sábado. 20.04.2024

Con este artículo solo pretendo compartir unas reflexiones acerca del doble atentado del pasado miércoles 25 de enero en Algeciras, que acabó con la vida de un sacristán y ocasionó graves lesiones a un sacerdote. No es mi intención pormenorizar sobre unos hechos que han sido ampliamente analizados por los medios sino mas bien reflexionar acerca de un comentario hecho por Alberto Núñez Feijóo a colación de este incidente que desde el primer momento fue considerado por la policía compatible con un delito de odio en su variante de fanatismo religioso yihadista y sin indicios de atentado organizado.

Es preocupante que Feijóo asumiera como propio el discurso de Vox al dar su opinión sobre el atentado de Algeciras, algo que la derecha democrática española debería interpretar como una mala noticia

Todos hemos escuchado alguna vez la expresión "dispararse un tiro un en el pie", aludiendo a aquellas personas que cometen un error tan nefasto que no solo les perjudica sino también refuerza los argumentos de su contrincante. Viene esto a colación de que después de hacerse pública la noticia del atentado de Algeciras, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en lugar de contar hasta diez y mantenerse en silencio hasta estar seguro de que no diría nada de lo que pudiera arrepentirse, hizo unas improvisadas declaraciones  mientras disfrutaba del protagonismo que le confería ser el invitado especial de un acto en el exclusivo y cosmopolita club empresarial del Círculo Ecuestre ubicado en Barcelona. 

Dijo el aspirante a presidir el Gobierno de España: 

«Hay personas que matan en nombre de un dios o en nombre de una religión. Y, sin embargo, nosotros, desde hace muchos siglos, no verá usted a un católico o a un cristiano matar en nombre de su religión o de sus creencias. Y hay otros pueblos que tienen algunos ciudadanos que sí lo hacen».

Sin ser consciente de las posibles consecuencias, Feijóo decidió dar rienda suelta a su necesidad de opinar desde su postura como católico y dejar constancia de que las personas que creen en el mismo dios que él nunca matan en nombre de su religión, sin darse cuenta de que al proferir tamaña barbaridad se disparaba un tiro al pie por no actuar con la cautela y objetividad que caracteriza a los líderes de talla.

Las críticas al mensaje de Feijóo no se hicieron esperar. Las hubo incluso procedentes de miembros relevantes de su propio partido. Es de destacar que también el presidente castellano-manchego, el socialista García-Page, tan cercano a los planteamientos de Feijóo en tantas ocasiones, consideró «desafortunadas» las palabras del líder popular. 

Fue un desatino que el jefe de la oposición, y aspirante a presidir el gobierno de España, hiciera unas declaraciones tan contundentes como inexactas al afirmar que los cristianos ya no matan a musulmanes desde hace siglos, y que son únicamente los devotos de Alá los proclives a perpetrar matanzas en nombre de su dios. 

  • ¿Qué hay entonces de las matanzas cometidas por cristianos ultraderechistas en sinagogas y mezquitas de los EEUU? 
  • ¿Qué hay del genocidio étnico que masacró a miles de musulmanes bosnios en la antigua Yugoslavia? 
  • ¿Que hay de la barbarie consumada por el terrorista Anders Breivik, un ultracatólico que había escrito previamente un manifiesto de 1.500 páginas alentando la expulsión de los musulmanes de Europa?
  • ¿Que hay del terrible, siniestro y ultracristiano Ku Klux Klan y su terrorismo blanco de extrema derecha norteamericana que propicia imponer un régimen teocrático donde no tendrían cabida otras religiones ni tampoco la raza negra?
  • ¿Qué hay de la connivencia del catolicismo con el franquismo durante lo que la Conferencia Episcopal consideró una cruzada, aludiendo al Glorioso Alzamiento Nacional, del mismo modo que otorgó a Franco el rango de Caudillo por la Gracia De Dios sin poner objeción alguna a la sanguinaria persecución del ateísmo y el protestantismo tanto durante la contienda fratricida como en la posguerra?

El desatino de Feijóo al hacer unas declaraciones que nunca debería haber hecho  hasta que alguien con más entendederas le escribiera lo que tenía que decir, añaden una nueva piedra al muro de los errores de ese político moderado y conciliador que muchos auspiciaron que iba a ser.

Es lamentable que quien aspira ocupar la Moncloa se esté instalando en un discurso ultranacionalista radical que en tantos aspectos distancia al PP del centro derecha europeo conforme se aproxima a la ultraderecha con la que tendrá que pactar para poder gobernar según predicen todas las encuestas. 

Es preocupante que Feijóo asumiera como propio el discurso de Vox al dar su opinión sobre el atentado de Algeciras, algo que la derecha democrática española debería interpretar como una mala noticia. Solo hay que girar la cabeza y mirar a Italia, Francia o Hungría para comprobar como los partidos conservadores europeos que han fraternizado con la extrema derecha han sido engullidos por ella engrosando así el populismo xenófobo. 

Por mucho que Feijóo  intente corregir lo que  dijo, resulta obvio que el affaire Algeciras le ha hecho perder puntos de credibilidad en su capacidad para manejar el timón de un país moderno y respetado por las democracias internacionales como es hoy España. Que inmenso error ha sido parcelar y enfrentar a “católicos  buenos” contra “musulmanes malos”, así como negar que también el cristianismo tiene sus propios fanáticos radicales que matan en nombre de su Dios. 

No todos los musulmanes son terroristas ni quieren invadir España como los ultraconservadores propagan. Con la misma contundencia que se combate el terrorismo yihadista, se debe hacer lo necesario para fomentar la convivencia pacífica con aquellas culturas y religiones distintas a la preponderante en nuestro país. A este respecto pongo punto y final con unas declaraciones hechas por los obispos españoles a través de César García Magán, portavoz de la Conferencia Episcopal Española al decir que «no hay que echar leña al fuego ni hacer demagogias» como consecuencia del atentado de Algeciras, un hecho que según los obispos, no debería utilizarse para «demonizar» a los colectivos que profesan la fe musulmana.

Feijóo se dispara un tiro al pie