viernes. 29.03.2024
PP

Tenían el relato preparado desde el primer día de legislatura.

La economía se derrumbará. El paro se multiplicará. El precio de gas hará pasar frío a los españoles. La inflación traerá hambre y privaciones. España se romperá por el Ebro y el Bidasoa.

Europa y el mundo nos aislarán. La democracia tornará en dictadura bolivariana. No saldrá ni una ley del Parlamento más fraccionado de la historia. Y la coalición frankenstein saltará en mil pedazos.

Solo que ha ocurrido todo lo contrario.

La economía creció en 2021 y 2022 al 5,5%, y este año seguirá creciendo por encima de las economías europeas más sólidas. El paro está en mínimos y la contratación indefinida en máximos. Pagamos la energía más barata y disfrutamos la inflación más contenida de Europa.

Cataluña y Euskadi viven la etapa de mejor convivencia en décadas y el independentismo retrocede a ojos vista. ERC y Bildu han pasado del desafío al Estado a negociar enmiendas a los presupuestos generales. El Presidente español marca el rumbo en la política europea.

El parlamento más fraccionado aprueba más de 200 leyes, algunas con amplias mayorías, como las referidas a la educación, a las pensiones, al cambio climático, a la reforma laboral, a la eutanasia… Y la coalición se mantiene firme, con una mala salud de hierro, como tantas otras en Europa.

Pero, ajenos a la realidad, los trompeteros del apocalipsis no dejan de tocar su partitura. Empeñados en el metaverso de la España anegada de odios, siempre al borde del precipicio. Una España en la que solo creen ya ellos y sus voceros. Cada días más vociferantes y cada día más solos.

Y es que la derecha española jamás buscó ganar unas elecciones mediante propuestas propias, sino a través de la desestabilización de los gobiernos progresistas. Nunca pretenden ganar por sí mismos, sino hacer que los otros pierdan, por las buenas o las menos buenas. No se trata de conquistar el poder, sino de hacer caer al que lo ejerce, para heredarlo.

El país tiene que ir mal, para que a ellos les vaya bien. Por eso procuran sembrar la desconfianza y la desesperanza. Aquí y en Europa. Por eso van a Bruselas a hablar mal de nuestra economía y de nuestras pensiones. Por eso recorren aquí territorios y tertulias sembrando mentiras e inquietud.

Por eso su ambición se convierte en traición.

En la España y en la Europa del siglo XXI no se ganan gobiernos cabalgando a lomos del apocalipsis, sino procurando soluciones, confianza y esperanza.

Cada vez menos les entienden en Europa.

Y cada vez menos les votarán en España.

Y el apocalipsis era mentira