sábado. 27.04.2024

Como se sabe, el efecto nocebo es lo contrario al efecto placebo. Es decir, pensar ciegamente que algo es perjudicial sin serlo, de forma que termina siéndolo. Este efecto nocebo, derivado de la percepción equivocada de la realidad, surge en los grupos sociales, particularmente en los partidos políticos, por un defecto de origen, en este caso el populismo laclaudiano [1]. Defecto genético que ocasiona la enfermedad de la progeria o envejecimiento prematuro. 

Los populismos, al basarse en fronteras entre un nosotros mayoritario y un ellos muy pequeño pero poderoso, si no triunfan a corto plazo (asalto al cielo), terminan desinflándose para, en un último intento de sobrevivir, transformarse en lo que combatían: un partido del sistema, sometido a las exigencias de oligarquización, algo que solo se combate con la democracia participativa, deliberativa, y directa [2].

Esta evolución comenzó en Podemos con la degradación de los círculos, espacios ciudadanos de participación, deliberación y decisión, convertidos en un instrumento de la estructura jerárquica del partido. Un vistazo a los resultados de Podemos en solitario primero en 2015, y como UP después, muestra un declive continuado de su apoyo político: 5.189.333 votos (20,66%) en 2015; 5.049.734 (21,1%) en 2016; 3.119.364 votos (12,97%) en noviembre de 2019. Una tendencia descendiente que habría sido mayor sin la participación de IU, formación basada fundamentalmente en el PCE, con un suelo pequeño pero sólido, y que las encuestas auguran aún mayor en 2023... salvo que les salve Sumar de Yolanda Díaz antes de que Podemos lo frustre [3].

El ejemplo del efecto nocebo es la desafortunada reacción de la dirección de Podemos ante las indeseadas e inesperadas reducciones de penas al aplicar la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual

Pretender negociar una coalición con Sumar cuando haya terminado de convertirse en partido, es decir, cuando deje de ser la plataforma-movimiento de Yolanda Díaz, para asegurase así los puestos en las listas electorales, es una muestra no solo de incongruencia política que contraviene el espíritu fundacional de Podemos, sino que manda un mensaje partidista de fuerte olor a chiringuito, que siempre pasa factura a la izquierda. Andalucía fue un serio aviso. 

El ejemplo más evidente, hasta ahora, del efecto nocebo es la desafortunada reacción de la dirección de Podemos ante las indeseadas e inesperadas reducciones de penas al aplicar la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual, más conocida como ley de solo sí es sí, cuyos causantes serían los jueces machistas, los togados fascistas, los medios de comunicación, los tertulianos, comentaristas y columnistas, la progresía cómplice, los socios de coalición y la mayoría de investidura. Mucho ruido y pocos argumentos. 

La desabrida reacción de Pablo Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, y Pablo Echenique, ante la aplicación por algunos jueces del principio constitucional recogido en el Artículo 2.2 del Código Penal, que afirma: tendrán efecto retroactivo aquellas leyes penales que favorezcan al reo, aunque al entrar en vigor hubiera recaído sentencia firme y el sujeto estuviese cumpliendo condena, lo que ha supuesto reducciones de pena y, en algún caso, excarcelación, ejemplariza la peligrosa puesta en práctica de la famosa frontera laclaudianaellos y nosotros, donde ellos son todos menos los nuestros. 

La frontera es la que separa a quienes apuestan por la amplia unidad de las izquierdas y quienes se enrocan en un nefasto patriotismo de partido propio de épocas pasadas

Han convertido lo que debería ser un sosegado debate técnico-jurídico en un ruidoso problema político donde el más perjudicado será Podemos. Es lo que tiene ver enemigos por todas partes. El problema es que los nuestros se van reduciendo paulatinamente a los miembros y simpatizantes de Podemos. No sé si son conscientes del daño que hace a la izquierda en general, y al proyecto de Sumar en particular, esta manifestación del efecto nocebo. Y las oportunidades que brinda a la derecha para su ofensiva contra el gobierno del que son socios. 

