sábado. 27.04.2024
Ione Belarra e Irene Montero
Ione Belarra e Irene Montero

Posiblemente este año 2024 se cierre el ciclo que Podemos inició en 2014 con la presentación de Pablo Iglesias a las Elecciones Europeas y en las que sorprendentemente logró de la nada 5 diputados con más de 1.250.000 votos. Aquel resultado provocó un terremoto político que propulsó la marca política de Podemos.

Pablo Iglesias y lo que fue el núcleo inicial de la formación morada capitalizó el descontento que se aglutinó en las plazas españolas durante el 15-M de 2011 frente a la crisis política y económica que cambió las perspectivas de futuro del país. Este movimiento se nutrió básicamente de una juventud de clase media frustrada ante la ruptura de lo que se habían planteado como sus expectativas de vida.

Este sentimiento de frustración en este sector de la sociedad fue recogido por una serie de profesores universitarios que fueron diseñando un planteamiento teórico de rechazo total a la situación política existente.

Este planteamiento fue hábilmente planteado especialmente por Pablo Iglesias que consiguió convertirse en tertuliano cuasi permanente de algunos programas populistas de polémica en cadenas privadas como la SEXTA o Cuatro. En la primera promovido por el periodista Antonio García Ferreras en “Al Rojo Vivo” o en la “Sexta Noche”, así como en las “Mañanas de la Cuatro” del grupo televisivo privado rival.

Pablo Iglesias y lo que fue el núcleo inicial de la formación morada capitalizó el descontento que se aglutinó en las plazas españolas durante el 15-M de 2011

No hay duda que esta utilización de los programas de debate de las cadenas privadas (actualmente demonizadas por el propio Pablo Iglesias) fue la rampa de lanzamiento popular de Pablo Iglesias y la promoción de su engranaje político. Todo ello en torno a un grupo muy cohesionado que pretendía aparecer como rupturista con toda la política existente y que cuestionaba de forma radical todo el “establishment” político y social a partir de soflamas radicales y populistas, fruto de la aplicación del pensamiento del post-marxista Laclau. 

La primera perjudicada por esta aparición fue la organización a la izquierda del PSOE realmente existente hasta el moment,o es decir Izquierda Unida, la cual en aquellos momentos, el año 2014, cuando debían celebrarse las Elecciones al Parlamento Europeo tenía unas perspectivas de alcanzar un 15% de los votos.

Las Elecciones al Parlamento Europeo, con circunscripción única, eran la palanca que precisaba la nueva formación política, cuya manifestación más popular era la cara de Pablo Iglesias, que figuró en la papeleta. El resultado para una primera contienda electoral fue, como hemos señalado al inicio del artículo, positivo para los morados. Mientras su más cercano competidor IU se tuvo que conformar con 1,5 millones de votos y 6 eurodiputados. En definitiva, Iglesias tuvo un resultado con sabor a victoria, todo lo contrario que IU que apareció como una fuerza en declive.

A partir de aquí, Iglesias y Podemos, con un leguaje radical que cuestionaba desde la Constitución hasta todos los aspectos de la práctica política, planteó de forma muy pragmática su salto a la política nacional. Así Podemos no se presentó como tal a las Elecciones Municipales de 2015. No tenía ni organización ni cuadros para afrontar una elecciones de este tipo y prefirió junto con otras fuerzas progresistas lanzar las llamadas “candidaturas del cambio” que de forma sorprendente conquistaron las alcaldía de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz, A Coruña, Santiago o Ferrol. Asimismo IU en solitario conquistó la de Zamora.

Tras estas elecciones, Iglesias y Podemos presentan como un éxito propio las candidaturas municipales y se preparan para las generales de 2015 con el objetivo de Asaltar los cielos es decir que el poder político se conseguiría con el asalto a las instituciones. Con este planteamiento radical y populista, y con un lenguaje nuevo y desacomplejado logran conseguir un resultado espectacular de 69 escaños y más de 5 millones de votos, es decir un 20,66 % del conjunto de los votos. Pese a todo, el PP consigue conformar gobierno con el apoyo del C’s y la abstención del PSOE. Abstención que comportaría la dimisión de Pedro Sánchez de la Secretaria General por su posición contraria a la misma. Y ahí inicia su carrera desde la base para conquistar el poder en un PSOE renovado.

No cabe duda que uno de los aspectos más positivos de la presencia de Podemos fue la renovación del PSOE bajo el nuevo liderazgo de Pedro Sánchez

Como consecuencia tanto de la irrupción de Podemos como la recuperación del poder en el PSOE de un Pedro Sánchez renacido en mayo del 2018, Sánchez, de acuerdo con Iglesias, presenta una moción de censura que derriba del gobierno a Mariano Rajoy. Y continúa la legislatura con un PSOE que gobierna en minoría con el apoyo de la llamada “mayoría de la moción de censura”.

No cabe duda que uno de los aspectos más positivos de la presencia de Podemos fue la renovación del PSOE bajo el nuevo liderazgo de Pedro Sánchez. A la vez, Podemos comienza a perder fuerza debido a sus rencillas internas y a su falta de propuestas políticas concretas y realizables, lo que lo debilita, mientras el PSOE se refuerza al adoptar posturas más de izquierdas.

