amparo Poch picaron, desde luego, el orgullo de algunos hombres. En diciembre, Manuel Jesús de L´Hotellerie, modelo perfecto del machismo andante de la época, sostuvo que “el hombre, cuando se casa no busca únicamente el placer sexual; lo hace con miras más elevadas: por sentimiento, por amor a la que va a  ser su compañera y con la esperanza de poder ampliarlo a sus descendientes”. Luego, “este mismo hombre tan espiritual y tan bueno pretende crearse los derechos, libertades, etc., que, en su mayoría, solo al hombre pertenecen; pue si la mujer esta hecha de una pequeña parte del hombre, justo es también que solo tenga la proporción de libertades que a esa parte corresponde, pues al igualarnos en todo, sobraba en el diccionario la palabra “Feminismo” y podría entonces ampliarse el tamaño de la de Masculinismo”.

Por si no fuera suficiente más muestra de machismo, añadirá que “la labor de una mujer está en cocinar, coser, bordar, etc. y el ideal del hombre consiste en encontrarse hecho esto por la mujer, procurando él llevar el sustento para sus padres, hijos o hermanos. Hoy día esto se acaba y, con ello, el feminismo pierde su esencia”.

Y concluirá: “La mujer no mira más que masculinizarse, adoptando los procedimientos del hombre”. Completará el cuadro con esta arenga lamentable: “Mujeres oficinistas, dejad al hombre en su puesto y ocupad el vuestro en la casita, que tan necesitada se encuentra de los cuidados de vuestras adorables manos y os lo agradecerán los hombres y los niños. Si lo hacéis, cumpliréis un mandato divino y un deber de humanidad, dejando el paso franco a quien os procura el alimento de cada día, y seréis bendecidas de Dios y de los hombres. Si no… ¡qué bien hiciste, Facundo, de marcharte al otro mundo! (La Voz de Aragón, 1.2.1928).

A esta intervención se unirá la de Santiago Hernández quien, a pesar de calificar, la disputa de “bizantinismo estéril” reconocerá que “le han impresionado dolorosamente los juicios que la señorita Amparo Poch”. Hernández le acusará de defender un feminismo que “es la causa de la disolución de muchas familias”. Luego, añadía: “Se trata de hurtarse a la divina maternidad mediante la cirugía y el cálculo. Lo que se discute es si conviene o no la disolución, la rotura de los lazos domésticos que lleva consigo la confusión de las funciones masculinas y femeninas: si no se sería mejor una distribución que sujeta por igual a la mujer y al hombre en aras de los hijos”. Hernández reconoce que “todas las funciones, absolutamente todas, “pueden” ser desempeñadas a la perfección por la mujer; pero me pregunto si no es profundamente perturbador ese periodo de gestación que la señorita Poch estima tan liviano y si el ser tan enojoso no lo hace una de las grandes causas de la tendencia a suprimirlo” (La Voz de Aragón, 2.12.1928).

Amparo Poch contestó a Hernández diciéndole que “confundía la maternidad con el amor maternal”, lo mismo que la protesta y alzamiento femeninos de sus inferioridades económica, pedagógica, cívica, conyugal, con la burla y abandono de los deberes femeninos en el hogar”. Concluyendo: “Mi ideario es limpio, generoso, igualitario y este señor, al hablar yo de libertad, la ha confundido con libertinaje. El siglo XX verá maravillas porque en él se manifestará el alma de la mujer en todo su esplendor” (La Voz de Aragón, 7.12.1928).

La respuesta de Amparo Poch dejó sin argumentos a Santiago Hernández quien, un tanto atolondrado, presentó a la señorita “Amparito Poch, sus excusas y pidiéndole perdón por si en algo la hubiese podido lastimar” (La Voz de Aragón, 8.12.1928). Desgraciadamente, no respondería a ninguno de sus argumentos.

