domingo. 28.04.2024
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De nada han servido las “exigencias” de los sindicatos profesionales, las protestas verbales y escritas pidiendo equipos completos para las urgencias extrahospitalarias urbanas (SUAPs), de nada la manifestación multitudinaria del 13 de noviembre, la voz alta y clara de las asociaciones de vecinos de los barrios y pueblos de Madrid, de nada apelar al sentido común ni a la cordura, de nada los acuerdos para desconvocar la huelga de esas urgencias extrahospitalarias.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid con su presidenta a la cabeza, su consejero de Sanidad, su viceconsejero de Asistencia Sanitaria, su gerente de Atención Primaria, los responsables de la humanización de la Asistencia, etc. Todos ellos, uno tras otro, han defendido, y al final impuesto, los Centros de Atención Continuada 24 horas, sólo con profesionales de enfermería y celadores, sin tener en cuenta que lo que la población exige, quiere y necesita, son urgencias extrahospitalarias de proximidad a pleno funcionamiento, con médicos, enfermeros y celadores correctamente dotados y dimensionados en sus plantillas, para garantizar una atención sanitaria pública, universal y de calidad en igualdad de condiciones para toda la población, sin distinción de clases, capacidad económica ni ubicación.

La excusa, repetida hasta la saciedad en los medios de comunicación por estos personajes políticos, es la falta de médicos, el objetivo real, convertir esos dispositivos (29 en estos momentos) en sucedáneos de lo que existía antes de la pandemia, y extender la video consulta como medio de ahorrar en contratos dignos para que se queden los médicos que se nos van cada año.

Nunca, repito, nunca, dos enfermeras sustituyen a un médico y su función diagnóstica, para la que se les entrena durante 10 años, por más que los enfermeros traten de hacerlo lo mejor posible, se acojan a protocolos desarrollados por gente no acostumbrada al trabajo a pie de paciente y por más que se diga que son consensuados con los profesionales, que sepamos no han contado con ninguno de los que trabajan en este ámbito de la urgencia extrahospitalaria.

La enfermería tiene altísimas capacidades que deberán ser desarrolladas y puestas en valor, por supuesto, pero no está entrenada para hacer diagnósticos diferenciales finos y, mucho menos, para asumir los riesgos de posibles errores y retrasos diagnósticos que repercutirán en la salud de los pacientes cuyas patologías excedan de sus competencias. No son 'minimédicos', ni pretenden serlo, aunque por desgracia, como en todas las profesiones, siempre hay “iluminados” con demasiada prepotencia, inexperiencia y autoconfianza en sus capacidades, dispuestos a ser “colaboradores necesarios” con esta caricatura de servicios de urgencias extrahospitalarias.

Si se necesitan centros de cuidados de continuidad enfermera, sólo tienen sentido cuando no están disponibles las enfermeras de sus centros de salud, los fines de semana y festivos en horario diurno de 08:00 a 22:00 horas, y eso, formaría parte de un servicio diferente al que estamos hablando, pero ¿de noche?, ¿para que se abren?, para engañar a la población haciéndole creer que tienen algo que no tienen, para tratar de cambiar un modelo que funcionaba, a pesar de la falta crónica de recursos de todo tipo, antes de la pandemia gracias a la entrega, profesionalidad y compromiso de unos profesionales SUAP maltratados desde marzo de 2020 con traslados forzosos de forma aleatoria a diestro y siniestro por la comunidad de Madrid para usarlos a conveniencia de sus superiores, encantados al parecer de deshacerse de unos servicios que no consideraban propios, ni útiles, por lo que se ve ahora que se trata de volver a la “normalidad” previa a esa fecha maldita.

¿Van los pacientes a saber discernir que es lo que pueden y no pueden atender esos centros de enfermería? El volumen de traumatismos leves de extremidades, orzuelos, herpes, heridas no complicadas, infecciones de orina, cuerpos extraños en los ojos, candidiasis vaginales, hemorragias nasales, cuerpos extraños en la nariz, o el oído, estreñimientos, quemaduras, uñas encarnadas ¿Justifica tener 29 centros abiertos todas las noches del año?, ¿dónde están los datos numéricos que lo justificarían en ese caso? Todos esos motivos supuestamente leves (a veces como la experiencia nos ha demostrado ampliamente son sólo la punta del iceberg de patologías más graves que no podrán atender) como se hartan de decir, serían demorables al día siguiente, si no les costase 15 días de media a los pacientes conseguir una cita con su centro de salud.

