martes. 19.03.2024

Para un político profesional, alcanzar la máxima dirección del principal partido de la oposición es un éxito del que uno se puede sentir orgulloso y satisfecho. Núñez Feijóo tiene motivos para sentirse orgulloso y satisfecho por haber sido elegido para presidir su partido, pero esa satisfacción probablemente se va reduciendo cada vez más, a medida que transcurren los días, porque desde su elección no hay semana que no sufra un tropiezo serio, es decir un tropiezo de los que reducen la imagen vencedora del Presidente del Partido Popular.

Recién elegido para presidir su partido, Núñez Feijóo se debió sentir muy reconfortado al leer los sondeos que de la noche a la mañana situaban al Partido Popular con mejores expectativas que el PSOE. Pero, de la mañana a la noche, cuando empezó a actuar y a hacer declaraciones públicas, el “efecto Feijóo” se desvaneció y ya sólo los pseudo-sondeos, cuyos resultados encargan y compran los partidos y los medios de comunicación, sitúan al Partido Popular por delante del PSOE. No sería especialmente grave si la política de Núñez Feijóo se fuera valorando poco a poco por los ciudadanos, pero hasta el día de hoy no hay semana en la que el dirigente conservador no caiga en algún error o no formule alguna declaración inconveniente.

Núñez Feijóo se hizo la ilusión de que iba a ser la estrella política del Senado. Ya que no podía ser diputado, en la segunda Cámara luciría con voz y con luz propia. Exigió en tono desafiante confrontarse con el Presidente del Gobierno en el Senado (a modo de un debate sobre el estado de la Nación) y le salió el tiro de la culata, porque cuando debatió con Pedro Sánchez tuvo una intervención discreta donde además cometió varios errores de carácter económico. A partir de ahí se le quitaron las ganas de debatir con el Presidente del Gobierno y ya sólo interviene en el Senado para que la opinión pública no le olvide. Pero no hace falta ser un gran parlamentario para mantener viva la llama de la oposición. Se le presentaron otras oportunidades y las malgastó.

El líder del Partido Popular habría podido demostrar también su liderazgo, su autoridad política y su visión estratégica en otra ocasión que se le brindó, la renovación del Consejo General del Poder Judicial (en adelante CGPJ), pero, cuando estaba a punto de cerrar el acuerdo, la Presidenta de la Comunidad de Madrid y la prensa más conservadora le hicieron desistir del acuerdo. Ahí mostró que ni quiere cumplir la Constitución ni tampoco es fiable, porque está atado o subordinado a la prensa de derechas y a Díaz Ayuso. Otra ocasión perdida.

El Partido Popular lleva tanto tiempo haciendo un llamamiento a unos militantes socialistas silentes y clandestinos, que ha acabado creyéndose su propia fantasía

También habría mostrado respeto a la Constitución y al principio democrático si hubiera influido en la elección de magistrados del Tribunal Constitucional por parte del CGPJ. Pero, en lugar de actuar con lealtad constitucional, Núñez Feijóo intentó que el Gobierno no propusiera Magistrados del Tribunal Constitucional (que es una facultad que impone la Constitución) y en alianza con la derecha judicial y con el anterior Presidente del Tribunal boicoteó por todos los medios la propuesta de Magistrados por el CGPJ. Pero la derecha judicial midió mal sus fuerzas y, tras algunas operaciones poco claras, una propuesta de farol de los Vocales conservadores el CGPJ acabó proponiendo Magistrados, lo que desbloqueó unos nombramientos que tendrían que haberse producido en junio y que obstaculizó con sus amenazas el anterior Presidente del Tribunal. Ahí Núñez Feijóo salió arrastrado porque después de muchas semanas de pedir y presionar para que no se propusieran Magistrados en el CGPJ (para que el Gobierno no pudiera proponer los suyos), los Magistrados acabaron siendo nombrados. Otra derrota para el dirigente del Partido Popular.