La “polémica” tuvo su resonancia. En el periódico La Voz de Teruel, uno de sus colaboradores se posicionó ante lo que denominó “avance femenino”, dedicándolo a “la señorita Amparo Poch y una suscriptora de La Voz de Aragón, con respeto, pero en legítima defensa. A la señorita María Antonieta Franco, don Santiago Hernández y don Manuel Jesús de L´Hotellerie; muy reconocido” (10.12.1928). Lo firmaba un tal Jacobito y en su respuesta pretendía hacer un “loor a la mujer”. Le salió el tiro por detrás. Sostenía que “de diez años a esta fecha, se ha desarrollado en la mujer el furor, la fiebre, por abarcar los destinos del hombre, dejando a este en la calle, sin la defensa que necesita para buscar su compañera”. Terminará diciendo: “Siga el baile, pero sin parejas; los hombres, hombres, esperamos inútilmente el acceso de la mujer”.

En fin. Sirvan estas polémicas para percibir el contexto en que vivía Amparo Poch y su inteligencia. Para más inri, en el periódico La Voz de Aragón se anunciaba la colaboración de Carmen Burgos, seudónimo de Colombine, presentándola como una “mujer radical feminista de su época”. Sin embargo, en su primer artículo mantenía afirmaciones que sacaron de quicio a Poch: “en estos momentos, en que la mujer se dedica, más que nunca, a los asuntos políticos, aunque a primera vista perezca poco oportuno hablar de enseñanzas maternales, creemos que, por el contrario, es el momento en que con mayor urgencia, se impone la necesidad de recordar a las mujeres que primera y principal ocupación, es atender a sus hijos y su hogar, no siendo estas atenciones un impedimento para cumplir con sus obligaciones de ciudadanas” (La Voz de Aragón, 28.8.1931).

Para colmar el vaso de la paradoja, el periódico dedicaba una sección a la mujer, donde se la orientaba en las tareas del hogar para que se convirtiera en una esposa modélica.

LAVOZ DE ARAGON.10.1.1929. LA MUJER EN EL HOGAR

Sería en esta época, cuando la Revista Blanca publicará su novela La Victoria, donde se reivindicaba la tesis que acompañará de por vida a su autora: las mujeres somos quienes tenemos que conquistar iguales deberes en la humanidad que es lo mismo que conquistar iguales derechos que los hombres. Por dignidad, nunca por condescendencia. Tenía 23 años.

En 1930, aparece su nombre en la “Revista ilustrada, dedicada a la patria, la cultura, y la defensa de la mujer. Órgano de la asociación Agrupación Nacional de Mujeres Españolas” (ANME). Era una revista donde escribían Concha Espina y tipos como Lluys Santamarina que, durante los años de la Segunda República, se convertiría en  y el jefe de Falange en Barcelona y, por tanto, golpista de pro. A Poch se le publicará una poesía con una temática muy suya, haciendo el elogio de las mujeres que estudiaban. La describirá con una catarata de adjetivos un tanto contradictorios: “mujer endeble y firme, científica y piadosa, mansa y humilde”. Finalmente, cifrará las intenciones de la mujer en un “esfuerzo, de fe y caridad”, algo que podría firmar cualquier mujer carlista. Terminará el poema dirigiéndose a la mujer en estos términos: mujer “ahonda en el misterio preñado de placeres, /que bien pueden gustarse sin dejar los deberes/ ni romper alianzas de fe y caridad”. Ideal perfectamente cristiano y nada revolucionario, menos libertario. Incomprensible hasta cierto punto en una mujer que defenderá sin tapujos el amor libre. 

mujeres españolas. 1930

mujeres españolas. 2.3.1930. poesia

Médica de mujeres, niños y obreras

Terminada la carrera de médica, en octubre de 1929, se inscribió en el Colegio Oficial de médicos de Zaragoza. Con el tiempo, sería su vicesecretaria, cargo en el que permaneció hasta mayo de 1934. Un nombramiento harto curioso. Que la Junta Directiva del Colegio Oficial de Médicos designase a una mujer como vicesecretaria de dicha institución resultaba insólito, dado el ambiente machista que predominaba en la sociedad y ya no digamos en la clase médica.

