viernes. 29.03.2024
Amado Boudou en una imagen de archivo.

Amado Boudou es el funcionario de más alto rango del anterior gobierno argentino en entrar en prisión con una condena firme

@jgonzalezok | Son días funestos para muchos integrantes de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Al aluvión de revelaciones de los cuadernos de la corrupción, que no ha hecho más que empezar, se sumó este martes la condena a cinco años y diez meses de prisión efectiva parta el exvicepresidente y antiguo ministro de Economía, Amado Boudou.

La sentencia tiene que ver con el conocido como caso Ciccone. El tribunal que lo condenó dio por probado que Boudou había comprado, junto con su socio José María Núñez Carmona, y de forma encubierta, la imprenta Ciccone Calcográfica, la única privada capaz de imprimir papel moneda. El exvicepresidente fue encontrado culpable de los delitos de cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública. La condena incluye también una multa de 90.000 pesos y la inhabilitación perpetua para para ejercer cargos públicos.

El objetivo de comprar la empresa era conseguir contratos del Estado para la impresión de dinero y documentación oficial, como pasaportes, acciones o cheques. Para hacerse con Ciccone, Boudou y Núñez Carmona utilizaron a un testaferro, Alejandro Vandenbroele, amigo del segundo, pero que Boudou dijo en todo momento no conocer. Incluso mantuvo su posición cuando se supo que Vandenbroele vivía en un apartamento del vicepresidente, en el exclusivo barrio de Puerto Madero, y que pagaba sus cuentas.

Una esposa despechada, nuevamente, fue clave para que el caso trascendiera. Fue Laura Muñoz, la ex esposa de Vandenbroele, la que destapó los oscuros negocios que mantenían gracias a su relación con Boudou. “Vamos a poner una consultora en Puerto Madero para hacer negocios con José María (Núñez Carmona). Por ahí van a pasar las cosas en las que no puede figurar Boudou”, le confesaría a su mujer poco antes de separarse.

La condena del exvicepresidente Boudou viene acompañada del tradicional mensaje de persecución política. El condenado dijo que no le perdonan el haber propuesto la estatización de las AFJP (las Administradores de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) y añadió: “Acá veo también algo de revancha de clase, de aleccionar, de que nadie se tiene que animar a cambiar las cosas. Los políticos que deciden cambiar la realidad son perseguidos, primero desde el punto de vista mediático, luego desde el sistema de justicia”.

Amado Boudou fue el vicepresidente de Cristina Fernández en su segundo mandato. Procedente de la neoliberal UCD, enseguida empezó a tener numerosas denuncias de corrupción. Algunas de poca monta, pero que sirvieron para pintar al personaje. Recientemente se le juzgó por haber alterado los papeles de un coche para no tener que dividirlo con su exmujer en el divorcio. Pero fue absuelto porque el caso había prescripto.

Ricardo Roa, editor del diario Clarín, recordaba este martes la portada del periódico del 5 de abril del 2012, que decía textualmente: “Prueban la conexión Boudou-Vandenbroele”. Y la reacción que tuvo en ese momento, el entonces vicepresidente, afirmando que era un “brutal ataque a las instituciones que se está llevando adelante desde las mafias y sus esbirros”. La Justicia, finalmente, llegaría a la misma conclusión que la prensa de la época.

La figura de Boudou no encajó nunca del todo dentro del kirchnerismo, aunque como había sido una elección personal de “la jefa” (la ex presidente, Cristina Fernández), tuvo cierta protección del sector. Pero ahora, con la condena, fueron pocos los dirigentes de ese espacio político que salieron a respaldarlo. Solo algunos elementos marginales del kirchnerismo lo hicieron. Entre ellos, Fernando Esteche, exlíder del grupo Quebracho, y el exdirigente piquetero Luis D´Elía. La expresidente se mantuvo en silencio, al igual que hizo desde que la Justicia lo involucró en diversos actos de corrupción.

Amado Boudou es el funcionario de más alto rango del anterior gobierno argentino en entrar en prisión con una condena firme. La expresidente, Cristina Fernández, que está seriamente tocada por las revelaciones de los cuadernos de un antiguo chófer del ministerio de Planificación, tendrá que dar explicaciones al juez el próximo lunes, día 13. Pero está protegida por sus fueros. El juez ha pedido permiso al Senado para allanar tres de sus domicilios habituales y su despacho en la Cámara. Y también ha solicitado su desafuero.

Sobre el primer caso, lo más probable es que se le conceda el permiso para entrar en sus domicilios, pero no en su despacho. En cualquiera de los casos parece una medida totalmente estéril, dado el tiempo que ha transcurrido. En cuanto al desafuero, hay una especie de “doctrina” en la cámara de no concederlo, hasta que no haya una sentencia firme. Es emblemático el caso del expresidente Carlos Menem, que incluso con sentencia firme -7 años por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador- sigue ocupando su escaño en el Senado.

No sucede lo mismo en la cámara de Diputados, que hace un tiempo concedió el desafuero del exministro Julio De Vido, figura clave en todos los casos de corrupción en Argentina durante los gobiernos de los Kirchner.

Condenado por corrupción el exvicepresidente argentino, Amado Boudou