jueves. 18.04.2024

Muchos análisis coincidentes se están realizando sobre la moción de censura impulsada por Vox y protagonizada por Ramón Tamames. Análisis que coinciden en varias cosas:

Vox perdió toda oportunidad de presentarse como alternativa porque no hubo ningún programa ni ninguna idea encima de la mesa. Nada que aportar, nada que decir. Un respiro para los demócratas y los constitucionalistas, porque Vox no es nada más (y a veces nada menos) que la agitación y el cabreo, aunque detrás se esconde la antidemocracia y el antisistema.

El PP ha desaparecido en este debate. Feijóo fuera de escuadra para no verse envuelto en las fotos que no le gustan y en las que no sabe dónde ubicarse. Un PP debilitado y muy incómodo.

Ramón Tamames no fue a presentar una moción de censura, sino a validar su ego y a tener su minuto de gloria. Pero tampoco lo consiguió, ¿por qué? Pues porque no aportó nada, se dedicó a hacer un repaso crítico y destructivo, deslavazado y antiguo, con unos parámetros de una política realmente antigua acompañada de una economía neoliberal mucho más desfasada todavía.

En conclusión, los españoles deberíamos estar muy enfadados tanto con Vox como con Ramón Tamames por tomarnos el pelo. Una moción de censura significa claramente presentar una alternativa de gobierno, un programa alternativo, y un presidente de gobierno con sus ministros. Y no la patochada que vimos por parte de Vox y Tamames. Lo único que podíamos agradecer a Tamames fue su tono amable y elegante de la primera intervención, que luego estropeó con su soberbia infantil cuando reprochó un debate y una intervención del presidente de Gobierno excesivamente largos, cuando ya no contestó a ningún grupo parlamentario, y cuando ya no tuvo ninguna otra intervención significativa. ¿A qué ha ido este hombre? ¿A escucharse a sí mismo? Efectivamente, a su minuto de gloria que fue desastroso.

Tamames ayudó, como dijo Sánchez, a blanquear a Vox, pero mucho peor, a usurpar un instrumento importantísimo de la Democracia Española: la Moción de Censura. Un instrumento que debe presentar un gobierno y programa alternativo. ¿Se presentó Tamames como presidente? Para nada, él fue a jugar un rato al Parlamento. Y eso, señores de Vox, señor Tamames, es una tomadura de pelo.

¿Sirvió para algo? Pues sí. Pero no para lo que planteaba Vox ni para lo que quería el viejo profesor Tamames, que ha perdido ya su horizonte en la historia y que ya no sabemos qué papel más se escribirá en su alterada, cambiante y camaleónica biografía.

La moción de censura sirvió para que Sánchez y Díaz presentaran su programa de gobierno. Ellos fueron realmente los ganadores. Hay futuro: el gobierno que forman Sánchez y Díaz.

Pedro Sánchez brilló en fondo y forma. Fue una de sus mejores intervenciones. Sirvió para un repaso de acción de gobierno en momento muy duros; sirvió para contraponer los gobierno anteriores del PP con recortes y bajada de gastos sociales con lo realizado hasta ahora; sirvió para demostrar que la democracia significa dialogar y negociar; sirvió para demostrar que ha sabido ejercer con notable alto un gobierno de coalición, seguramente el más difícil y complejo de la historia de España en uno de los momentos más difíciles y complejos de la historia del siglo XXI (pandemia, guerra y consecuencias del cambio climático a cuestas).

Y surgió Yolanda, una vez más. Pero dejó claro cuál es su puesto y papel en el futuro. Es el socio preferente de Pedro Sánchez. Su nuevo proyecto significa “sumar” las voces de la izquierda que están fuera del PSOE para saber que las coaliciones funcionan, que se puede gobernar y aunar matices, discrepancias y posiciones diferencias, pero que comparten lo esencial: una visión progresista por el bien común y por el país.

Me gustó ver a Yolanda hablar del “gobierno de España”, de sentirse orgullosa de ser ministra, de sentirse orgullosa de sus compañeros de gobierno.

El presidente sabía lo que hacía situando a Yolanda en ese papel. Es un buen estratega y manda un mensaje claro: esa es la alternativa de gobierno.

Mi pregunta es, por tanto, para Podemos: ¿dónde se ubica este partido? Un partido que, hoy más que nunca, está también desubicado, con críticas desnortadas, intentando situarse fuera de todo, incluso fuera del gobierno del que participan. El papel de la ministra Belarra resulta desconcertante y, en muchas ocasiones, oportunista.

Yolanda ha encontrado el papel que, en mi opinión, buscan los votantes de izquierda fuera del PSOE. En mi opinión, creo que Yolanda tiene un amplio apoyo social; lo que dudo ahora mismo es si tiene estructura orgánica para llevar adelante su proyecto. Su problema, su piedra en el zapato, es Podemos. Y la supervivencia de este mismo partido se definirá en las siguientes elecciones.

Moción de censura ¿ Para qué?