COLEGIO MEDICO poch

Como facultativa estableció su consulta en una habitación de su propia casa en el número 8 de la calle Madre Rafols. Más tarde se trasladó a la calle Cerdán número 30 de Zaragoza (actual avenida César Augusto, 76). Se anunció en el periódico La Voz de Aragón:

lavozdearagon,4,10.1929, domicilio

En diciembre de 1931, obtuvo el II concurso de los premios Dr. Patricio Borobio de la Junta de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad, de Zaragoza. De ahí nació su Cartilla de Consejos a las Mujeres, publicado por la Diputación Provincial de Zaragoza. La Voz de Aragón describía el contenido de ese premio de este modo: “diploma de mérito y quinientas pesetas, por su trabajo, calificado, entre otros varios, bajo el lema “Cumbres”, sobre vulgarización de los cuidados a que debe someterse la mujer durante el periodo de gestación y el niño mientras su lactancia natural o artificial. El trabajo será editado en folleto y repartido profusamente en los lugares de asidua concurrencia de la mujer” (5.1.1932).

Al mismo tiempo, combinó su trabajo como médica particular con el trabajo en  Urgencias en el Hospital Provincial. En los sucesos de marzo de 1934 en Zaragoza, en la sala de urgencia del hospital asistió al anarquista Ramón Liarte, apaleado por la policía y transportado en una camilla al recinto hospitalario. En su libro El camino de la libertad, dice Liarte “Quiso la casualidad que en la sala de urgencias del hospital se encontrase trabajando la doctora Amparo”. Y añade que “la doctora hizo un informe que fue remitido a la prensa local y nacional. Con pluma rebosante de ternura se describían los apaleamientos impuestos”. La verdad es que no he localizado dicho informe en ningún periódico anarquista de la época.

Amparo Poch se refiere, también, a su trabajo en el Hospital cuando, en uno de sus artículos publicados en la revista La Casa del Médico, anota: “Hace unos días he hallado en un libro, olvidada entre las hojas, una cuartilla. Tiene un dibujo y un recuerdo. El dibujo es de un joven suicida que murió́ sufriendo horriblemente en el Hospital Provincial de Zaragoza...”.

Su etapa en Zaragoza terminó en 1934, tras separase de Gil Comín, con quien se había casado por lo civil el 28 noviembre 1932. Las razones de su marcha Madrid se ignoran. Se aducen la separación de pareja, el miedo a represalias por haber denunciado el caso de Ramón Liarte. Y, mas que probable, la voluntad decidida a ampliar sus estudios de medicina y gozar así de un horizonte de vida menos agobiante que el vivido en su ciudad natal. O, sencillamente, porque tenía aspiraciones que Zaragoza no podría nunca satisfacer. A saber.

Sea como fuera, lo cierto es que el cinco de mayo de 1934, solicitó la baja en el Colegio de Médicos de Zaragoza y el 22 se inscribió en el de Madrid. Desplazarse a la capital no significó que se desligara de sus compromisos con Zaragoza. Seguirá colaborando con la revista La Casa del Médico. Así, en el número de noviembre dedicado a Santiago Ramón y Cajal, tras su muerte, será la única médica que aparezca en el listado de sus colaboradores. Eso, sí, con el apelativo de “Dr. Amparo Poch”.