En el planteamiento del suceso generado por la aplicación de la ley de solo sí es sí Podemos se enfrenta a la siguiente dicotomía: o los jueces que han rebajado las penas son prevaricadores porque la ley no lo permite (Irene Montero: el problema que tenemos es que hay jueces que están incumpliendo con la ley) [4], en cuyo caso hay que actuar judicialmente contra ellos; o la ley posibilita una interpretación favorable a ciertos condenados que reduce sus penas, en cuyo caso hay que esperar a la unificación de doctrina del Tribunal Supremo y la Fiscalía para hacer las correcciones pertinentes, si fuera necesario. Negarse a contemplar esta posibilidad, que aceptan hasta los partidos de la mayoría de investidura, es una peligrosa muestra de infantilismo político y de rabieta emocional. ¿Tendrían que sentirse atacados por jueces machistas también los socios de gobierno y los partidos que aprobaron la ley en el Congreso por la reducciones de penas? ¿Se han puesto todos de perfil mostrando una gran desvergüenza, cobardía y estupidez, como clama con santa indignación Pablo Iglesias? [5] ¿O solo lo hace Yolanda Diaz que, por cierto, cada vez muestra un mejor perfil?

Lo ocurrido debería servir de aviso a navegantes (populistas laclaudianos): hoy la frontera es la que separa, y desgraciadamente puede terminar enfrentando, a quienes apuestan por la amplia unidad de las izquierdas y quienes se enrocan en un nefasto patriotismo de partido propio de épocas pasadas. El deseo (y necesidad) de convertir la ley de solo si es si en la ley de Irene Montero ha concentrado todas las críticas y efectos negativos en ella, cuando es de todo el gobierno, y la responsabilidad colectiva. Mal negocio querer patrimonializar la actividad gubernamental, como si cada ministerio fuera un minigobierno, alimentado los ataques de la derecha. 

Resumiendo, el error de la dirección de Podemos, supongo que por falta de serena reflexión, es que transforma el carácter técnico del problema en un inoportuno problema político, agudizando las contradicciones internas en el bloque de izquierdas. Lo peor es que llueve sobre mojado, y que cuando la borrasca de la ley trans no se ha despejado, se acercan otros frentes tormentosos como la ley de trata. El riesgo es que en la singladura final el gobierno de coalición navegue con rumbo de colisión.

El debate no debería ser sobre la rebajas de penas (…) sino sobre si con la nueva ley las mujeres están más y mejor protegidas de las agresiones sexuales

La sobreactuación de la dirección de Podemos ha conseguido que se perciba la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual como defectuosa cuando se trata de un ley muy positiva, que supone un gran avance en la defensa de la mujer frente a todas las agresiones machistas. En todo caso se la puede criticar por incurrir en la tendencia autoritaria del incremento constante en la duración de las penas como principal recurso ante los delitos [6]. La realidad es que la ley de solo sí es sí buscaba impedir la laxitud de las penas para algunos delitos sexuales, ejemplarizados en la sentencia de la manada, unificándolos todos bajo el concepto de agresión sexual, lo que obligaba a contemplar una nueva horquilla de penas, con reducción en algunos casos para los delitos menos graves; e incrementarlos en otras conductas (por ejemplo, cuando no se puede dar el consentimiento por estar bajo los efectos de alguna sustancia o de drogas que anulan la voluntad de la víctima). 

Es decir, el debate no debería ser sobre la rebajas de penas como consecuencia de la unificación de delitos, algo esperable, sino sobre si con la nueva ley las mujeres están más y mejor protegidas de las agresiones sexuales, pese a que en algunos casos puedan beneficiarse de una rebaja algunos agresores ya condenados. Un enfoque así habría desarmado la ofensiva de la derecha contra Podemos y el gobierno de coalición, e impedido la gratuita e inoportuna alarma social generada. Inconscientes, por cierto, de que con ello se refuerza la filosofía punitiva propia de la derecha, y la excusa para las proclamas xenófobas de la ultraderecha, porque satisface las pulsiones vengativas, solo comprensible en la víctimas, pero inaceptable como método de protección social. 

En su día, Jueces y Juezas para la Democracia criticaron lo que consideraban un endurecimiento de un marco penal ya muy severo [7]. Podemos debería haber incidido pedagógicamente en que los casos que se rebajan las penas no la convierten en una mala la ley, ni implica que proteja menos a las mujeres. Muy nerviosos deben estar en la dirección de Podemos como para reaccionar airadamente a la decisión de unos jueces (conservadores y progresistas, que de todo hay) interpretando la rebaja de penas como un ataque a sus dirigentes. 

