sábado. 20.04.2024
Yolanda_Díaz
Yolanda Díaz

Sí Yolanda, aún necesitamos de esta teoría política del siglo pasado, y creo que ahora más. Del leninismo como teoría y práctica sociopolítica para construir la organización en España capaz de dirigir, o contribuir a ello, el avance en estos momentos de crisis hacia profundas transformaciones sociales y políticas a partir de la experiencia de este primer gobierno progresista de coalición, el mejor gobierno posible hoy y seguramente mañana.

“Leninismo” a fin de desarrollar la concepción política para orientar e intentar gobernar el actual proceso político abierto en España. Lo denominábamos “partido”, “el partido”. Tú llámalo como te parezca, pero la función sí es importante. Y para ello Lenin, luego Gramsci, y otros, Carrillo entre ellos, nos dejaron bastantes elementos de reflexión y propuesta, también experiencias. Ahora toca aplicarlos en una realidad de tiempo, lugar y coyuntura concreta bastante distinta, pero con una referencia similar: la voluntad, y conciencia de su necesidad, de influir en la sociedad, en la acción social, y a la vez captar lo esencial de la voluntad colectiva.

Lenin_Yolanda

A ello me he referido en diversos momentos en esta última etapa. Ahora me quiero detener para aplicarlo a un tema que entiendo no secundario como parte del proyecto global de hoy, en este 2022, cuando has puesto en marcha un proceso “de escucha”. Quiero enviarte mis comentarios para ser escuchados en relación con la guerra, la OTAN,… y con el importante colectivo de nuestra ciudadanía que se define en torno al eslogan de “OTAN NO, bases fuera”.

Una gobernanza global de nuestro mundo capaz de impedir las guerras y atar las manos de los locos que pretenden desencadenarlas

Es fácil estar de acuerdo en el objetivo de un mundo sin guerras, sin bases, sin bloques militares. El problema es cómo llegar, si basta con proclamar el objetivo para que las murallas caigan. O, como creo, supone conseguir lo único que hoy puede garantizar tal objetivo: una gobernanza global de nuestro mundo capaz de impedir las guerras y atar las manos de los locos que pretenden desencadenarlas. Y ahí es donde, más allá de las buenas intenciones de las que están empedrados todos los infiernos, es imprescindible un adecuado proyecto político y su asunción por una suficiente mayoría social.

Para llegar a la necesaria gobernanza mundial sin OTAN, sin bases militares, necesitamos primero derrotar a Putin en Ucrania y evitar que enloquezca más, que intente nuevas conquistas territoriales para su “grandeza rusa”, llevándonos al borde de una guerra nuclear o precipitándonos en ella.

Y para ello estamos muy necesitados de una acertada política de defensa militar, de propuesta y práctica sobre todos los ámbitos de la política. No sólo, y no tanto, del acierto político de los gobernantes de turno, indispensable ciertamente, pero de escasa eficacia y proyección sin el suficiente soporte social, imprescindible éste para avanzar a través de las mil dificultades que encontrará día a día y que sólo serán superables con la ciudadanía implicada, venciendo la actual desconfianza en la política, el generalizado desprestigio de los gobernantes, de la “clase política” que incluye a los grupos de dirección de las instituciones políticas, administrativas y sociales.

Ahí es donde se incrusta el viejo concepto leninista de política, de organización política, de participación y complicidad ciudadana para la acción y también para la definición de objetivos lejanos y sobre todo inmediatos, la necesidad de un “partido” que se plantee algo más que una oficina de propaganda de ideas o de petición del voto.

Leninismo Siglo XXI

Necesitamos un leninismo Siglo XXI, que, considerando a Lenin como un muy buen político, sepa valorar lo que significó, aprendiendo de su rica experiencia. No sólo del Lenin que derrotó al zarismo en los “diez días que conmovieron el mundo”, también el del tren alemán (de la Alemania del Kaiser), el de la Nueva Política Económica (NEP), el que después de polemizar con Trotski por la propuesta de éste de militarizar los sindicatos, lo prefería a Stalin. Leninismo del “enemigo principal” en cada momento, del eslabón más débil, …, para construir una organización de este siglo que asuma que para la paz mundial ahora tenemos que derrotar a este Putin, un ruso antisoviético que sueña ser un nuevo zar y se parece a cada día más a Kim Jong Un, el dictadorzuelo de Corea del Norte.

Una organización que se acuerde y entienda a los herederos de Mao que buscaba la alianza con EEUU en su conflicto fronterizo con la URSS, o a los herederos de Ho Chi Min que preferían las inversiones yanquis en la bahía de Halong para reducir el riesgo hoy de una invasión china.

Y todo esto Yolanda, sólo se consigue con una organización “leninista del Siglo XXI”. No se consigue sólo sumando, sino además organizando y cohesionando sus contenidos, y para ello hay que integrar también a los que hoy gritan OTAN NO, consiguiendo que el nuevo colectivo lo entienda como “OTAN todavía”, para avanzar hacia un pronto futuro de gobernanza mundial que permita erradicar guerras y bases, OTANs y otras.

Que entienda tu posición de claro rechazo de la invasión rusa de Ucrania desde el primer momento … y que con criterios de acción política intervenga día a día, establezca respuestas a los problemas, ayude a las direcciones políticas e institucionales a establecer la respuesta adecuada en cada momento, sabiendo a la vez relacionar lo que ello supone (también gastos militares) con políticas sociales (derechos del trabajo, SMIG, ingreso vital, precio de la energía, de los transportes, …) en el marco de unos presupuestos con evidentes limitaciones objetivas más allá de los sueños subjetivos. Un ministro de UP ya se ha pronunciado en este sentido, es un buen síntoma.

Una organización política coherente, un amplio colectivo que elabore política a diario, que incida en la sociedad, que establezca una relación permanente de ésta con los núcleos de dirección política e institucional, que contribuya a la toma de decisiones y facilite su comprensión, que transmita cómo las viven los diversos colectivos de la ciudadanía. Que intervenga, que haga política.

Ingente trabajo ciertamente, pero que, siendo necesario como creo, ¡será posible! Y es un desafío inmediato, y también a medio y largo plazo.


Sumamos
Espacio de reflexión sobre el proyecto Sumar de Yolanda Díaz

 

Yolanda, necesitamos “leninismo Siglo XXI”