En dicha revista publicó varios artículos. He aquí uno de ellos, fechado en 1935.

lacasadelmedico 1935.2

Articulista, conferenciante y mitinera

En julio de 1935, obtendrá el título de Médica Puericultora: “Después de los estudios correspondientes cursados en la Escuela Nacional de Puericultura, y terminados con la visita a importantes Centros de Asistencia Sanitaria Infantil de España y del extranjero, han obtenido el título de Médico-Puericultor los señores siguientes: Señorita Rosario Blasco Ortiz. Srta. Srta. Matilde Pérez Jover. Srta. Amparo Poch y Gascón…”

puericultura 1935

En Madrid se instaló en la Calle Mayor. En la ficha del colegio de Médicos aparece otra dirección, calle Libertad 54 (Puente de Vallecas) y que es donde abrirá su Clínica, en octubre de 1935.

solidaridad obrea. 13.10.1935. anuncio

Durante su permanencia en Madrid, poco más de dos años, mantuvo una gran actividad. Desempeñó́ su trabajo de médica en diferentes consultas. Completó sus estudios de puericultura, participó en conferencias y mítines libertarios. Al mismo tiempo, siguió colaborando en periódicos y revistas con la misma intensidad y riqueza conceptual que nunca le abandonó.

lalibertad 5.4.1936. mitin ateneoEn 1935, Amparo dio conferencias e impartió́ clases en el Círculo Teosófico y en la Federación Local de la CNT en la calle de La Luna. En estas clases instruía sobre temas relacionados con la sexualidad. El 5 de abril de 1936, dará un mitin en el Ateneo Libertario de Cuatro Caminos -calle de los Artistas 37-, junto con José Brocca y Manuel Nobruzán, su compañero sentimental en esos momentos.

El 12 de abril de 1936, participó en un mitin en el Ateneo Libertario de Puente del Vallecas, anunciado de este modo: “Mitin en el cine Guerrero. Organizado por el Ateneo Libertario del Puente de Vallecas, se celebrará hoy en el cine Guerrero, a las once de la mañana, un mitin, en el que tomarán parte los siguientes participantes: Amor Buitrago, Amparo Poch, Miguel Serrano, Pedro Falomir y Tomás Cano. Presidirá́ Victoriano Buitrago” (La Libertad, 12. 4.1936).

El 1º de mayo de 1936 se afilió al Sindicato Único de Sanidad y colaborará con la revista Tiempos nuevos. En marzo se publicará este artículo sobre la tuberculosis.

tiempos nuevos 1936 tuberculosis

Y lo hará, también, en el periódico La Tierra, tal y como aparece en su nueva redacción, junto con Ricardo Baroja, Eduardo Ortega y Gasset. Nuevamente, sería la única mujer entre hombres. Iniciará su colaboración el 16 de marzo de 1935. Amparo Poch será presentada como “joven doctora y conocida publicista. Mujer de profundo pensamiento y espíritu amplio y humano cuyas dotes de inteligencia le abren todos los caminos; su capacidad y su cultura la elevarán rápidamente a uno de los primeros puestos de nuestra intelectualidad femenina. La Tierra se enorgullece de su nueva compañera”.

LAIERRA.22.5.1935. POCH

Sus colaboraciones llevarán como epígrafe genérico El médico ante la vida. El primer título “Un chófer”. Cuenta la historia de un chófer tuberculoso que terminará pegándose un tiro. La historia planteará el arduo problema ético de la responsabilidad del médico y de las instituciones ante tal hecho. Un relato dramático, literariamente perfecto, sobrecogedor.

la tierra. 16.3.1935. poch el médicoSu artículo Al servicio de la Revolución” constituye una pieza elocuente de su fina ironía y de una escritura precisa y eficaz. Se pregunta por las cualidades que adornan el talante de un antirrevolucionario, poniendo en escena a quien fuera su maestro, el doctor Salero.

Empieza así: “El Doctor Salero ha sido uno de mis maestros. El doctor Salero es un hombre enteramente antirrevolucionaria; al menos él lo cree así. Y yo me apresuro a deciros que solo ha sido maestro mío en clínica pediátrica. Lo demás sería suponer demasiado”. Y eso que se supone lo irá desgranando a lo largo del texto.

