sábado. 20.04.2024
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La policía Metropolitana calculó en unas 400.000 las personas que marcharon en Buenos Aires, junto a la familia de Nisman y los fiscales, que encabezaron la marcha

@jgonzalezok | Durante horas, miles de personas marcharon en Buenos Aires con  paraguas abiertos y banderas argentinas, en la masiva marcha de Buenos Aires –hubo cientos de concentraciones en otras ciudades- en homenaje al fiscal Alberto Nisman, muerto en circunstancias extrañas hace justamente un mes. Se pidió dejar de lado banderas partidarias y mantener silencio. El silencio se cumplió en parte, ya que hubo continuos reclamos de justicia; también se cantó el himno nacional y hubo aplausos al paso de los fiscales convocantes.

La policía Metropolitana calculó en unas 400.000 las personas que marcharon en Buenos Aires, junto a la familia de Nisman y los fiscales, que encabezaron la marcha. También asistieron dirigentes políticos de la oposición, incluyendo los precandidatos presidenciales, aunque separados de la cabecera de la marcha. La lluvia, por momentos muy intensa, recordó el chaparrón que también acompañó la manifestación que se celebró en Buenos Aires hace 20 años, una semana después del atentado contra la AMIA, que investigaba Nisman.  

Los errores en la estrategia gubernamental parecen haber conseguido el efecto contrario al que pretendían. Desde el esperpento del jefe de gabinete, Jorge Capitanich, rompiendo en público las páginas del diario Clarín, por una información sobre el caso Nisman que sería confirmada a las pocas horas, hasta la descalificación de los fiscales convocantes mediante calificativos como narcos y nazis, desde el gobierno se convirtió al fiscal Nisman en culpable y enemigo.

Las acusaciones de golpismo y las calificaciones de que la marcha era política, sorprenden en un gobierno que se jacta de haber revalorizado la política, que moviliza permanentemente a sus partidarios y que ha alentado organizaciones kirchneristas incluso en el poder judicial, como Justicia Legítima.

Llama la atención la postura de los intelectuales kirchneristas. El novelista Mempo Giardinelli llegó a escribir que estaba en marcha un golpe. Y los intelectuales orgánicos de Carta Abierta hicieron público un comunicado en el que pedían que la Corte Suprema frenara “la convocatoria desestabilizadora”.

Además afirmaron “sentir estupor frente al descaro con que sectores del Poder Judicial y el Ministerio Público Fiscal operan políticamente como un partido de oposición”. Y aseguraron que estos mismos sectores atentaban contra la figura presidencial al dar cauce a la denuncia de Nisman, “sin el menor fundamento jurídico”.  Para estos intelectuales, si no se detenía la marcha, la Corte se transformaría “en verdadero custodio de una República conservadora que ponga fin a los procesos de inclusión social y soberanía de esta última década”.

Entre los intelectuales opositores que se adhirieron a la marcha, se destacaron Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff, Luis Alberto Romero y Juan José Sebreli. Pidieron adherirse a la marcha, “ante la extrema gravedad de la situación institucional” que atraviesa el país, para unirse en el reclamo de verdad y justicia para Nisman y las 85 víctimas de la AMIA

Un sondeo de la consultora Polldata, publicado este pasado lunes, indicaba que el 80,2 % de los consultados aprobaba la realización de la marcha, independientemente de que fuera a participar o no. La desaprobación era del 16,7 %. Este mismo sondeo confirmó la tendencia desfavorable sobre la opinión en torno a la gestión del gobierno: el 63,9 % la desaprueba, mientras que el 27,6 % la apoya.

La presidente, Cristina Fernández, hizo un acto horas antes de la marcha, transmitido por cadena nacional, en un intento de recuperar el centro del escenario. La excusa fue la inauguración -por tercera vez- de la central nuclear Atucha II, rebautizada Néstor Kirchner. La obra debía terminarse en el 2011 y su presupuesto era de 700 millones de dólares, pero terminó costando 4.000 millones de dólares. En momentos en que el kirchnerismo otea el fin, ya que su mandato acaba tras las elecciones de octubre, el panorama de los próximos meses es desolador. No solo la situación económica es más que complicado. También hay más de 300 causas judiciales contra altos funcionarios del gobierno, incluyendo la presidente, el vicepresidente, Amado Boudou, el ministro de Exteriores Héctor Timerman, y el secretario general de La Cámpora, el diputado Andrés Larroque.

La marcha coincidió con nuevos datos de la investigación por la muerte de Nisman sumamente preocupantes, que apuntan a graves errores de procedimiento y que podrían haber contaminado irremediablemente la escena del crimen. Se conoció la existencia de dos testigos, llevados al apartamento del fiscal para que actuaran como tales. Uno de ellos, Natalia Fernández, relató un escenario preocupante en las primeras horas de la investigación.

Dijo que estuvo unas siete horas en el lugar, donde había unas 50 personas. Afirmó que el teléfono del fiscal fue manipulado sin guantes por parte de los peritos, que vio cómo se subrayaban y fotografiaban documentos de trabajo del fiscal, que escuchó un ruido como de una aspiradora, y que había un clima de risas, con muchas personas tomando café y comiendo medialunas (croissants). Esta testigo tiene ahora custodia policial, después de declarar que había sufrido seguimientos y que varias personas desconocidas y sospechosas se le acercaron para ofrecerle protección o ayuda legal.

La ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, ha hecho duras críticas a la fiscal y la jueza que intervienen en la causa. Ha pedido que actúen con independencia y que se limite la publicidad de elementos del expediente que malogran la investigación e inhiben de declarar a posibles testigos.

A esto hay que sumar que no se sabe todavía cuándo llegó al lugar de los hechos el secretario de Seguridad, Sergio Berni, aunque consta que lo hizo antes que la fiscal. Todavía no se le tomó declaración judicial. Sí declaró Antonio Stiuso, el ex jefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia, apuntado por el gobierno como principal sospechoso de la muerte de Nisman, aunque se desconoce el contenido de su declaración.

Multitudinaria marcha por el fiscal Nisman