martes. 23.04.2024
txema guijarro
Txema Guijarro, diputado de Podemos.

Instantes antes de ingresar al Pleno del Congreso de los Diputados, Txema Guijarro dialogó con Radio Argentina.

Durante la entrevista, concedida al programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española”, el Diputado en Cortes por Podemos se refirió al avance de las derechas en Europa y en el resto del mundo expresando que en España “hay un trumpismo desatado en la derecha que se manifiesta de una manera muy concreta. Nacional católica, pero ahora además xenófoba y racista”.

Economista nacido en Madrid, Txema Guijarro preside además la Comisión de Presupuestos del Congreso de España y ha sido asesor de varios gobiernos progresistas hispanoamericanos como el de Ecuador, Paraguay, El Salvador y Venezuela; asesor también del candidato de la izquierda chilena, Marco Enríquez Ominami.

Txema Guijarro participó activamente en la solicitud de asilo de Julián Assange y de Eduard Snowden. Sobre este tema y su relación con el escándalo Pegasus, también expresó su opinión.


Fue notoria tu mediación en los casos de Assange y Snowden. ¿Encuentras algún paralelismo con el escándalo Pegasus de las escuchas ilegales en España?

Txema Guijarro | La verdad es que el escándalo Pegasus ha demostrado hasta qué punto hay un absoluto descontrol en los sistemas de información en los que nos manejamos y en los que se maneja el propio Gobierno. Yo creo que no solo ha puesto en una situación muy complicada a determinados ministros, sino a otros gobiernos en Europa y en el mundo. El hecho de que exista una compañía privada israelí que externaliza o asume estas comunicaciones de espionajes en temas tan sensibles para la seguridad nacional de un país, es una vergüenza; al margen de que luego esas herramientas se hayan utilizado sin ningún tipo de control judicial en muchos casos. Es sin duda un escándalo que está todavía en curso y que amenaza con desestabilizar la legislatura que está en una situación bastante delicada.

Por Estados Unidos pasa un porcentaje inmenso del tráfico mundial de Internet

Pero si me pides una comparación con el caso de Assange y de Snowden, que descubrieron el sistema de espionaje que tiene Estados Unidos, cuando me han preguntado por esto yo siempre he dicho lo mismo: lo que se ha visto ahora es un software muy ponente que manejan determinados estados y que lo que hace es no solamente violar la intimidad de las personas, sino que incluso las puede suplantar. Es la pérdida de todos los derechos de intimidad. Pero los americanos no lo hacen así. No les hace falta tener ese software. Y eso es lo que básicamente demostró Snowden y el señor Assange. Por Estados Unidos pasa un porcentaje inmenso del tráfico mundial de Internet. Eso quiere decir que ellos tienen el hardware, la máquina por la que pasa toda esa información. Y por lo tanto el sistema de espionaje que tienen es muchísimo más sofisticado. Ellos no tienen que comprar software a nadie, ellos ya tienen la “llave de todas las puertas” para ver qué hay al otro lado. Por eso yo siempre digo que las revelaciones de Snowden y de Assange son mucho más escandalosas; porque es una situación de indefensión absoluta que tiene el resto del mundo.

Por tu larga experiencia en América Latina, ¿cuáles serían las medidas de fondo a tomar por las economías de esa región para poder avanzar en una mayor equidad y en una mejor distribución de la riqueza?

T.G. | Yo creo que la medida que las élites latinoamericanas han pretendido imponer, la agenda neoliberal durante todos estos años ha consistido precisamente en el desmantelamiento del Estado, que es la herramienta definitiva para intentar luchar contra las desigualdades e inequidades que existen en Latinoamérica. Por eso yo creo que el plan reformista de muchos gobiernos progresistas en América Latina ha consistido sobre todo en eso. Los planes más exitosos han sido reforzar un Estado a base de crear un sistema fiscal potente, que sea capaz de generar un cierto estado de bienestar, más allá del estado gendarme habitual que ha existido en América Latina.

Sin ese músculo fiscal y sin esas reformas, es muy difícil enfrentar los desafíos que tiene precisamente ese estado de bienestar para garantizar equidad, que es, básicamente, garantizar la educación pública de calidad, que es el elemento igualador por excelencia. Pero también una sanidad pública que nos garantice a todos el derecho a vivir dignamente, unos servicios sociales dignos, etc. Para esto, que es lo que proporciona equidad, solo hay un oferente, que es el Estado. Por tanto la conquista y el fortalecimiento del Estado siguen siendo para mí los programas fundamentales de la izquierda en América Latina y en cualquier lugar donde se plantee un proyecto de igualdad.

Desde tu lejanía de Andalucía, desde el corazón de Podemos, ¿cuál es tu visión de lo ocurrido en las formaciones de listas para las próximas elecciones?

T.G. | El proceso que hemos vivido en Andalucía, que tendría que haber sido un proceso ilusionante y el inicio de un nuevo ciclo en donde nos pusiéramos de acuerdo para ir conformando lo que tiene que ser una nueva estructura del espacio político, etc.; pues resultó finalmente ser un espectáculo a los ojos de nuestra militancia, de nuestros votantes y de la propia sociedad española. Ha dado mucho que pensar. Y también da mucho para la autocrítica, porque tenemos que ser honestos. Yo creo que el resultado, a ojos de todo el mundo, objetivamente ha sido mediocre y eso ya va a lastrar la campaña andaluza. Estábamos llamados a ilusionarnos con ese proceso. Pero tenemos la sensación de haber salido de allí con demasiadas heridas.