Al final, se calificará a sí misma de anarcosindicalista y a su maestro de antirrevolucionario aunque él diga que no lo es (La tierra, 2.4.1935). Una genialidad.

En febrero, aparece como presidenta de la Liga Española de Refractarios a la Guerrra, movimiento pacifista surgido en febrero de 1936 y como filial de la WRI (War-Resisters International).

solidaridadobrera. 17.7.1936. mitinbarcelonaLos días 15, 16 y 17 de julio de 1936, se anuncia en Solidaridad Obrera de Barcelona un Mitin Internacional contra la Guerra, organizado por las Juventudes Libertarias, para el día 18 de julio de 1936: “Grandioso Mitin Internacional contra la guerra, en la plaza monumental, hablaran: Doctora Amparo Poch por la Internacional War Resisters Sec. Fem; Fidel Miró por las Juventudes Libertarias; Max Muller por las Juventudes Anarcosindicalistas Suecas; el profesor Brocca por la Internacional War Resisters; Hemday, por el Comité́ Internacional de Defensa Anarquista; Félix Martí Ibáñez, por los Idealistas Prácticos; Manuel Pérez, por los anarquistas de Barcelona; Agustín Souchy por el Bureau Internacional Antimilitarista y Federica Montseny por la CNT”.

Por razones de la guerra, el mitin no tuvo lugar.

Mujeres libres

En 1936, junto con Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada fundaron la revista Mujeres libres. Una publicación insólita en aquellos tiempos. Era una revista para mujeres en la que solo escribieron mujeres, vetándose la colaboración masculina, con una excepción: la de Baltasar Lobo, el ilustrador y maquetista. Paradójicamente, Amparo Poch siempre se había mostrado contraria a la “segregación de sexos”. Quizás había llegado a la conclusión de que con los hombres era imposible un más que entendimiento razonable.

tierra-libertad, 27.3.1937. mujeres libres

Mujeres libres participaba de la idea de la existencia de una doble especificidad en la explotación de la mujer. Entendían que, aun haciendo la revolución, la mujer seguiría estando oprimida por el camarada o por el marido de turno. Pensaban que de esta doble explotación apenas se hablaba. De hecho, en el frente de guerra se las presentaba con un fusil en la mano como símbolo antifascista, pero en la retaguardia se las relegaba al rol de enfermeras. Exhortaban a los milicianos a que dejaran de comportarse como “señoritos” acudiendo a los burdeles y a que ayudaran a restablecer la dignidad de la mujer. Afirmaciones como “es en el alma del hombre donde hay que destruir la prostitución”, revelaban mejor que cualquier discurso por dónde caminaba el discurso de la revista Mujeres Libres.

Fueron estas mujeres anarquistas como Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada, Amparo Poch, María Luisa Cobos y Trinidad Urién, entre otras, quienes pusieron el dedo en la llaga de estas carencias ideológicas y vitales.

Conviene señalar que ya en los periódicos Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera ya se había señalado y condenado dicha disonancia en más de una ocasión. Mucha revolución, mucho compañerismo, mucha camaradería, pero en la calle y en la casa, cero. También, hubo alguna excepción masculina que condenó tal discriminación, como Antonio Morales Guzmán en Solidaridad Obrera.

En mayo de 1936 apareció el primer número de la revista. El editorial anunciaba así su propósito: “Encauzar la acción social de la mujer, dándole una visión nueva de las cosas, evitando que su sensibilidad y su cerebro se contaminen de los errores masculinos. Y entendemos por errores masculinos todos los conceptos actuales de relación y convivencia: errores masculinos, porque rechazamos enérgicamente toda responsabilidad en el devenir histórico, en el que la mujer no ha sido nunca actora, sino testigo obligado e inerme... no nos interesa rememorar el pasado, sino forjar el presente y afrontar el porvenir, con la certidumbre de que en la mujer tiene la Humanidad su reserva suprema, un valor inédito capaz de variar, por la ley de su propia naturaleza, todo el panorama del mundo. ... que miles de mujeres reconocerán aquí su propia voz, y pronto tendremos junto a nosotras toda una juventud femenina que se agita desorientada en fábricas, campos y universidades, buscando afanosamente la manera de encauzar en fórmulas de acción sus inquietudes”.

