viernes. 19.04.2024
cristina-fernandez
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@jgonzalezok / La presidente argentina, Cristina Fernández, recibió el alta médica este domingo, poco después del mediodía, después de haber estado internada durante cinco días en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, donde fue sometida a una intervención quirúrgica por un hematoma cerebral. El parte médico habla de una recuperación de acuerdo a lo previsto, aunque deberá guardar un “estricto reposo”. No se podrá reincorporar todavía a su actividad normal, durante los primeros días tendrá que guardar cama y solo después empezará a caminar ratos más largos dentro de su residencia. “Sin sobreexigencias, podría retomar su vida laboral tras un mes de postoperatorio”.

El reposo y la prohibición momentánea de viajar en avión confinarán a la mandataria argentina en la residencia presidencial de Olivos, en el conurbano norte de Buenos Aires. No podrá, pues, viajar al Calafate, en la Patagonia, donde tiene numerosas propiedades y que, según ha confesado, es su lugar en el mundo.

Las condiciones de recuperación colocan a la presidente fuera de la campaña electoral en curso e, incluso, de las consecuencias que se deriven del resultado. No obstante, en el entorno presidencial se insiste en que es ella quien está al mando del país y quien toma las decisiones; “la única que tiene el poder”, según el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Quien mejor ha expresado la actitud del elenco político oficialista fue Julia Di Tullio, jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria –marca electoral del kirchnerismo-, que dijo al diario La Nación: “yo no soy una librepensante (sic), soy un cuadro político en la más estricta definición, la del encuadramiento; y tengo, obviamente, una conductora”.  

Este fin de semana se han conocido los primeros estudios sobre el impacto de la enfermedad presidencial en las elecciones del 27 de octubre, cuando se renovarán parcialmente las dos cámaras del parlamento. Según una encuesta de la empresa Poliarquía, para el diario La Nación, el 95 % de los consultados no cambiará su voto por la salud de Cristina Fernández. Para el 88 %, la imagen de la mandataria no cambió y el 79 % considera que el episodio de salud no afectará a los candidatos oficialistas. Se descarta, pues, que haya un voto sentimental -como lo denominó la ensayista Beatriz Sarlo-, que cambie sustancialmente los resultados de las elecciones primarias del pasado 11 de agosto, en las que el oficialismo cosechó una severa derrota.

Esta misma encuesta  ha mostrado que la opinión de los ciudadanos sobre el vicepresidente, Amado Boudou, a cargo del Poder Ejecutivo, es muy negativa. El 64 % de los consultados dijo que está poco o nada capacitado para hacerse cargo del puesto. Según Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, la desconfianza hacia Boudou “no solo aparece en sectores de oposición al gobierno, sino también en una parte importante de los que ven bien el kirchnerismo y a la presidente. Además, una parte importante del kirchnerismo no lo quiere”.

El 27 de octubre por la noche, si las encuestas no fallan, no será Cristina Fernández la que tenga que dar la cara, será otro el que deba explicar el revés electoral. Y no será el vicepresidente Boudou, que está actuando como una mera figura decorativa, sino Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, que es quien está llevando el peso de la campaña en el distrito más importante del país. Scioli era hasta hace muy poco una figura poco y nada querida en el entorno presidencial. Pero la huida del kirchnerismo de Sergio Massa –ahora opositor, principal favorito en las encuestas y con pretensiones presidenciales-, junto con la decisión de Scioli de mantenerse en el redil, rescataron temporalmente al gobernador. Y será un perfecto chivo expiatorio si se confirman los resultados.

La campaña, entretanto, sigue con cierto tono anodino. Y no hay buenas noticias para el oficialismo. Un episodio protagonizado por el diputado Juan Cabandié puede alimentar el malestar del electorado de la capital, que casi siempre le ha dado la espalda al kirchnerismo. Cabandié, un joven de 35 años, hijo de desaparecidos y que vuelve a ser candidato, tuvo un incidente con una agente de tránsito, cuando circulaba con su vehículo sin los papeles del seguro. El incidente fue filmado y en él se ve cómo increpa a la agente, a la que llamó boluda y a la que le dice, entre otras cosas: “te quisiste hacer la guapa (valiente) y yo soy más guapo que vos, porque yo me banqué la dictadura, porque yo soy hijo de desaparecidos, porque yo estoy donde tengo que estar, bancando a los hijos de puta que quieren arruinar este país”.

En la última parte del vídeo, que está editado, se le oye decir: “pasale el dato a Martín, no para que la echen, para que le apliquen un correctivo, porque es una desubicadita”. Aunque en un primer momento se dijo que el incidente había tenido lugar en la capital, Cabandié admitió después que fue en Lomas de Zamora, en el conurbano sur bonaerense. Esto induce a pensar que el Martín al que hacía referencia el diputado podría ser Insaurralde, el principal candidato de las elecciones parlamentarias, que es el intendente (alcalde) de la localidad. Cabandié reconoció posteriormente que no le gustó lo que había dicho, “pero fue parte de una calentura”. Y aseguró que su reacción fue una respuesta a un intento de soborno por parte de los agentes.

Independientemente de los resultados de las elecciones ya se viene hablando de posibles cambios en el gabinete. Y de la orientación política de los dos próximos años, hasta las presidenciales. Tras las elecciones del 2009, también parlamentarias, en las que el gobierno sufrió también una derrota, reaccionó con medidas que le permitieron recuperar popularidad, como la Asignación Universal por Hijo, uno de los más populares programas sociales del gobierno.

Entre los cambios ministeriales se especula con un recambio en la cartera de Economía y en la llegada a la jefatura de gabinete de Sergio Uribarri, actual gobernador de la provincia de Entre Ríos, y que se perfila como el candidato presidencial que impulsaría Cristina Fernández en las elecciones de 2015.

Cristina Fernández recibe el alta médica, aunque deberá guardar estricto reposo