sábado. 20.04.2024
Miguel Gila
Miguel Gila

La evidencia es que sólo se producirá la renovación del CGPJ si PP-VOX sacan mayoría que les permita gobernar. Renovar para peor. Pa’ la saca. En otro caso, amigos… es muy posible que estén en el cargo más que Franco. Y ahí estoy pillado, porque he prometido ante el Cristo de Medinaceli hacer, de rodillas y vestido de nazareno, el Camino de Santiago australiano, a cambio de que el PP no vuelva a gobernar.

Entre tanto me permito sugerir una pequeña lista de inventivas para renovar el CGPJ (de más a menos ilegal):

1ª El veneno. Método clásico en nuestro país, y otros muchos, de hacer desaparecer los problemas y con ellos a quienes los causan. O al revés. Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, por ejemplo, fue unos de los maestros en este arte. Es de uso universal. La gente se exiliaba con urgencia cuando Juan II decía “a ver si nos vemos y tomamos unas copas”.

2ª La peste bubónica. Infectar con Yersinia pestis las ratas que habitan los sótanos de Marqués de la Ensenada. Aunque el resultado no se puede garantizar visto el mayor tamaño y nocividad de las alimañas que habitan en las estancias superiores.

3ª Darles una mano. Con promesa de volver a darles la segunda.

La evidencia es que sólo se producirá la renovación del CGPJ si PP-VOX sacan mayoría que les permita gobernar

4ª La persuasión coactiva. Ya saben cortar el agua, la luz, el gas…, montarles una discoteca en el sótano, hacerles entrar por la puerta de servicio, quitarles las máquinas de café, agua, vending… En una segunda etapa, se podría considerar, incluso, ponerles una orquestilla de músicos callejeros del Este en la acera de enfrente.

5ª Contratar a desokupa.com

6ª El asedio. Método militar tradicional consistente en sitiarles y no dejarles salir ni entrar, cortar los suministros y esperar que el hambre, la sed y la enfermedad hagan su trabajo. En realidad, no sería preciso repetir Numancia. No los veo dispuestos a resistir hasta inmolarse. Bastaría con un asedio en modo menor (alterarles el apetito, que no es lo mismo que pasar hambre). Con suspender el abono de su sueldo a los “permanentes” y dejar de pagar las dietas y quitarles las importantes rebajas en la carga de trabajo a los “no permanentes”, bastaría. A lo mejor incluso con menos. Podría ser suficiente publicar lo que ganan los unos y lo que juntan los otros entre dietas y sueldo más la reducción de la carga que les correspondería.

7ª Mandar a Gila. Con el encargo de decirles “por aquí hay alguien que está prevaricando por omisión…” Podría citarles, además, la retahíla de Sentencias dictadas en aplicación de ese tipo por el Tribunal Supremo, Sala de lo Penal.

Empezarían los vocales del sector progresista, seguirían todos los jueces y acabaríamos dimitiendo todos los españoles. No es seguro que dé resultado

 8ª El desahogo. Que todo el que pase por Marqués de la Ensenada se mee en la puerta, como hacía Don Ramón María del Valle Inclán en la puerta de la Real Academia Española. No es efectivo, pero desahoga mucho y desagua bastante. A lo mejor se dan por aludidos. Muy tradicional en el Madrid del “¡agua va!”.

9ª Hablar con los jefes. Juan Carlos I, Armada y Milans del Bosch, ¡Uy, perdón! Me he confundido de golpe.

10ª Aliño y descabello. La supresión del Consejo. Es un modelo copiado de Italia donde ha fracasado con estrépito y aquí ni les cuento. Eso de un Estado dentro del Estado para y en manos de la derechona judicial, es un suicidio democrático. Las cuestiones ordinarias de la Administración de Justicia pueden ser asumidas por los propios Tribunales y las de contenido político y los nombramientos por una comisión parlamentaria o por el Congreso en Pleno, que tampoco es que estén reventados de trabajo. Muchos países funcionan con este modelo. Más que los que tienen un Consejo autónomo.

11ª Rezar y llorar. Y sobre todo, maldecir. Mucho.

12ª La dimisión. Empezarían los vocales del sector progresista, seguirían todos los jueces y acabaríamos dimitiendo todos los españoles. No es seguro que dé resultado. Pero todos los dimisionarios podríamos nacionalizarnos escandinavos y dejarles el país. A fin de cuentas, en pocos momentos ha estado en buenas manos. ¡Que se lo queden!

Doce inventivas para forzar la renovación del CGPJ