En septiembre de 1936, Mujeres libres de Madrid y el Grupo Cultural Femenino de Barcelona se fusionaron. La Agrupación de Mujeres Libres de la ciudad Condal estableció comedores colectivos, organizó cursillos de enfermeras y de puericultura, y envió víveres al Madrid asediado.

Las colaboraciones de Amparo Poch en la revista Mujeres Libres fueron innumerables y el lector dispone del acceso a cada uno de sus artículos en Internet.

mujeres libres

Tiempos de guerra

Cuando en octubre de 1936 se barajó la entrada de la CNT en el gobierno, Amparo Poch fue apoyada para ocupar el ministerio de Sanidad, pero se impuso el nombre de Federica Montseny. Esta, al organizar su gabinete ministerial, nombrará como Consejera de Asistencia Social a Amparo Poch. Invertirá su inteligencia y su enorme capacidad de trabajo para alejar a la infancia de los horrores de la guerra. Organizará un Plan de Hogares Infantiles y varias evacuaciones a México y a la Unión Soviética.

En febrero de 1937, aparece en el mitin de la plaza de Cataluña como representante de Mujeres Libres, a favor de la unidad de acción de las izquierdas, junto con Martí Ibáñez, entre otros oradores. Poch diría que “las mujeres siempre se han sacrificado por la libertad y por la vida. Por ello, estaban dispuestas al sacrificio para conseguir el total aplastamiento del fascismo”.

El periódico La Vanguardia dedicará parte de su suplemento para hablar del hecho.

He aquí la página.

lavanguardia. 16.2.1937. mitin

orden 26.8.1936, partido sindicalistaEl 25 de junio de 1936, se incorporó al noveno Batallón del Regimiento Ángel Pestaña, del Partido Sindicalista, del que era afiliada. El Batallón estaba formado por 1486 milicianos; 83 eran mujeres. Amparo Poch, como doctora médica, estaría al cargo de los servicios sanitarios. Una orden del 26 de agosto de 1936, la nombró miembro de la Junta de Protección de Huérfanos de Defensores de la República, creada por el Ministerio de Instrucción Pública. He aquí la orden:

Con la caída del gobierno Largo Caballero, Amparo marcha en noviembre a Barcelona. Seguirá ejerciendo la medicina y dirigiendo la institución el Casal de la Dona Treballadora. Impartirá cursos de capacitación cultural y colaborando en la prensa obrera. He aquí una página dedicada a su labor en el Casal de la Dona Treballadora durante la Guerra Civil, publicada en la revista Mujeres Libres, nº 12, pág.  

dona treballadoraDesde el Sindicato Único de Sanidad de la CNT se volcará en la organización de instalaciones sanitarias improvisadas en edificios desafectados o incautados. Ella lo haría en el Frontón de Recoletos, reconvertido en hospital de sangre por la CNT.

Dirigirá un programa de capacitación de las brigadas de salvamento instruyendo a los brigadistas sobre distintas técnicas relativas a asfixia, traumatismos, hemorragias y transfusiones sanguíneas. Coordinó colonias y granjas-escuela para niños refugiados. 

A comienzos de 1939, ante la inminencia de la derrota, su tarea se centrará en la evacuación de heridos, ancianos y niños. Con ellos atravesará la frontera llegando a Prats de Molló, donde permanecerá hasta septiembre de 1939.