En abril de 2019 se realizan Elecciones Generales que gana el PSOE que recupera más de 2 millones de votos y 38 diputados mientras que Podemos baja hasta 42 diputados y 14,31% de votos. Pese al resultado no se consigue conformar un nuevo gobierno y se vuelven a convocar nuevas Elecciones Generales en Noviembre del 2019. Durante esta época las divergencias entre los dirigentes de Podemos se agudizan y algunos dirigentes del núcleo inicial abandonan la organización y otros como Iñigo Errejón conforman un nuevo espacio político que pretenden más pragmático como es Mas País. En las elecciones de noviembre el PSOE obtiene unos resultados similares y Podemos baja a 35 y sus votos al 12,97%. 

Pese a ello se conforma el primer Gobierno de Coalición Progresista de la democracia donde Sánchez ocupa la Presidencia e Iglesias la Vice-Presidencia segunda. Se puede afirmar que el balance del Gobierno de coalición es sin duda positivo pese a tener que afrontar situaciones imprevistas como la pandemia del COVID. Sin embargo muchas de sus consecuciones se vieron ensombrecidas por los ruidos internos entre los socios y críticas y salidas de tono en los medios de comunicación, básicamente por parte de Podemos, que se podrían haber evitado. 

A todo ello, en marzo del 2021 ante la celebración de Elecciones en la Comunidad de Madrid de forma sorpresiva Pablo Iglesias dimite del Gobierno para reforzar a Podemos como cabeza de lista en la Comunidad. Iglesias proclama a Yolanda Díaz ministra de Trabajo y la referente más valorada como su sucesora en una actuación claramente cesarista que nadie contesta en su organización.

El resultado de Iglesias en la Comunidad es negativo, sólo consigue 10 electos frente a la mayoría del PP y los 24 de Mas Madrid. En mayo Pablo Iglesias teóricamente abandona la política y todos los cargos.

Es evidente que Podemos comienza una época de declive pronunciado, con una cada vez mayor desafección de sus inscritos y la reticencia de algunos de los dirigentes de su núcleo duro hacia la figura de Yolanda Díaz y su decisión de concretar un nuevo proyecto político Sumar que trata de evitar el naufragio total de lo que en su día fue el espacio de Unidas Podemos. La organización morada estructurada alrededor de Irene Montero e Ione Belarra aparece cada vez más debilitada, y siempre bajo la supervisión de Pablo Iglesias a través de su proyecto audiovisual Canal Red. Podemos se ve obligado a aceptar las condiciones de SUMAR para presentarse a las Elecciones Generales del 2023, lo que demuestra sus menguadas fuerzas y estructuras organizativas. 

No parece haber duda de que Podemos bajo la dirección a distancia del Dirigente “Alfa” parece aproximarse a su ocaso

SUMAR consigue en las Elecciones Generales 31 diputados (5 de ellos de Podemos). Son cuatro menos que los que consiguió Podemos en 2019. Y con un 12,31% de los votos y más de 3 millones de votantes por tanto cercano a lo conseguido en el 2019 por Podemos.

Con este resultado la dirección de Podemos decidió, sin consulta a las bases abandonar SUMAR y pasar al grupo mixto, poniendo todo su objetivo en intentar la candidatura de Irene Montero a las Elecciones al Parlamento Europeo de este año.

Todo ello sin disimular ataques permanentes a Yolanda Díaz y a Sumar, así como al PSOE. Iglesias ha fijado desde su dirección mediática su estrategia de cooperación con fuerzas nacionalistas, algunas como ERC de escaso bagaje izquierdista, todo bajo la consigna de la alianza de fuerzas plurinacionales.

No parece haber duda de que Podemos bajo la dirección a distancia del Dirigente “Alfa” parece aproximarse a su ocaso, los abandonos continuados de dirigentes estatales y autonómicos son demostrativos de un proceso de desguace.

Podemos siempre ha sido una organización política “gaseosa” con activistas pero con poca militancia estructurada. Sin debate simplemente con convocatorias de validación de la actuación de la dirigencia cuando ésta lo considera oportuno. Sin una política ni estructuras claras, con decisiones coyunturales y dándole la preeminencia a cuestiones identitarias más que a las cuestiones económico-sociales. Sus relaciones con el movimiento sindical han sido prácticamente nulas, con la excepción de la titular de Trabajo, y con los movimientos sociales las relaciones han sido ocasionales y propagandistas. 

En resumen Podemos ha tenido una concepción “adanista” de la política, para ellos nada se había hecho hasta su llegada, podríamos decir que ha sido políticamente adolescente y sin mucha capacidad de adaptación al entorno, como si fuese el entorno social el que tuviera que adaptarse a ellos. Asimismo han sido incapaces de adaptarse a los marcos institucionales.

Sin debate interno como organización, puesto que ésta no existe, al margen de las estructuras directivas, es así como han subido como la espuma y han bajado de la misma forma. La “nueva política” ha demostrado más que ser nueva ser “inmadura” incapaz de adaptarse a la realidad social. 

Es evidente que podemos criticar a los grandes partidos por ser estructuras frecuentemente inamovibles y en muchos casos burocratizadas. Pero estos partidos antiguos tienen algo que la llamada nueva política no ha tenido que es afiliados y militantes, por eso partidos como el PSOE y hasta el PP tienen tanta resiliencia y permanencia frente a las derrotas. Hasta el PCE e IU, lejos de lo que el PCE fue, tienen más fuerza militante y estructural que la que ha tenido Podemos.

Repetiremos una vez más lo que dijo Gramsci: “No hay ideas sin organización”. Y Podemos hoy ni tiene ideas ni organización y se encamina a su fin de ciclo.

Podemos, el fin de un ciclo