Habría sido un milagro que todos hubieran resuelto la petición de rebaja con una rotunda desestimación, dada la variedad de condenas y sus fundamentos jurídicos. En todo caso, aunque puede ser que algunos jueces (con el visto bueno de la fiscalía, por cierto), no hayan interpretado correctamente la nueva ley a la hora de aplicar una bajada de la condena qué pena, en un Estado de Derecho las sentencias se recurren, no se descalifica a los jueces por su supuesto machismo o filofascismo... o, desde las diferentes versiones de derecha, por ser de izquierdas y filocomunistas.

Esperemos que el sistema inmunológico elimine el efecto nocebo, y se incorporen sin más dilación al proyecto de Sumar, hoy por hoy la única respuesta sensata y eficaz

Es indiscutible que desde su nacimiento Podemos ha sufrido un acoso, en muchos casos bordeando lo delictivo, por parte de las fuerzas de derechas, y que algunos representantes del centro izquierda no han visto con buenos ojos su participación en el gobierno, pero eso debería darse por descontado. Y, en todo caso, obliga a desarrollar una estrategia defensiva inteligente que huya de la confrontación, la descalificación y el insulto, a fin de no hacerle el juego a los fabricantes de crispación, encantados con el debate soez y faltón. Y, sobre todo, no dar miedo a los nuestros, como acertadamente señaló en su día Iñigo Errejón. 

Tengo la impresión de que la dirección de Podemos (y no solo) ignoran el país en el que viven, y las poderosas fuerzas(económicas, políticas, sociales y culturales) a las que nos debemos enfrentar en el largo y gradual proceso de transformación del sistema socioeconómico capitalista. De ahí que no sean conscientes del riesgo que asumen con la sobreactuación. Porque el problema no es que Podemos continue su viaje a la irrelevancia, como parece, sino que puede torpedear las posibilidades electorales de la izquierda transformadora, dividiendo el voto y propiciando el desentendimiento de la ciudadanía progresista. 

Y con ello poner en grave riesgo la continuidad del gobierno de coalición. Porque la crispación generada por la reacción desmesurada de la dirección de Podemos ante la evidencia de ciertas vías de escape en ley de solo sí es sí no es un hecho coyuntural, que pueda terminar en anecdótico con el paso del tiempo. En mi opinión responde a una concepción de la política anclada en el pasado. Y de ser así, es bastante probable que vuelvan a ocurrir episodios del efecto nocebo en el futuro, cuando previsiblemente se incrementen las lógicas y legítimas tensiones en el bloque de izquierdas al entrar en el año electoral de 2023. Cuando hay fiebre (y furia) no basta un antipirético. Esperemos que el sistema inmunológico (el análisis político basado en evidencias científicas y realidades sociológicas) elimine el efecto nocebo, y se incorporen sin más dilación al proyecto de Sumar, hoy por hoy la única respuesta sensata y eficaz contra el riesgo de dispersión y fracaso de las izquierdas alternativas y transformadoras.


[1] El tema ha sido tratado agudamente por el sociólogo y politólogo alemán Robert Michels (1876 – 1936) en: Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna (Amorrortu editores, 2017).
[2] Ver:  Carlos Tuya. La sinrazón populista. Amazon, 2017.
[3] El último CIS de Noviembre otorga a UP un 12,2% de intención. de voto (https://datos.cis.es/pdf/3384_Estimacion.pdf)
[4] Ver: www.rtve.es/play/videos/telediario-2/aplicacion-ley-del-solo-si-sienfrenta-igualdad-judicatura/6737903/.
[5] www.publico.es/politica/pablo-iglesias-llama-cobardes-quienes-ponen-perfil-machacan-irene-montero.html
[6] Ver la tribuna en El País: A propósito de la ley ‘solo sí es sí’: los árboles y el bosque (https://elpais.com/opinion/2022-11-20/a-proposito-de-la-ley-solo-si-es-si-los-arboles-y-el-bosque.html)
[7] Ver: http://www.juecesdemocracia.es/2021/02/16/comunicado-la-comision-penal-jjpd-ante-proyecto-ley-organica-garantia-integral-libertad-sexual/)

Podemos y el efecto nocebo