Amparo Poch y la eugenesia positiva

Junto con su actividad sindical y social, hay que recordar su pensamiento en materia médica, partícipe de los planteamientos de la eugenesia, habituales en la corriente libertaria. Amparo Poch Gascón defendió la llamada “eugenesia positiva”, es decir, la defensa de una procreación hecha en “condiciones adecuadas”, principio con el que participaban los defensores de la corriente eugenésica: Puente, Martí, Serrano, etcétera. Pero, también, estaba de acuerdo con que se tomaran medidas coercitivas -lo que se llamó eugenesia negativa-, como el certificado médico prenupcial, la tipificación del delito de contagio y la esterilización forzosa.

En la revista Orto, defendió “la regulación del aborto en la legislación soviética, como ejemplo positivo de una aceptación equilibrada de este”, pero, en 1937, la revista Mujeres Libres, cuando la Consejería de Sanidad aprobó la ley del aborto, no dijo ni una sola palabra, ni en su defensa ni en su contra. Recordemos que fue una ley de la CNT.

El aborto lo contemplaba como derecho, pero con matices. Amparo Poch se mostraba restrictiva en cuanto a los casos en que se debía aceptar. Lo reducía a aquellos casos de peligro de salud de la madre o el feto, o de violación. Sostenía que “el embrión, desde el momento en que comienza su desarrollo, tiene derecho a la vida (…) Ha de quedar bien entendido que cuando una mujer sana ha concebido conscientemente, en virtud de un acto voluntario, la sociedad debe impedir que dicha mujer atente contra la vida de su hijo” (Poch y Gascón, Orto nº 20, enero de 1934).

En cuanto al método Ogino, Amparo Poch figuró como presidenta del Grupo Ogino, destinado a asesorar e informar al proletariado de ambos sexos en qué consistía.  

Poch condenó en repetidas ocasiones la prostitución.

En cuanto a si defendió los preservativos para impedir el contagio, no queda claro en sus escritos. Tampoco, si compartía la opinión de que la abstinencia sexual fuera la mejor opción. De hecho, en varios escritos arremetía contra la costumbre de no mantener relaciones sexuales hasta el matrimonio. Y en otros defendió́ la importancia de satisfacer los instintos y el placer.

vida sexualEn La vida sexual de la mujer hace referencia al legitimo derecho de la mujer al placer sexual. Sin embargo, no se menciona la disociación sexualidad/reproducción como consecuencia de la utilización de los métodos anticonceptivos. Sobre el placer en sí se advierte una crítica a la moral católica española y un análisis detenido sobre las las causas que originan la represión sexual en la mujer.

Exilio en Toulouse

Como quedó dicho, a principios de febrero de 1939 cruzó la frontera por Camprodón-Prats de Molló. Fue 11 de septiembre de ese año cuando las autoridades le dieron el visado oficial para vivir en Francia, pero no el derecho a trabajar como médica siguió en pie. Vivió en Nimes hasta 1943. Amparo y Francisco Sabater, entonces su compañero sentimental, se ganaron el pan “pintando tarjetas y pañuelos, bordando, haciendo bolsos de rafia y plegando sobres”. Y, en ocasiones, trabajando en un “taller de sombreros clandestinos”, como cuenta su biógrafa Antonina Rodrigo, imprescindible relato para conocer estos años de Amparo.

solidaridad obrera.18.8.1951. poch cenitLa desgracia les llegó en 1943. Los refugiados españoles sufrieron una redada general por parte de las autoridades francesas. ¿Su delito? Haber luchado contra los nazis. Sabater sería capturado y llevado a un Grupo de Trabajadores Extranjeros, eufemismo de campo de concentración. En agosto de 1944, fue liberado. A finales de 1945, la pareja se instaló en Toulouse, donde ella ejerció de médica de forma clandestina. Al entrar en vigor el Estatuto Jurídico de los Refugiados Españoles pudo hacerlo sin miedo a la represión. Cuenta Antonina Rodrigo que “en el dispensario de la Cruz Roja se ocupó de las consultas de Medicina General y Ginecología. También colaboró en la Clínica San Andrés con el cirujano francés Doctor Tomás”; siguió trabajando en la sección española de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA) de Toulouse como médica.

sifilis 1936 tiempos nuevosEn agosto de 1951, el periódico Solidaridad Obrera recodaba su nombre, pues la revista libertaria CENIT, nº 8, publicaba un viejo/nuevo artículo de Amparo Poch, titulado La sífilis, enemiga de la Belleza, publicado el 1 de mayo de 1936 en la revista Tiempos Nuevos.