Así que, en lugar de dotar a esos centros de salud de profesionales y recursos suficientes para garantizar una atención de calidad con una demora mínima, se inventan esta nueva “solución”. ¿De verdad alguien con dos dedos de frente cree que esta es la forma de arreglar los problemas de la sanidad pública? Porque yo no, ni mis compañeros enfermeros y médicos de urgencias y primaria con los que comparto mi trabajo a diario, vamos, ni mi madre de 81 años que no entiende ni papa de salud, pero sí mucho de sentido común.

Siguen en sus trece, abren esos 29 centros de enfermería 24 horas 'sí o sí', 'no es negociable', 'es un cambio de modelo' dicen. ¿Pero qué modelo? Nadie lo sabe, nadie sabe en qué sustentan esta tropelía (no lo enseñan, ni lo explican, ni lo justifican), pero eso sí, se llevan de forma forzosa a muchísimos enfermeros de urgencias extrahospitalarias con plazas en propiedad ganadas por oposición. A todas luces algo ilegal para cualquiera que se lo cuentes; tras desmantelar los dispositivos que funcionaban, para cubrir el expediente electoral y salvar sus muebles estos meses que quedan hasta las próximas elecciones a la Comunidad de Madrid. O lo que es peor, con la subterránea intención de demostrar por la vía de las estadísticas (con las que no cuentan) que no sirven para mucho y acabarlos cerrando definitivamente, como pretendieron este verano, motivo por el que comenzaron a extenderse las protestas de los ciudadanos que les obligaron a desistir de su idea de abrir sólo 10 SUAPs con médico (los que ahora abren con equipo completo) y 7 más sólo con enfermería.

¿Ha cambiado algo en estos meses?, me temo que no, sólo los intereses de unos políticos cortoplacistas, y las aviesas intenciones de un consejero de Hacienda empecinado en seguir adelante con su modelo privatizador que ya fue tumbado hace 10 años tras muchas mareas blancas, en los Juzgados, lo que le obligó en ese momento a dimitir de su cargo de consejero de Sanidad y emigrar a Guatemala en busca de pastos mas verdes para sus ideas fallidas en Madrid.

Bueno, suyo (el modelo) y de quienes nos gobiernan con la bandera de la colaboración público-privada, que no es otra cosa que dar el dinero público a empresas privadas, tras construirles multitud de hospitales vacíos sin dotación de recursos humanos ni materiales y dárselos para gestionar, sin cargo alguno durante 30 años, para que estos consigan sus beneficios, a costa de explotar a sus profesionales, que caen en sus redes movidos unos por ambición y otros por imperiosa necesidad, para que cobrando sueldos irrisorios, las pólizas a los “clientes” inicialmente sean muy baratas y atraer gran cantidad de clientela a sus arcas, para luego subir el precio de unas pólizas que nunca cubren las grandes cirugías, las enfermedades crónicas, las prótesis, las válvulas cardiacas, los largos ingresos , etc., y devolver a clientes ya no rentables (ancianos, crónicos, patologías graves, cirugías mayores, etc.) a una sanidad pública esquilmada, reducida a su mínima expresión y agotada, o arruinar a las familias que precisarán pedir créditos o desprenderse de sus casas para poder pagarse los tratamientos que necesiten (modelo norteamericano que todos conocemos a dónde lleva: a una sanidad pública de beneficencia para los más desfavorecidos y una sanidad privada elitista, para todo aquel que pueda o quiera pagarla). El mismo modelo que aplica a otros servicios públicos: como la educación y el taxi, como ejemplos de lo que digo.

Lo dicho, esto es un paso más (no el primero) hacia la dirección equivocada, es decir hacia atrás, en contra del sentido común y la opinión de todos: pacientes, profesionales y sindicatos, a estas alturas de la película, absolutamente “capados” para negociar nada, contra el empecinamiento de los gestores autonómicos. Sólo queda una solución: seguir luchando en forma de manifestaciones multitudinarias como la organizada el 13 de noviembre por las asociaciones de vecinos de los barrios y pueblos de Madrid (que comienzan a proliferar en otros barrios y pueblos donde no se habían organizado) y en forma de huelga de toda la sanidad pública y todos los estamentos unidos, ruido mediático, pedir la ayuda de personajes públicos relevantes, jueces y otros partidos políticos hasta que retiren ese modelo de nuevo como en 2012. No olvidemos que si la población alza su voz como una sola, 'sí se puede'.

Quiera la razón que no estemos llegando demasiado tarde.

María Isabel de Barrio Tejada, médico SAR (le pese a quien le pese) de las Urgencias Extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid.

Un paso más en la dirección equivocada