jueves. 28.03.2024
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Amado Boudou (dcha.) y Daniel Scioli, en el centro de la imagen.

@jgonzalezok | El elenco al completo del kirchnerismo eligió anoche festejar su derrota en las elecciones legislativas parciales, con la ausencia notable de Cristina Fernández, alejada de la escena por enfermedad desde el 8 de octubre. La interpretación oficial de los resultados fue resaltar que seguía siendo la primera minoría y que el Frente para la Victoria y sus aliados seguirá teniendo una ligera mayoría en las dos cámaras. Pero la realidad es que el oficialismo perdió en torno a un 20% de votos respecto a la elección presidencial del 2011.

Este domingo los argentinos elegían la mitad de la cámara de Diputados y un tercio del Senado. La oposición triunfó en 13 de los 24 distritos del país, incluyendo los más importantes desde el punto de vista político y demográfico, como la provincia de Buenos Aires, capital federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.

Sorpresivamente, fue el vicepresidente, Amado Boudou, el encargado de actuar como maestro de ceremonia ante un auditorio que recordó a Néstor Kirchner y a la presidente en sus cantos. Boudou, que tiene la peor imagen de todo el gobierno, estuvo casi ausente de la campaña y se limitó a encabezar algunos actos protocolarios. Algunos de los presentes en el escenario evidenciaban con sus caras serias que el resultado fue malo. Especialmente expresivos fueron los rostros del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, del vicegobernador, Gabriel Mariotto y de Luis D´Elía, antiguo dirigente piquetero.

La elección coincidió con el tercer aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner y los 30 años de recuperación de la democracia. El principal dato de la elección fue la victoria de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires. Antiguo jefe de gabinete de Cristina Fernández, rompió con el gobierno hace solo 4 meses y logró sacarle 13 puntos al candidato elegido por la presidente, Martín Insaurralde –en las primarias la diferencia había sido de algo más de 5 puntos-, ganando incluso en distritos dominados hasta ahora por el kirchnerismo, como La Matanza y Morón.

En la capital federal, el vencedor indiscutido es el PRO (Propuesta Republicana, derecha), lo que llevó al intendente (alcalde), Mauricio Macri, a lanzar su candidatura presidencial para el 2015. Otro dato significativo en la capital es la derrota del oficialista Daniel Filmus, que aspiraba a ser reelecto como senador. Esta derrota subraya el tradicional antiperonismo del voto de los porteños.

En Santa Fe ganó de manera contundente el socialista Hermes Binner, seguido del candidato del PRO. En Mendoza, la victoria –también rotunda- fue para el ex vicepresidente Julio Cobos, que rompió con Cristina Fernández a comienzos de su primer mandato. En Córdoba venció Juan Schiaretti, del peronismo disidente. Y en Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, ganó con holgura la Unión Cívica Radical.

La campaña estuvo condicionada por la ausencia de Cristina Fernández, convaleciente de su operación, ya que había sido la protagonista en las primarias de agosto. También fue importante el incidente protagonizado por el candidato a diputado Juan Cabandié, uno de los jóvenes destacados de La Cámpora, que humilló a una agente de tránsito aireando su condición de hijo de desaparecidos. Y también hubo un nuevo choque de trenes, que nuevamente soliviantó a una sociedad que está cansada de la pésima calidad de las infraestructuras.

Más allá de los números y de la nueva composición de las dos cámaras, hay que tener en cuenta que es muy probable que en las próximas semanas se produzcan pases de senadores y diputados a otros grupos y que el Frente Renovador de Sergio Massa seguirá recibiendo a prófugos del oficialismo. En una reciente votación sobre un paquete de leyes económicas, el gobierno ya sufrió la traición de algunos de sus diputados.

La parrilla de salida para las presidenciales del 2015 empieza a conformarse y Sergio Massa está en la mejor posición de partida. No quiso ser tan expreso como Macri a la hora de sus aspiraciones presidenciales, pero adelantó que el desafío para su fuerza será tener presencia en todo el territorio, no solo en la provincia de Buenos Aires: “la victoria nos obliga a cruzar la frontera (de la provincia) y caminar la Argentina”.

No obstante no hay que olvidar que en 2009 el kirchnerismo también sufrió una derrota importante, en elecciones de medio término como éstas, de la que se sobrepuso: Francisco De Narváez, un peronista disidente como hoy es Massa, le ganó nada más y nada menos que al ex presidente Néstor Kirchner, cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires. Dos años después Cristina Fernández arrasaba en las presidenciales y hoy De Narváez es un protagonista marginal que este domingo logró un resultado pobre, su lista solo logró dos diputados en la provincia de Buenos Aires.

El kirchnerismo no tiene aún un candidato presidencial para el 2015. La enfermedad de la presidente y la incógnita sobre cómo será su reincorporación a sus labores, no permiten saber si podrá hacer de gran electora. El gobernador Daniel Scioli aspira a ser el heredero, aunque un sector importante del kirchnerismo sigue despreciándolo. En la noche electoral, incluso, tuvo que ver cómo el jefe de gabinete priorizaba al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, mediante una teleconferencia, aunque Scioli estaba a su lado.

En la oposición, no sólo Massa está anotado. También el socialista Hermes Binner, que ya fue candidato en 2011, los radicales Julio Cobos y Sanz, y una resucitada Elisa Carrió, que en el 2007 había sacado un 23,04 % como candidata de la Coalición Cívica y que cuatro años después cayó a un insignificante 1,84%.

Los resultados de este domingo deberían tener alguna consecuencia en la composición del gabinete y la política a seguir en los dos últimos años de mandato de Cristina Fernández. Pero la presidente, que viene guardando un estricto reposo, estará todavía un tiempo indeterminado fuera de circulación. El vicepresidente, Amado Boudou, dijo en la noche del domingo: “Cristina es una gran paciente que se está preparando para volver con toda la fuerza para conducir este proyecto”. El hijo de la mandataria, Máximo, dijo al depositar su voto que su madre mejoraba, pero que no sabía cuándo volverá.

Aunque se llegó a informar que en su convalecencia no leía siquiera los periódicos, es indudable que alguien la ha tenido que informar de los resultados. Pero se mantiene el habitual secretismo y desde que fue operada no ha habido ni siquiera una foto de su convalecencia en la residencia presidencial de Olivos.  

La derrota del kirchnerismo en las Legislativas fue más dura de lo esperado