Imagen sífilis 1936 tiempos nuevos

En 1965, le diagnosticaron cáncer cerebral. Sola y sin un franco en el bolsillo, quiso regresar a su ciudad natal, Zaragoza, donde vivían sus dos hermanas, Pilar y Josefina. No quisieron verla ni en pintura, aduciendo que era “la ignominia de la familia”.

El 15 de abril de 1968 falleció en Toulouse.

Nota final

Indica Francisco Guerra que, a partir del 28 de marzo de 1939, la depuración de sanciones, incluida la vida o muerte de los médicos republicanos, fue asunto de los Colegios Oficiales de Médicos. No podían colegiarse aquellos médicos que, según la ley de Responsabilidades Políticas, “hubieran desempeñado cargos durante el periodo republicano o que hubieran servido a la obra revolucionaria, marxista, judaica y anarquizante de la República” (Guerra F. La medicina en el exilio republicano, Universidad de Alcalá, 2003).

Tal y como sucedió con tantos médicos, Amparo Poch estaba más que marcada, tanto si se hubiese quedado en España como si hubiese regresado al final de la guerra. Una carta firmada por el secretario general del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, le comunicaba en 1941: “No habiendo presentado hasta la fecha en esta entidad la declaración jurada para proceder a su depuración profesional, que fue declarada obligatoria por Orden del Ministerio de la Gobernación de 5 de octubre de 1939, le agradeceré no deje de verificarlo en el terminó de diez, pues en caso contrario, y bien a pesar de este Consejo Directivo, se vería en la precisión de adoptar medidas reglamentarias. Dios guarde a Vd. muchos años. Madrid, 31 de agosto de 1941”.

A su amiga Carmen Moraleda Carrascal a punto estuvieron de dejarla sin ejercer como médica por ser la esposa de un republicano asesinado.

Como era de esperar, se tardó una eternidad en rescatar públicamente su nombre de la tumba del olvido, que dijera Luis Cernuda. En la CNT siempre se la recordó.

Hoy, gracias a las izquierdas comprometidas con la Memoria Histórica, carro al que tardaron de subirse algunos partidos que hoy lideran su futura ley, Amparo Poch cuenta ya con una calle y con un centro de salud que llevan su nombre, y con una Placa en la calle Madre Rafols, en el que se recuerda el lugar donde empezó a ejercer como médica en Zaragoza. In memoriam.

placa


Bibliografía

Sobre los detalles de su vida, resulta imprescindible consultar los libros de Antonina Rodrigo:

Rodrigo, Antonina (2002). Una Mujer Libre: Amparo Poch y Gascón: Médica Anarquista. Flor del Viento Ediciones.

Rodrigo, Antonina (2002). Amparo Poch y Gascón. Textos de una médica libertaria. Incluye La vida sexual de la mujer: pubertad, noviazgo, matrimonio, Amor, Elogio del amor libre. Diputación de Zaragoza / Alcaraván.

En un plano más analítico, relativo a sus posicionamientos eugenésicos y médicos pueden consultarse los trabajos de Mary Nash sobre las mujeres anarquista y los estudios de: Gómez Cadenas, Concepción. Ética, anarquismo y sexualidad en Amparo Poch y Gascón. Tesis doctoral. Maternidad y salud sexual en la obra médica de Amparo Poch (2017), de Victoria Martínez Cobos y Gascón. Ambos ensayos pueden leerse en Internet.

Otras fuentes: Archivo universitario. Universidad de Zaragoza.

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