domingo. 28.04.2024

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Construido a partir de 1551 por orden de don Pedro Martínez de Luna, primer conde de Morata y Virrey de Aragón y su construcción duró hasta el año 1554. El edificio fue diseñado por el arquitecto conocido como Martín de Tudela, o Martín de Gaztelu, que comenzó la construcción con ayuda de los canteros Juan de Albístur y Juan de Amezqueta.

Este palacio es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Se le conoce con el nombre popular de “La Audiencia del Coso”. Es conocido como el palacio de los gigantes con garrote al hombro.

Destaca por su particular interés la portada con dos grandes figuras conocidas como los Gigantes de la Audiencia, identificados como Hércules y Teseo. Se trata de una representación del poderío del propietario del palacio que a mediados del siglo XVI era el poderoso Virrey de Aragón.

Este personaje poseía un enorme solar en este punto de la ciudad, prácticamente en los límites de la vieja Cesaraugusta romana que llegaba hasta estas alturas del Coso. Zaragoza en el siglo XVI era una de las urbes más dinámicas y ricas de España, e incluso de Europa.

Se le conoce con el nombre popular de “La Audiencia del Coso”. Es conocido como el palacio de los gigantes con garrote al hombro​

El tres de junio del año 1931 fue declarado Monumento Nacional. Se adaptó para convertirlo en sede de la audiencia territorial en el año 1952 siendo el Ministerio de Justicia el actual propietario.

El palacio fue levantado sobre un terreno ocupado por seis solares, que equivalían en extensión a un compás entero de la antigua muralla romana de Zaragoza. Fue considerado como uno de los mayores hitos arquitectónicos del momento en la ciudad. En su construcción intervinieron numerosos arquitectos, maestros de obras y artistas canteros.

El palacio representa los modelos arquitectónicos más novedosos del momento. Se levanta con planta rectangular con tres pisos cuya distribución interior se articula en torno a un gran patio al cual se accede desde el zaguán que se comunica con la calle.

La casa tienes unas características especiales por su monumentalidad y guarda relación con la destacada posición del propietario. Como estamos viendo, la fachada exterior tiene proporciones monumentales, siendo flanqueada por torres que distinguían y separaban la vivienda del virrey del resto de las edificaciones.

Las piedras del zócalo provienen de la muralla romana existente en la ciudad y de hecho, algunas de las grandes piedras en el zócalo y la base del Palacio de la Audiencia pudieron aprovecharse de las antiguas murallas que había cerca y que por entonces se estaban derribando para favorecer el crecimiento de la ciudad.

Este palacio sigue las pautas de la austeridad. El color solo lo pone la clásica cerámica aragonesa de cartabón verde y blanco. Es una obra que debía seguir los cánones del elegante arte renacentista que por entonces triunfaba.

A destacar la portada, un arco de medio punto flanqueada por estatuas de gigantes representando a Hércules a la derecha y Gerión a la izquierda, aunque otras fuentes identifican esta segunda figura con Teseo. Dos seres míticos de fuerza y valor indiscutible. Estas dos estatuas gigantes fueron talladas por Guillaume Brimbez en el año 1552.

La portada del palacio es de proporciones monumentales y fue ideada por Guillaume de Brimbez. Se articula con un arco de medio punto que se apea sobre pilastras sencillas y está flanqueado por dos gigantes esculpidos y colocados sobre elevados pedestales.

Sobre los gigantes hay dos capiteles que soportan el entablamento de características muy sobrias y su máximo atractivo es en la disposición del friso corrido que está decorado en relieve. Toda esta composición está terminada por un pequeño frontón triangular. La portada es la representación plástica del poder político, social y cultural.

La estructura presenta interesantes elementos extraídos del Libro IV de Sebastiano Serlio, publicado en Venecia (1537) y traducido al castellano en 1552.

El friso corrido representa un triunfo del emperador César, de Andrea Mantegna, que pintó en diez lienzos para el Palacio Ducal de Mantua, en Italia, unos cuadros que se convirtieron en referente de los gobernantes del siglo XVI, que deseaban equipararse con personajes clásicos como César.

Circulaban estampas de estos cuadros italianos por toda Europa, y no había aristócrata que no ansiara tener algo parecido en su residencia. De manera que esas estampas pudieron inspirar al conde para incorporar semejante referencia cultural y política en su moderno palacio.

Fue esculpido a partir de unos toscos grabados venecianos de Jacobo de Estrasburgo del año 1503, mientras en el tímpano se representa a Helios, el Sol, con su corona de rayos, flanqueado por la Aurora que levanta el manto de la noche de rostro, y el Ocaso que se dispone a cubrirse con él.

Las cabezas de las enjutas son personajes de la antigüedad relacionados con la virtud y la razón. En las pilastras hay dos amorcillos que son atraídos por el vaso de la virtud, mientras que al otro lado hay dos faunos que se apartan de él.

Es el caso de las tablas de diamantes de obra rústica de los pedestales, o el de las molduras empleadas en el intradós del arco. No obstante, la portada destaca por el protagonismo otorgado a sus elementos de talla.

El palacio presenta un enorme patio central, de cuatro columnas centrales por lado y además de una en cada esquina. La parte superior, formada por una galería cerrada por columnas, presenta medallones con escudos y bustos en su parte exterior.

La fachada presenta tres pisos, el bajo realizado con sillar perfectamente escuadrado y consta de zócalo y dos pisos que presentan ventanas de tipo rectangular.

La imponente fachada principal está flanqueada por las dos torres y es de grandes dimensiones lo que obligó a meter elementos de articulación que proporcionara un ritmo adecuado y un ligero movimiento a la fachada, como los arquillos resaltados rimados de la planta noble.

Las dos plantas superiores se realizaron con ladrillo y la planta noble presenta la apertura de cinco balcones rectangulares volados, entre los que se disponen una serie de tres arcos ciegos resaltados y rimados de tres en tres.

El piso superior presenta una galería corrida de arcos de medio punto, doblados con óculos decorativos en los antepechos y las enjutas e impostas resaltadas. Este mirador está más desarrollado que los habituales al triplicar los arquillos.

Hay una seriación continuada del mirador donde la triplicación de los arquillos acentúa el juego de líneas de ladrillo y le confiere una mayor ligereza, lo mismo sucede con las aplicaciones de cerámica de los óculos superiores.

Al fondo del patio encontramos una escalera de comunicación entro los dos pisos del patio, en torno al cual se abren las estancias del palacio. A lo largo de su historia ha ido sufriendo numerosas reformas y adaptaciones a nuevos usos.

A pesar de esto se conservan tres techumbres de madera, que se sitúan al modelo renacentista de casetones combinado con formas geométricas variadas que cargan sobre frisos decorativos con motivos de su reminiscencia italiana.

En esta misma planta, podemos encontrar en la torre oriental una pequeña capilla de la vivienda que se encuentra cubierta de madrea con forma de bóveda de cañón.


BIBLIOGRAFÍA

Fatás, Guillermo. “Guía histórico-artística de Zaragoza”. 1991. Ayuntamiento. Zaragoza.
Gómez Urdánez, Carmen (1987). “Casa de Pedro Martínez de Luna, conde de Morata». Arquitectura Civil en Zaragoza en el siglo XVI”. 1987. Cuadernos histórico-artísticos. Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza.
Gómez Urdánez, Carmen (2008). “Zaragoza y los palacios del Renacimiento”. 2008. Cuadernos histórico-artísticos (100). Obra Social y Cultural de Ibercaja. Zaragoza.

El palacio de los Condes de Morata