Cuando hablo de autocrítica me refiero a que precisamente de lo que tenemos que ser capaces es de superar todo lo que nos ha ocurrido en Andalucía. Siempre dijimos que el proyecto de Podemos, desde el inicio, no se trata de una suma de siglas; no nos preocupemos tanto en sumar siglas sino en construir concienciación, base y organización. Y sobre ese trabajo de lo cotidiano, en la política de lo concreto, yo creo que es donde podemos y debemos ir confluyendo en esa transición en la que ahora mismo estamos. Es muy difícil explicarle a la militancia que hay que tener un proyecto cuando se ven este tipo de espectáculos. Hay que explicarles que vamos a hablar de España y de los problemas que tienen los españoles y las españolas; y dejar de hablar de nuestro ombligo.

En España hay un sector ultra que desafía abiertamente los principios democráticos

Estamos viviendo un momento político muy complicado, con un gobierno progresista que está poniendo en marcha desde hace años una serie de reformas. Es verdad que algunas son exasperantemente lentas y es a veces es frustrante tener que negociar con un socio mayoritario dentro del gobierno, que no quiere llegar tan lejos como pretendemos nosotros, pero es verdad que ahora mismo el clima político en España es complicado, después de una pandemia que todavía no termina, una guerra que acaba de comenzar en Europa y una cierta sensación de incertidumbre que los estudios sociológicos nos están diciendo que está provocando un giro a la derecha; lo cual es absolutamente preocupante, dada la conformación actual del cuadro derecho en España, donde claramente hay un sector ultra que desafía abiertamente los principios democráticos. Y esto es altamente preocupante, con lo cual yo quiero insistir en la necesidad de alertar por el fascismo y la necesidad de movilizarnos contra una derecha desatada que está dispuesta a cualquier cosa con tal de tomar el poder y acabar con los derechos que hemos logrado en los últimos años. Quieren volver a los privilegios en España. Y como sabemos también en gran parte del mundo.

Hay un trumpismo desatado en esa derecha que se manifiesta en España de una manera muy concreta… nacional católica, pero ahora además xenófoba y racista. Creo que a todas las gentes de bien de todo el mundo hay que llamarlas a que se movilicen contra el fascismo, porque la política siempre es un trabajo complicado, pero siempre nos lo planteamos como un reto de futuro, de avance, de desafíos que vamos conquistando; pero también a veces hay que planear la posibilidad de rodilla en tierra y no dar ni un paso atrás, porque lo que pretende esta gente es retrotraernos al medioevo. Y esto es algo que la gente con conciencia política y social no nos podemos permitir.    

¿Cuál es la situación actual del proyecto de ley sobre la derogación del llamado voto rogado?

T.G. | Después de una batalla larguísima de cuatro años de tira y afloje para tratar de hacer entender a los grandes partidos la necesidad de derogar ese voto rogado, pues hemos logrado avanzar de una forma muy concreta en los últimos meses, y particularmente en las últimas semanas. El problema de fondo siempre fue que a la ley orgánica de régimen electoral general el PSOE no quería tocarla sin una mayoría cualificada de la cámara de tres quintos. Es decir, para hablar en plata, contar con el Partido Popular. El PP sí había dado declaraciones de que quería derogar el voto. Pero luego, sabiéndose imprescindible la reforma, ha utilizado todo este tiempo de palanca para paralizarla y de alguna forma retrasar todo los que se tendría que haber realizado hace ya mucho tiempo.

El caso es que después de muchos tiras y aflojas, el pasado febrero logramos al fin, después de que ya el año pasado nos pusiéramos de acuerdo el PSOE, el Ministerio de Exteriores y nosotros, sobre un régimen general para derogar el voto; nos sentamos con el PP para hacerles entrar en razón y que vieran el plan que teníamos, que era algo razonable, y que se sumaran, que plantearan qué demandas tenían, pero que trataran de sumarse a ese consenso general.

El éxito más importante es que el voto en el exterior valga y que no tengas la sospecha que eso acaba en la basura, que era lo que antes ocurría

Y ese proceso de negociación, de febrero a abril, ha culminado con una serie de transaccionales donde, después de una batalla tan larga, podemos darnos por satisfechos de una forma notable. Yo diría que de un cero al diez yo pondría un 8. Porque finalmente sí que hemos logrado derogar el voto. Creo que además en la nueva legislación se explicitan herramientas electrónicas y su uso y manejo que van a facilitar el voto. Y de alguna forma con esto actualizamos y mejoramos lo que teníamos antes.

Y luego finalmente lo más importante: Yo creo que hemos hecho un encaje de bolillos muy fino para encajar las fechas de las distintas fases de tal modo que una inmensa mayoría de las sacas que llegan a España de las juntas electorales se contabilicen; porque sabes que el problema que teníamos antes, de que rogaran el voto, era que había un número superior, muchas veces al 60 por ciento que directamente no se contabilizaba porque llegaban tarde a los conteos. Con estas fórmulas que hemos negociado, esto se va a revertir; y para mi éste es el éxito más importante, que el voto en el exterior valga y que no tengas la sospecha que eso acaba en la basura, que era lo que antes ocurría.

¿Entonces podría decirse que la ley ya está por salir?

T.G. | La semana pasada la Comisión Constitucional aprobó ya el informe para elevar al pleno, con lo cual el pleno de la segunda semana de junio será el que lo apruebe. Es decir que se enviará al Senado. Si el Senado introduce alguna enmienda, que espero que no, tendría que volver al Congreso en dos meses. Pero si efectivamente no se introducen esas enmiendas, iría directamente al BOE y tendríamos ya la reforma operativa.

“La derecha pretende retrotraernos al medievo”