No acabaron los enredos de Núñez Feijóo en relación al Tribunal Constitucional. Cuando vio que no podía impedir el nombramiento de Magistrados a propuesta del Gobierno ideó, junto a la derecha judicial, otra maniobra oscura e intentó dividir el voto de los Magistrados progresistas a la hora de elegir nuevo Presidente del Tribunal. Aquí no sólo fracasó, sino que el juego turbio en las votaciones por parte de los Magistrados conservadores hizo imposible el acuerdo con los progresistas y, por vez primera desde 1980, la minoría del Tribunal (esta vez conservadora) no logró que la Vicepresidencia del órgano le fuera adjudicada. Otro éxito para Núñez Feijóo.

Como la derrota final podía llegar pronto de fracaso en fracaso, Núñez Feijóo se inventó un acto que, según debía creer, le iba a dar mucho éxito. En el oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, donde se aprobó la Constitución de 1812 (motivo suficiente para no permitir su uso partidista), el Presidente del Partido Popular presentó un plan de “regeneración democrática” que compendia bien las obsesiones y las obviedades de la derecha española. No vamos a aburrir a los lectores glosándolo, pero nos detendremos en un punto, la atribución de la Alcaldía de los Ayuntamientos a la lista más votada (o quizá con más Concejales, que no está claro).

La propuesta tiene su calado y no vamos a detenernos en su contenido, sino en la reacción de algunos dirigentes del Partido Popular, es decir, el partido de Núñez Feijóo. Porque cuando se conoció la propuesta del Partido Popular la Presidenta de la Comunidad de la Madrid, Díaz Ayuso, la criticó y también lo hicieron otros dirigentes del partido. ¿Es tan escasa la comunicación del Presidente del Partido Popular con sus dirigentes territoriales que no había consultado con éstos una medida política relevante que les puede afectar? ¿Tan poco respeto tienen a Núñez Feijóo algunos políticos territoriales de su partido que no les importa salir en público para distanciarse de sus iniciativas? De modo que lo que parecía una gran idea de Núñez Feijóo sólo sirvió para mostrar la división reinante entre los dirigentes territoriales del partido. Nuevo triunfo del nuevo Presidente del partido.

Con tantos triunfos políticos en la mano, la prudencia aconsejaría a Núñez Feijóo cuidar sus comparecencias púbicas, pero quizá tenga necesidad de opinar sobre lo divino y sobre lo humano, porque si no, no se entiende que tras la muerte del sacristán de Algeciras a manos de un perturbado marroquí el Presidente del Partido Popular se lanzara a opinar sobre las diferencias entre las religiones cristina y musulmana y de cómo esta causa muertes (y la cristina no). ¿Incontinencia verbal? ¿Necesidad de competir con Vox a ver quién se apunta la declaración más extremista? Como dijo el editorial de El País, la frase improvisada de Núñez Feijóo contiene lagunas de conocimiento histórico y un sustrato argumental peligroso (“Algeciras”, El País, 29 de enero de 2023). Un gesto simpático del Presidente del Partido Popular.

Esta larga teoría de errores de Núñez Feijóo explica que algunos dirigentes de su partido empiecen a pensar que quizá no fue buena la elección del sustituto de Casado. Se está produciendo un fenómeno muy llamativo que está pasando desapercibido y es que los grandes diarios de la derecha empiezan a publicar columnas y artículos que critican sin paliativos a Núñez Feijóo. Por ejemplo, la columna “La que se nos viene encima” de José F. Peláez que apareció en ABC el 21 de enero pasado. O el artículo “Extraña vocación de ‘fiera’ amable”, de Antonio Lucas en El Mundo del 29 de enero. Parecería que en la prensa de derechas Núñez Feijóo ya no es la figura a cuidar y que el descontento hacia su política empieza a calar.

Con estos antecedentes, una persona más prudente hubiera meditado mucho cómo volver a salir a la opinión pública, pero quizá Núñez Feijóo no sea prudente. Porque cuando aún no se habían olvidado las críticas internas contra la propuesta de elección de los alcaldes el líder del Partido Popular abrió un nuevo frente proponiendo a Pedro Sánchez firmar un acuerdo para que tras las próximas elecciones legislativas gobierne el partido más votado.

Dentro de la poca precisión del lenguaje de Núñez Feijóo la propuesta parece referirse a que gobierne el partido que más escaños tenga en el Congreso, aunque no tenga la mayoría suficiente. La iniciativa de un Feijóo que sigue sin querer renovar el CGPJ no es fiable aunque fuera correcta. Tampoco es fiable, porque no la ha propuesto cada vez que el PSOE ha sido el partido con más escaños en unas elecciones, como ocurrió en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León en las elecciones autonómicas de 2019. Pero, más allá de estas consideraciones que hacen difícil que se pueda pactar con un partido poco fiable, lo que sorprende de la propuesta de Núñez Feijóo es su frivolidad.

El tema de la gobernabilidad del Estado y de las dificultades que, en determinadas condiciones, pueden surgir al aplicar el artículo 99 de la Constitución es una cuestión muy seria que tanto en Temas para el debate como en este digital hemos tratado con alguna frecuencia. Requiere, por de pronto, una reforma constitucional que no sólo garantice la elección de un candidato, sino que éste disponga de instrumentos de gobernabilidad que, sin embargo, no quiebren el principio parlamentario.

Por eso es bueno que se debata y se avancen propuestas técnico-jurídicas solventes. Por eso, es un gesto ligero y frívolo de Núñez Feijóo limitarse a proponer que gobierne el partido que más escaños obtenga porque el Gobierno de este partido estará, con el ordenamiento actual, atado por un Congreso hostil que, además, en cualquier momento podría presentar una moción de censura. Sería un Gobierno paralizado, sin otro instrumento que la potestad reglamentaria, que difícilmente podría aprobar Leyes o conseguir la convalidación de Decretos-Leyes. Así no se deben formular propuestas que carecen de viabilidad. Si Núñez Feijóo desea reformar la Constitución, que proponga un plan completo de revisión para que los restantes partidos y la opinión pública lo puedan debatir.

Esta última ocurrencia del Presidente del Partido Popular podría parecer una simple frivolidad de un político que todavía no se ha hecho con las claves de la política del Estado, pero un artículo de Lucía Méndez en El Mundo del 29 de enero pasado (“Coalición vs gobierno en solitario”) quizá nos ayude a entender que la propuesta de Núñez Feijóo no es la simple frivolidad de un político que todavía no ha dejado de ser un gobernante provinciano. Es algo peor. Es el delirio de un político que sueña despierto. La periodista de El Mundo, bien relacionada con el Partido Popular, acaba su artículo con estas palabras:

“El líder popular no disimula que, en efecto, la única opción que contempla es un Gobierno en solitario, por lo que seguirá insistiendo en pedir al PSOE un compromiso para que gobierne el partido más votado. Y cree que lo puede lograr si se produce un cambio en el liderazgo socialista después de las próximas elecciones generales” (la negrita es nuestra).

Es decir, que si el artículo de Lucía Méndez refleja el pensamiento de Núñez Feijóo, éste ha escrito el siguiente guion:

En las próximas elecciones el Partido Popular será el partido que tendrá más escaños en el Congreso de los Diputados.

Ese resultado provocará un cambio en la dirección del PSOE.

La nueva dirección del PSOE se prestará a dejar gobernar al Partido Popular sin tener en cuenta las diversas combinaciones que permitiría la composición del Congreso (Podemos, nacionalistas, otras izquierdas, etc.).

¿Nos recuerda esta fantasía de Núñez Feijóo, a lo que ocurrió en octubre de 2016, cuando Pedro Sánchez fue descabalgado de la Secretaría General, hechos narrados recientemente por José Félix Tezanos en Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa (Ed. Catarata, Madrid, 2022)?

El Partido Popular lleva tanto tiempo haciendo un llamamiento a unos militantes socialistas silentes y clandestinos, que ha acabado creyéndose su propia fantasía. Por eso, si Núñez Feijóo piensa como nos cuenta Lucía Méndez, no es que es un frívolo. Es que delira y tiene una visión falsa y fantástica de la realidad política española. El cuento de la lechera en tiempos de la PAC.

El cuento de la lechera de Nuñez Feijóo